Nuestra madre feminista – poeta: Audre Lorde
Los padres blancos nos dijeron: “pienso, luego existo”. La madre negra que todas llevamos dentro, la poeta, nos susurra en sueños: “Siento, luego puedo ser libre” A.L.
No puedo parar de leer a Audre Lorde, y no deja de conmoverme, enseñarme y hacerme sentido cada palabra. Pero no es sólo lo que dice, es la fuerza inmensa de lo que nombra. Como si las palabras vinieran directo de sus propias entrañas y las de sus hermanas. Nos susurra en sueños su experiencia vital y nos regala su escritura como un tesoro que pasa de mano en mano, y de rebelión en rebelión. A mis manos llegó de dos maneras. Primero a través de una amiga, Victoria Furtado [ii], y su pasión por el lenguaje, una vez que nos regalo el texto de Lorde llamado “La transformación del silencio en lenguaje y acción”. Allí escribe: “Mis silencios no me habían protegido. Vuestros silencios no os protegerán. Pero con cada palabra real que he pronunciado, con cada intento realizado de decir las verdades que aún ando buscando, he entablado contactó con otras mujeres, buscan conmigo esas palabras que puedan encajar en el mundo en el que todas creemos, y gracias a ello hemos reducido nuestras diferencias”. Luego volvió a golpearme la puerta a través de Susana Draper [iii] y sus diálogos sur – norte entre feministas marxistas, poetas negras y una mezcla explosiva de todo eso. Susana me hizo ver con claridad como reaparecían estas lenguas subterráneas hoy para conectarse con nuestra necesidad de nombrar y de entender el presente.
Con Audre Lorde me paso lo que ya me había pasado antes con varias otras brujas mayores. Las luchas feministas renovadas comenzaron a evocar el pasado y en sus ecos las trajeron a mi, llegaron junto con ellas mil lenguas políticas, mil cantos poéticos, mil imágenes, que se enlazaron con los sentidos que fuimos recreando a puro ensayo y experimentación. Pero este encuentro con Lorde fue particular, fue casi un trance, un espejar intenso de nuestra experiencia política y vital durante este difícil comienzo de siglo en América Latina con la lucha feminista y anti racista de los 60’, 70’ y 80’ en el norte. Fue un latir de preocupaciones y deseos inspirados en su filosofía rebelde.
Para las que no la conocen, Audre Lorde nació en Nueva York y fue hija de inmigrantes caribeños. Creció y se educó en Harlem y en 1959 egreso de Hunter College, donde posteriormente fue profesora. En 1968 tras obtener una beca en Tougaloo College en Mississippi, comenzó a dedicarse plenamente a la docencia y a la escritura, así como a la participación política en el movimiento negro y en las luchas feministas que se desplegaban desbordadas en Estados Unidos. A su primer libro de poemas, The First Cities, le seguirían From a Land Where Other People Live (1973) y The Black Unicorn (1978), entre otros. Se define así misma como feminista negra, lesbiana, poeta y madre de una hija y un hijo; y afirma que no piensa renunciar a ninguna dimensión de su experiencia. La hermana, la extranjera como fue traducido en España Sister Outsider, a sugerencia de la historiadora feminista María Milagros Rivera, es uno de sus libros mas entrañables donde se reunen quince ensayos y conferencias dictados entre 1976 y 1984.
Entre los varios textos de La hermana, la extranjera encontramos “La poesía no es un lujo”, donde describe la poesía como iluminación, como intuiciones de ideas aun por nacer. Dice: “Sólo la poesía, desde la vanguardia de la lucha por el cambio, insinúa las posibilidades que pueden hacerse realidad. Nuestros poemas formulan las implicaciones nacidas de nuestro ser, lo que sentimos profundamente y nos atrevemos a plasmar en la realidad (al actuar en consonancia), nuestros miedos, nuestras esperanzas, nuestros más íntimos terrores”. Insiste con que los sentimientos y el erotismo son recursos que residen en todas nosotras, en un plano femenino y espiritual, dice que estos son fuente de poder, información y conocimiento sobre nuestras vidas. Afirma que la racionalidad es necesaria pero que está al servicio del sentimiento, aunque no entiende tal dicótomia sino como una elección de medios y combinaciones; “Las formas posibles de lo que nunca ha cobrado existencia sólo existen en ese lugar oculto donde guardamos los anhelos indómitos y sin nombre de algo diferente, algo que está más allá de lo que hoy se denomina posible, y hacia donde nuestro entendimiento puede ir abriendo caminos. Pero se nos ha enseñado a negar estas parcelas fértiles de nuestro ser”.
