Sembrar feminismos desde abajo
El colectivo Minervas presentará el jueves 28 de febrero a las 19hs en el Centro Obrero Alpargatas (Enriqueta Compte y Riqué 1275) la Escuela de Formación Feminista. En el mismo evento se presentará el libro “Momento de paro. Tiempo de rebelión. Miradas feministas para reinventar la lucha”, número inaugural de «Una editorial propia». Conversamos con Lucía Correa y Mariana García, integrantes de la Comisión de Formación del colectivo Minervas, quienes dieron detalles.
TEJIENDO SABERES
Tanto en el logo de la Escuela de Formación Feminista como en la imagen de la invitación a la presentación del próximo 28 de febrero, vemos la evocación a semillas que se siembran. ¿Qué quieren sembrar con este espacio?
La idea del logo surge de las ganas de mostrar este sentimiento de querer sembrar otras cosas. También de que es algo que parte de algún lugar -en este caso de nosotras como Minervas-, que luego llega a otros sitios y adquiere otras formas. Las cosas que queremos sembrar son las ganas de encontrarnos, de generar espacios de formación, de autoformación, espacios con otras. Y mostrar con eso algunas de las prácticas que en Minervas han funcionado mucho en relación a la formación, que no necesariamente tiene que ver con la formación entendida tradicionalmente, sino como una pluralidad de espacios. Esas son cosas que queremos que se siembren en otros lados. También con el logo quisimos mostrar eso del “desde abajo” que es algo que es intrínseco a nosotras y a Minervas, del encuentro y el compartir. Tejer desde abajo. Nos gusta la idea de vincular eso al logo: una raíz, un proceso que va creciendo y se va desparramando, germinando.
¿De dónde vienen las semillas que hoy germinan en este proyecto?
El surgimiento de esta escuela de formación tiene una historia bastante larga. Tiene que ver un poco con los orígenes de Minervas y su práctica política, la que conjuga tres momentos: las instancias de plenaria, autoconsciencia y formación. La formación fue siempre un tronco bien importante, entendida como una práctica política para hacer en conjunto. En el marco de eso, hace unos años surgió la Caravana Feminista, que fue un proyecto de encuentro con compañeras de otros departamentos, donde se salió mucho a recorrer el país, a encontrarse con otras en formato taller. Eso permitió generar un encuentro desde el compartir saberes, historias, vivencias, que fue super fértil. En el encuentro con las compañeras de Montevideo y del interior, se van tejiendo saberes y experiencias que no tienen que ver sólo con lo académico, la lectura y el formarse acerca de nuestra historia y nuestras ancestras -lo cual es muy importante -, sino también con las experiencias de cada compañera. La autoformación conlleva una horizontalidad que es fundamental en cómo nos manejamos en general. Al estar formándonos permanentemente, nos permitimos seguir generando conocimiento. Y el hacerlo entre todas tiene un tejido mucho más elaborado, que permite nutrirse de otras cosas. Entonces, es como esa mezcla entre la formación interna que tenemos, que es super potente, que nos permite circular cosas y a la vez encontrarnos mucho, y que eso sirvió también con otras compañeras para encontrarnos. El deseo es que eso mismo se pueda replicar con otras compañeras acá en Montevideo y también en el resto del país.
¿Por qué crear una escuela de formación feminista?
Los espacios que ya hemos ensayado, como por ejemplo los encuentros con las compañeras de la Red de Feminismos Populares, han sido de una potencia muy fuerte, por eso nos pareció que es importante generar espacios bastante más abiertos. La idea es dinamizar desde Minervas las actividades iniciales este primer año, pero que luego pueda adquirir un engranaje propio y puedan sumarse compañeras de distintos ámbitos: de otros colectivos militantes, de la academia, compañeras desorganizadas. Y también pensamos en diversos formatos, dispositivos que permitan con distintas herramientas ir generando espacios de encuentro y formación para pensarnos, sobre todo.
El espacio de formación es un momento en que podemos pararnos a pensar, escucharnos, leer, compartir un video, una poesía, lo que fuere. Es un momento más de reflexión. En estos tiempos de vorágine política, donde estamos bastante en la calle, tomando resoluciones, poder darnos un tiempo para reflexionar sobre nosotras mismas, sobre nuestras prácticas, nuestros encuentros, nuestras diferencias, sobre cómo tejer, y eso poder hacerlo con otras, nos parece que es super potente. Es una invitación… una invitación a crear con otras el espacio que imaginamos de esta manera pero va a depender de lo que vayamos creando con otras y de las compañeras que lo habiten.
