Inmigración y crisis del socialismo
A la fecha dos temas preocupan a “nuestra sociedad” en materia de migración: nos vienen a sacar el trabajo y la migración contemporánea en Uruguay la trae el Frente Amplio para que los voten.
Estamos próximos al periodo electoral 2019. Esto se puede precisar por las campañas- principalmente la sucia – que está llevando a cabo la derecha apoyada por su aliado incondicional: los medios de comunicación.
En el último año ha crecido una retórica que da pie a una fuerte polémica respecto a los migrantes que llegan a nuestro país. En principio comenzó con su impacto en el mercado laboral. Con esto me refiero al viejo discurso xenófobo de “nos vienen a sacar el trabajo”. En este punto diré que la población migrante se incorpora y complementa el mercado laboral. El grueso de la población migrante se inserta en los escalafones más bajos y menos remunerados de la pirámide laboral, los trabajos que la gran mayoría no prefiere. Para hacernos una idea, basta pensar en aquello/as uruguayo/as que se tuvieron que ir durante la crisis del 2001-2002, y los relatos que llegaban de que iban hacer los trabajos que “los gringos”, como alguno/as decían, no querían. Algo similar sucede hoy con la migración que llega a Uruguay. Claro está que alguno/as, más afortunados o con más herramientas logran vencer el designo trabajo precario – migración, y se posicionan en otros lugares del campo laboral. Pero no voy a detenerme en esta oportunidad en este punto, ya que merece un análisis más detenido. En esta línea cerraré diciendo que muchos empleadores (principalmente privados) aprovechan la situación de vulnerabilidad y la especificidad que imprime la migración, donde el trabajo lo es todo, para sobre explotar al trabajador, acusar desconocimiento de las normativas laborales, incumplirlas y generar un mercado laboral informal del cual se benefician. Como si no fuera suficientemente perverso, alimentan el discurso de la competencia desleal con los nacionales, entonces escuchamos “vienen a sacarnos el trabajo porque están dispuestos a ganar menos”, “trabajan más y mejor, haciendo cosas que muchas veces no se les pide”, “son amables y educados, los uruguayos no quieren trabajar… entre los paros, los reclamos… viven faltando”. Estos comentarios son una recreación de un discurso imperante en el mercado laboral y las redes.
En segundo lugar, y quizás el más importante en términos de rédito político, el que versa sobre la supuesta estrategia del Frente Amplio de traer migrantes para que los voten. Mucho se ha cavilado sobre este tema en las últimas semanas. Este discurso, amparado en la ignorancia total y la desinformación (principal herramienta de la derecha) intenta lastimar la imagen de la fuerza política en el gobierno recurriendo a la dicotomía: nacionales (uruguay@s) vs extranjeros. El programa dedicado a la migración de FACHO y VENIA se promocionaba diciendo “¿qué hay de cierto de que el gobierno les facilita la entrada para que voten al Frente Amplio?”. Muchos políticos, principalmente de los sectores más conservadores comparten semejantes afirmaciones. De esta forma se vincula la migración al campo político con doble intencionalidad. Por un lado diseminar falsedades: basta ver las trayectorias realizadas por la migración cubana para llegar a Uruguay. Producto de la política de visas que alimentan redes complejas de trata, las demoras en la obtención de una cédula (6 meses mínimo para la primera audiencia), y otras complicaciones que ponen en relieve el poco ajuste de las políticas públicas a las normativas con enfoque de derechos humanos (Ley de Migración 18.250). No es necesario decir más, aunque podría ser dicho, para demostrar lo falso de afirmar que el gobierno facilita la llegada.
Tampoco es posible afirmar que vienen a votar al Frente Amplio, ni a ningún otro partido político. En este punto es importante saber que para sufragar se debe tener ciudadanía legal y estar inscripto en el padrón electoral. La ciudadanía legal es un procedimiento que lleva entre 3-5 años, según requisitos estipulados en la constitución. El trámite en general se puede extender por más tiempo. Afirmar que vienen a votar no es más que una falsedad fundamentada desde la ignorancia intencionada.
En esta compleja maraña de extraer réditos políticos, la población migrante queda prisionera. Ni que hablar de la poca profundidad de ese discurso, el cual no cala sobre la urgencia de trabajar sobre políticas publicas serias en articulación con la sociedad civil y los colectivos migrantes, de cara a garantizar sus derechos. Tampoco mide, o si, el impacto que ese discurso genera en la sociedad, alimentando el odio, el racismo, la xenofobia y todas las formas conexas de discriminación proyectada a la categoría migrante.
Pero, ¿Qué hay de fondo?
No solo diseminar falsedades es la conexión al mundo político. Alimentar el debate político en relación a la migración producto de la crisis del socialismo regional, también es un objetivo. A simple viste parece una compleja conexión, pero de cerca vemos que no.
En el presente contexto de campaña electoral, en posicionamientos políticos y compromisos se imprime la necesidad de prenderse a temas comprometidos. Esto remite a la vieja receta de regalar chapas y bloques, de los cuales nuestra política tiene ilustres personajes. En esta línea la importante cobertura que ha tenido la migración venezolana y, últimamente, cubana nos deja ver esta relación.