En el libro se abordan otros temas vitales presentes también en su escritura poética como la noción de opresión. Apunta primero directo al silencio de las y los oprimidos: “¿Qué palabras son ésas que todavía no poseéis? ¿Qué necesitáis decir? ¿A qué tiranías os sometéis día tras día tratando de hacerlas vuestras, hasta que por su culpa enfermáis y morís, todavía en silencio?”.
Indaga también fuertemente en la noción de diferencia, en la experiencia del racismo y en las relaciones entre mujeres . Afirma que los cuatro tipos de ceguera: racismo, sexismo, heterosexismo y homofobia, poseen una misma raíz, y esta es “la incapacidad de reconocer el concepto de diferencia en cuanto fuerza humana dinámica”. Esta levantando esta critica hacia el mundo blanco, hacia los varones negros y también hacia las mujeres que sostienen la creencia en la superioridad heterosexual sobre la experiencia lesbiana.
Convoca reiteradamente a las mujeres a reconstruir las relaciones entre ellas, dice: “Para las mujeres la necesidad y el deseo de apoyarse mutuamente no son patológicos sino redentores, y hay que partir de este conocimiento para redescubrir nuestro auténtico poder”. Pero el camino no es tolerar las diferencias sino desatar su función creativa, “aprender a hacer causa común con otras que también están fuera del sistema y, entre todas, definir y luchar por un mundo en el que todas podamos florecer. La supervivencia es aprender a asimilar nuestras diferencias y a convertirlas en potencialidades. Porque las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo”.
Su amistad y trabajo junto a Adrianne Rich nos habla de un vínculo fructífero y capaz de alojar las diferencias en su dimensión tensa y creativa. En una entrevista hecha por Rich a Lorde conversan/discuten sobre sus diferencias:
A.L.: A las mujeres Negras y blancas se les presentan en la vida alternativas distintas, nos rodean peligros latentes diferentes debido a nuestras experiencias, a nuestro color. Los problemas que afrontamos no siempre son los mismos, pero, además, algunas de las trampas y de las armas utilizadas para neutralizarnos tampoco lo son.
A.R.: Me gustaría que profundizásemos más en esto, con relación a ti y a mí, y también en general. Creo que es necesario hablar de esto, escribir sobre ello las diferentes alternativas y posibilidades de elección que se ofrecen a las mujeres negras y blancas. Se corre el peligro de verlo en términos de todo o nada. Y yo creo que el asunto es muy complejo. A las mujeres blancas se les ofrece continuamente la posibilidad de elegir o lo que parece la posibilidad de elegir. A veces es una posibilidad muy real. Y no siempre percibimos esa diferencia.
A.L.: Adrienne, en mis diarios hay muchos fragmentos de conversaciones que mantengo mentalmente contigo. Tengo una conversación contigo y la anoto en mi diario porque es como un símbolo de las conversaciones que ocurren en el espacio que hay entre la mujer Negra y la mujer blanca, es algo que trasciende a Adrienne y Audre; es casi como si representáramos dos voces distintas.
A.R.: Complejo, ¿te referís a conversaciones que tiene lugar en tu cabeza o en tu diario, o a conversaciones que tenemos en esta tierra?
A.L.: Son conversaciones que tienen lugar en mi cabeza y que anoto en mi diario. Este fragmento pertenece a una de ellas… una charla sobre los distintos peligros ocultos. Nunca he olvidado la impaciencia que había en tu voz cuando me dijiste por teléfono: “No basta con que me digas que lo intuyes”. ¿Lo recuerdas? Nunca lo olvidaré. Aunque comprendía lo que querías decir, sentí que estabas echando por tierra mi manera de hacer, mi manera de percibir y formular.