¿Qué significa en lo político, en lo pedagógico y en lo organizativo crear y sostener una escuela feminista?
Hay una postura ético-política de la que partimos. Las experiencias de formación y de autoformación tienen como una semilla de liberación y de ensancharnos. En ese sentido, comprender que los espacios de formación nos permiten conectar con nosotras mismas y con otras, con luchas y vivencias, con el linaje de rebeldía que tuvieron mucho antes de nosotras. Y poder pensarnos en esa clave. Que además es algo bastante disruptivo, porque los espacios de formación a los que estamos habituadas -en los que la mayoría nos hemos formado- vienen con otro anclaje pedagógico y político, con otras miradas; miradas que, aunque se pretendan neutrales, son específicamente patriarcales donde lo femenino y el ser mujer se niega bastante. Bueno, ni que hablar de las teorías feministas, no son fácilmente encontrables en otros espacios.
Entonces, es una postura de decir que queremos reconocernos en estas prácticas políticas, en lo que otras ya transitaron, en todo lo que ya caminaron y a partir de eso poder ir tejiendo hilos nuevos. Y esto tiene que ver con lo que veníamos hablando de los formatos pedagógicos, tener distintos soportes. Porque no es lo mismo una compañera que trabaja diez horas, a una que trabaja ocho, o seis, en las posibilidades de autoformación. Entonces, en la medida en que lo entendemos como algo colectivo, podemos justamente generar algunas herramientas y estrategias que permitan el encuentro y la circulación de saberes que cada una de nosotras traemos. Perder la verticalidad que tiene normalmente lo académico, lo formal. Reconocer las diferencias para poder aprovecharlas y tejer desde los diferentes saberes. Porque todas participamos en diferentes ámbitos y tenemos diferentes formaciones tanto académicas como de la vida en general. Por eso, si bien al principio va a ser una dinamización por parte de Minervas, cuando vaya creciendo va a tener una vida propia que va a ir más allá del colectivo que somos nosotras ahora. Se van a ir sumando compañeras y vamos a seguir sumando aportes de ámbitos que ahora quizás ni siquiera nos estamos imaginando. Es un desafío poder generar espacios de encuentro con otras compañeras que vienen de palos diferentes, con trayectorias bien distintas.
HUELGA FEMINISTA
La inauguración es parte de las actividades de preparación de una nueva Huelga Feminista y, a su vez, el libro que presentarán recoge textos que reflexionan sobre las huelgas anteriores. ¿De qué trata el libro? ¿Qué buscan aportar el libro y la actividad para pensar esta nueva huelga?
El libro tiene dos momentos. Una primera parte, con reflexiones de varias compañeras entorno a la huelga feminista en la historia larga, en otras geografías y en otros momentos, para contar que esto es algo que existió muchas veces más allá de que no se lo nombrara o que quedara invisibilizado, y también acerca de nuestro presente. Tratamos de compartir visiones bien de acá, del Río de la Plata, y también visiones más del norte. La idea es «¿cómo se está viviendo este tiempo de revuelta y de huelga?». Porque en este tiempo poder pararnos a pensar sobre nuestras reflexiones o a leer reflexiones de otras que hicieron este ejercicio, nutre bastante la lucha para volver a pensar. En el marco de una nueva huelga nos pareció que era un buen momento para ordenar nosotras mismas qué es lo que hemos aprendido hasta ahora y de qué fuentes nos nutrimos, porque estos textos que compartimos son inspiración para nosotras. Y después el libro tiene otro momento que trata de reflexiones de prácticas políticas y de otras formas de hacer en femenino. La idea es rescatar otras formas posibles de pensarnos, de pensar y construir otros mundos.
Son textos super potentes, hermosos, que inspiran y generan algo de multiplicar. Nos pareció que este era un gran momento para decir «bueno, pensemos también en qué estamos haciendo, reflexionemos a partir de eso, creamos en nuestra propia potencia de cambiar y de seguir en esto de tejer con otras y encontrarnos”. El libro busca compartir pluralidad de miradas, desde el feminismo comunitario, el feminismo trava, el feminismo popular del Río de la Plata. Intenta mostrar que hay distintas formas que juntas y habitando esa diferencia pueden ser super potentes. Tiene que ver también con estar en la calle y de qué manera estamos allí, cómo habitamos ese espacio, cómo damos la lucha al mismo tiempo que producimos conocimiento sobre eso. Es una reflexión sobre la acción y a la vez una producción de conocimiento que tiene tremenda potencia. Las prácticas que elegimos en cuanto al deseo de seguirnos formando entre nosotras, y seguir compartiendo y tejiendo de la manera en que lo venimos haciendo y seguir reflexionando sobre eso.