El año pasado, como asociación Idas y Vueltas fuimos invitados a participar a la Junta Departamental, al despacho de un edil del Partido de la Gente. El fin era conocer la problemática de las migraciones en Uruguay, conocer los colectivos y ver en que se podía colaborar. A pesar de que visualizábamos la estrategia política, participamos junto con representantes de la colectividad venezolana. Al llegar al despacho, en la puerta vimos un papel pegado comunicando el rechazo a la dictadura de Maduro. La charla estuvo lejos de interesarse por la migración, más bien pretendía ser un convite al colectivo venezolano para hablar con la gente de Novick sobre la siniestra situación de Venezuela. Días posteriores Verónica Alonso, del partido Nacional, viralizó un video mostrando el espíritu democrático del pueblo venezolano, migrado a Uruguay por la dictadura de Maduro, que había ido a votar en una lluviosa y fría mañana. Cuando se discute el derecho de l@s uruguay@s en el extranjero, los mismos políticos son los que se manifiestan en contra.
En este contexto la derecha de nuestro país exigía al gobierno una pronunciación respecto a la situación política en Venezuela. Al mismo tiempo la región llamaba a repudiar al gobierno de Maduro, algunos países del MERCOSUR propusieron que Venezuela debía retirarse, debido a que se trataba de un régimen dictatorial y corrupto. Hasta este entonces Cuba pasaba desapercibido, mientras sus ciudadano/as llegaban al país luego de atravesar el continente.
Actualmente vuelve al debate la migración y la política. Esta vez centrado en establecer una conexión con el fracaso del socialismo. Es decir, a través de los relatos, mostrar como en Cuba y Venezuela ha fracasado el modelo. Que mejor para esto que buscar relatos de migrantes. Es por eso que en varios artículos de prensa, programas televisivos y encuentros buscan exponer los motivos de la migración, pero sin hablar de los derechos vulnerados, dejando de lado a las personas, sus trayectorias y las diversas complejidades que atraviesan. La idea es abordar el tema para lastimar la imagen del Frente Amplio, en tanto gobierno “de izquierda”, sin importar el precio. Es así que Conrado Hughes, en el programa ”todas las voces”, de Canal 4, se apuraba a señalar que la migración de Cuba y Venezuela eran producto de una dictadura y un gobierno corrupto respectivamente, al tiempo que intentaba mostrar el mal que produce el socialismo, línea política del actual gobierno de Uruguay.
Algunas veces se ha comentado que los estudios sobre las migraciones carecen de perspectiva transnacional. Es decir estudiar la migración más allá de las fronteras del propio país que acoge migrantes. En este punto nos interesa destacar como se intenta mostrar la migración que llega a nuestro país como producto del fracaso del socialismo venezolano y cubano. Siguiendo esta línea, cada vez que se aborda el tema, se hace hincapié en la situación social, política y económica del país evocado. Antes de solicitar el testimonio a un migrante se lo introduce en el tema de la política y como ésta es la causante directa de su salida. Así en cada evento con migrantes y representantes de partidos políticos contrarios al Frente Amplio, no se escatima tiempo en hablar de la política de Venezuela y Cuba, el evento llevado adelante por el sector del partido colorado Batllismo Abierto, estuvo en esa línea. Ahora; cuando se intenta exponer las complejidades que atraviesa la migración en nuestro país, el tema se descarta o se silencia. Mucho menos cabida tiene decir que la postura de Uruguay de no aislar a Venezuela beneficia indirectamente a los venezolano/as que llegan, ya que tramitan ciudadanía MERCOSUR.
La postura del Frente Amplio, respecto a la migración actual, es meramente política, o así se han dejado entrever. Desde el oficialismo no han existido, ni existen, posicionamientos serios respecto al tema. Mucho menos cuestionamientos respecto a derechos humanos y movilidad humana. Tímidamente este último año ha entrado al espectro político la temática.
Varios de los que exponen largo y tendido sobre la antidemocracia y corrupción del socialismo, no hablan de la situación de otros países, los que no tiene gobiernos socialistas: Republica Dominicana, Haití, México, Perú, Colombia, etc. Nadie habla del terrorismo de estado, la corrupción y represión en México, lo que ha llevado a que varios de sus ciudadanos migren a nuestro país. ¿Qué pasa con República Dominica? Un país sumergido en escándalos de corrupción y pobreza (30% al 2016). No se aborda la brutal represión Orteguista en Nicaragua, o la pobreza, represión y corrupción en Guatemala, donde la defensora del liberalismo, Gloria Álvarez, cataloga de dictador a Maduro. La conexión migración-política no funciona para analizar los casos antes mencionados, a pesar del importante flujo migratorio concentrado en Centroamérica producto de la política de los países con gobiernos de neoliberales de derecha. Todas estas situaciones se callan.
Estas palabras no intentan analizar la situación de Venezuela o Cuba, más buscan poner de relieve como ciertos agentes políticos y formadores de opinión utilizan la situación migratoria de forma extractiva. Aprovecharse del dolor, la angustia y la situación de vulnerabilidad que imprime la migración para alentar un discurso político favorable a sus intereses. Esto oculta una estrategia oscura de desinformación, tendenciosa y amarillista que utiliza a una población que ahora es doblemente vulnerada, blanco de discursos xenófobos y racistas. Al mismo tiempo, mostrados como la imagen del fracaso al que nos conduce el socialismo populista, que tantas veces apoyo el Frente Amplio. La estrategia de la derecha no se esconde y siempre es la misma: falsear, mentir, desinformar y confundir para que de ese caldo se puedan beneficiar, lastimar la imagen de la izquierda conectado migración-crisis socialista para evidenciar el fracaso de un proyecto político que está en contra de sus intereses. Al mismo tiempo intenta cooptar un discurso para usarlo como eslogan que le devuelva réditos, que le permite dañar la figura de la izquierda, ya sea evidenciando la negligencia del gobierno, o mostrando al socialismo como único generador de la calamidad.
¿Y las personas migrantes? ¿su situación? ¿sus derechos? Bien, gracias por preguntar.