Uruguay

Horizontes no tan utópicos

26 junio, 2024

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Sofía Rodriguez

Horizontes no tan utópicos

Hoy estamos celebrando un triunfo de las luchas colectivas- la suspensión de firma del contrato de OSE con el Consorcio Aguas Montevideo- que me llevó a hacer un pasaje por mi memoria, conmovida y gozosa, y revivir lo que fue la lucha de autoconvocadxs en el 2023.


Fue en mayo del 2023, hace poco más de un año, que una placa en las redes sociales invitaba a una concentración autoconvocada por el agua, en el Ministerio de Salud Pública (MSP). En ese entonces, de las canillas de las casas de Montevideo y área metropolitana salía agua salada. Esa agua nos tocó la lengua y sentimos el sabor de años de saqueo de nuestros territorios. El río Santa Lucía no fue suficiente, y para abastecer de agua bebible a la población se comenzó a bombear agua de su desembocadura en el Río de la Plata. 

En esa primera concentración, el 8 de mayo en el MSP,  muches no nos conocíamos, y nos acercamos tímidamente. Otres, partícipes y testigos directos de luchas incansables por el agua, se reecontraban en las calles después de tiempo. Nos unía la rabia, la impotencia y la tristeza, pero también las ganas de querer hacer ruido, movimiento, y poner en foco la importancia del agua y la vida. 

Entre gritos y expresiones artísticas, surge una asamblea en la que se decide permanecer en la calle, por lo que se acuerda encontrarnos al otro día en otro punto de Montevideo. 

Y fue con esa dinámica que nos mantuvimos  durante casi un mes, de lunes a viernes, ocupando diferentes espacios de la ciudad, decidiendo cada punto de concentración en asambleas autoconvocadas. 

Las caras empiezan a ser familiares, las asambleas se establecen con más confianza. Empezamos a llamarnos por el nombre, a saber de la vida del otre y tener contacto más estrecho. 

Con la llegada de los primeros fríos del año y sin tanta presencia día a día en la calle, empezamos a llevar a cabo asambleas en espacios cerrados. Lxs autoconvocadxs teníamos un lugar de encuentro, comenzábamos a generar intercambios, pensarnos y profundizarnos en medio de la creación de folletos, afiches y proclamas.Ese momento de lucha empezó a vertebrar la vida de las personas que integramos las asambleas. 

Los reclamos eran varios. Extractivismo, forestación, agrotóxicos, y la lucha contra un proyecto que se acrecentaba, al que decidieron darle el nombre del dios que, en la mitología romana,  gobierna las aguas y los mares, Neptuno. 

La empresa estatal OSE se encontraba en tratativas para firmar un contrato que establecía que una empresa privada (Consorcio Aguas de Montevideo) instalaría una planta potabilizadora en Arazatí, para extraer agua del Río de la Plata y vendersela a OSE, para que ésta la haga llegar a los hogares de Montevideo y área metropolitana. 

Por lo que el proyecto implicaría privatizar el uso del agua potable, violando el artículo 47 de la Constitución, y además proveer a las personas de agua extraída del río de la plata sin garantías de salubridad y con altos niveles de salinidad. 

La lucha empezó a organizarse cada vez más. Los frentes y las estrategias eran muchos, por lo que de diferentes lugares y espacios se comenzaron a tomar iniciativas. Nos seguía conectando una misma causa, y nos seguíamos retroalimentando de esa energía para mantener los espacios. En las calles, en asambleas, campamentos, en la Universidad, en algunos sindicatos, la lucha estaba presente. 

Pasaron los meses y el agua volvió a su sabor original. En las asambleas éramos cada vez menos. Las convicciones eran las mismas, pero el cansancio y la frustración eran más. Entonces empezamos a cuidarnos entre nosotres, porque los bajones empezaron a  aparecer. Durante meses nuestras vidas fueron esas asambleas y los encuentros en la calle. Apareció el vacío, y era también parte de la lucha contenernos, hablar, escucharnos, llorar y abrazarnos. 

Hoy nos seguimos encontrando. La lucha por el agua y por la vida es todos los días. Estamos en diferentes espacios, en diferentes frentes, pero confluyendo como el agua de los ríos.

La fuerza de esos meses transmutó, y se convirtió en pujanza para seguir las militancias. 

¡Si habrá servido esa energía! Les compañeres de la Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida y la Agrupación Tucu Tucu, junto a la Clínica de Litigio Estratégico de la Facultad de Derecho (Universidad de la República) y uno de sus abogados, Juan Ceretta, eligieron usar la herramienta judicial para frenar el Proyecto Neptuno y se pusieron al hombro la tarea, y lo lograron.

El pasado 24 de junio de 2024, el juez Alejandro Recarey determinó que OSE no puede firmar el contrato con el Consorcio Aguas Montevideo, y si bien el Estado va a apelar, es un hecho histórico la suspensión. Es un triunfo y una recarga más de energía para seguir la lucha. Para recordarnos que la lucha es fértil, que salir a la calle sirve, que las luchas colectivas son el camino, porque es ahí que se construye amor y esperanza. 

Amor por la tierra y esperanza en la vida. Un amor que tenemos en las venas, estamos atravesades por siglos de memorias de resistencia en defensa de nuestros cuerpos y territorios.

Seguimos. 

Saludo a todas las personas que han sido parte de estas luchas, en otros presentes y en este. Nos abrazo y agradezco la comunión, y la vida.