UNA EDITORIAL PROPIA
¿De qué se trata el proyecto «Una editorial propia»?
Tiene mucho que ver con la escuela y el mismo espíritu. El nombre es en simpatía con el libro «Un cuarto propio» de Virginia Woolf, que reconoce todas aquellas cosas que nos han impedido históricamente a las mujeres potenciar, crear, habitar espacios de libertad con otras, cosas que ella decía hace ya casi un siglo. Nos damos cuenta que nosotras mismas precisamos generar esos espacios, porque no están dados. Son espacios con los que soñamos y con los que queremos crear de una manera distinta y reinventarlos cada vez que sea necesario. «Una editorial propia» de alguna manera busca poder darnos ese espacio y ese momento justamente en un formato editorial para decir qué textos nos están nutriendo, qué textos queremos compartir y conversar con otras. Desde textos propios -porque este libro también tiene textos de compañeras de Minervas-, y textos de otras compañeras. Y también tiene otro fin que es que, dado que en el mundo en que vivimos acceder a libros no siempre es posible, intentamos generar libros que puedan ser de acceso para un montón de compañeras, que realmente circulen. Es una apuesta por materializar en concreto en un libro la posibilidad de ir pensando otras cosas. Quitarle lo elitista al conocimiento y ver que también lo podemos producir nosotras. Que no es sólo algo lejano y utópico que producen otros y en otros lugares, sino que es algo que nosotras podemos producir y que estamos produciendo de hecho. Es esto de darnos autoridad las unas a las otras y tratar de visibilizar todo el trabajo que venimos haciendo a lo largo de la historia y de este colectivo. Hacerlo visible, darle voz y ponerle palabras, darle el valor que realmente tiene. Y poder elegir producciones que nos hagan sentido, que nos resuenen y por esto queremos compartirlas con otras para que también les haga sentido o despierten otras cosas y eso también vuelva como un modo de reflexión crítica, de crear cosas nuevas. Es una apuesta super valiosa. Y un desafío también.
SEGUIR NACIENDO
¿Qué sigue? ¿Qué actividades, cursos, espacios, brindará la escuela? ¿Con quiénes están pensando las siguientes actividades?
La escuela va a tener varios dispositivos o formatos de actuar. Pensamos para este año esta etapa inaugural, de presentar este libro y la escuela. La idea es que el libro también sea presentado en Paysandú con la compañía de Raquel Gutiérrez, para dejar de pensar sólo en Montevideo con estas cosas. Proyectamos además relanzar círculos de lectura, que el año pasado fueron una experiencia al interior de Minervas con algunas compañeras e invitadas. Aún tenemos que definir qué formas concretas le daremos a estos espacios, pero la idea es poder hacer círculos de lectura en el año. Se trataría de espacios donde colectivamente elegimos un libro, lo leemos y reflexionamos sobre él. Muchas veces termina siendo una mezcla de formación y autoconciencia, porque reflexionamos sobre lo que nos generó, qué nos moviliza para, a partir de nosotras, reflexionar. Planeamos hacer otras presentaciones de libros que nos resuenen, que nos parezca que sean potentes para compartir como ya hicimos el año pasado con algunas presentaciones. También realizar un formato de taller – seminario invitando a alguna compañera, por ejemplo en abril va a venir Verónica Gago desde Argentina, que es una de las autoras que compartimos en el libro. Esas son algunas de las grandes cosas que pensamos para el 2019, pero como este es un espacio que está en construcción y que pretende ser de construcción colectiva, seguramente algunas cosas de estas no sucedan o sucedan de otro modo y surjan otras que en este momento no estamos pudiendo pensar. Al ser una construcción colectiva también es una construcción permanente. A medida que el colectivo va cambiando también lo va a ir haciendo la escuela, porque no es algo que se pretenda estático y definido. Va a seguir naciendo a medida que las compañeras se vayan integrando, viendo los intereses de las compañeras que se suman y de las que ya estamos. La iremos creando juntas.