A.R.: Si, pero no trataba de echar por tierra tu manera de hacer. Porque no creo que la mía no sea intuitiva, ¿entiendes? Y una de las cruces con las que he tenido que cargar toda la vida ha sido que me tachen de racional, lógica, fría … No soy fría, ni tampoco soy racional y lógica en ese sentido. Pero es cierto que, al tratar de traducir tu experiencia a la mía, de vez en cuando necesito que me expliquen las cosas con pelos y señales. Me da miedo deslizarme hacia ese: “ah, claro, te comprendo”. Recordarás que esa conversación telefónica giró en torno al ensayo sobre feminismo y racismo que yo estaba escribiendo. Lo que pretendía decirte era: “no dejemos que esto evolucione hacia: ‘no me comprendes’, o ‘no puedo comprenderte’, o ‘sí, claro, cómo no nos vamos a comprender si nos queremos’. Todo eso son sandeces. Si te pido documentación es porque me tomo en serio esos espacios creados por la diferencia, por el racismo, que nos separan. Hay momentos en los que no puedo dar por sentado que sé lo que tú sabes, a no ser que me lo expliques.
A.L.: Es que yo tengo por costumbre considerar que si me piden documentación, es porque ponen en tela de juicio mis percepciones y están intentando devaluar lo que estoy en proceso de descubrir
Además de combatir el racismo entre las mujeres Lorde se centra largamente en las separaciones construidas entre las mujeres negras como “táctica de fomentar la hostilidad horizontal con el objeto de ocultar otros problemas más acuciantes de la opresión” y evitar la lucha vertical conjunta contra el sexismo y el racismo. Retoma la larga historia de fuerza común y de alianzas entre mujeres en la historia africana y afroamericana, desde las guerreras amazonas a los poderes de las diosas Afrekete, Yemanje, Oyo y Mawulisa. Describe el interés puesto en la segregación entre las mujeres negras, las enseñanzas premeditadas para que terminen viéndose unas a otras como sospechosas y rivales, alentando la deshumanización que implica negar el propio ser al negar a la otra.
Resuenan sus palabras en nuestros esfuerzos por retejernos entre mujeres hoy, desplazando las prácticas patriarcales y racistas para crear espacios propios de autonomía que pongan en el centro los vínculos afectivo – políticos entre nosotras. Lorde nos alerta: “Muchas veces nos limitamos a hacer propaganda de la idea del apoyo mutuo y las relaciones entre mujeres negras porque aún no hemos cruzado las barreras que hay en el camino hacia esas posibilidades, ni tampoco hemos explorado a fondo las iras y los miedos que nos impiden convertir en realidad el poder de una auténtica unión entre hermanas Negras. (…) No podemos conformarnos con relaciones fingidas o parodias de egoísmo. No podemos seguir aludiéndonos unas a otras en las relaciones profundas por temor a nuestra mutua ira, ni continuar creyendo que respetarse significa no mirar nunca directamente, ni con franqueza, a los ojos de otra mujer Negra. No era mi destino estar sola y sin ti, tú que comprendes.”
No es nuestro destino estar solas ahora que sabemos que juntas y hermanadas somos poderosas, volveremos a tejernos una y mil veces celebrando tu diferencia, tu poesía digna de rabia y tu memoria.
Referencias
[i] Mariana Menéndez vive en Montevideo, Uruguay, creció en el barrio Lezica, es feminista, docente, lectora/escribiente e integrante del Colectivo feminista Minervas.
[ii] Ahora se convirtió en su trabajo de tesis “Mujeres transformando el silencio en lenguaje y acción. Las prácticas discursivas del feminismo en el Uruguay contemporáneo”, Victoria Furtado, Maestría en Ciencias Humanas, Facultad de Humanidades.
[iii] Ver de Susana Draper: “Para imaginar revoluciones del día después: mujeres marxistas y las filosofías de transformación” y “Poéticas para una liberación feminista” de Pat Parker y Audre Lorde, en enlace
[iv] Ver : “Usos de lo erótico: lo erótico como poder” en La hermana, la extranjera.
[v] Ver: “Las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo”;»Arañando la superficie: apuntes sobre las dificultades del amor entre mujeres»; y «Edad, raza, clase y sexo: las mujeres redefinen la diferencia».