Coronavirus Uruguay

Geopolítica de la pandemia. Coronavirus en capitalismo global

30 marzo, 2020

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Iberdrola.com

Geopolítica de la pandemia. Coronavirus en capitalismo global


La trágica expansión descontrolada de la pandemia del COVID-19 (corona virus), ha sido caldo fértil para una guerra mediática, donde abundan las fake news, teorias conspirativas, mensajes de odio, xenofobia y racismo por un lado y la extrema naturalización de este proceso por otro ocultando las razones geopolíticas de este suceso, evadiendo el debate de la raíz del problema, de lo que implican las dinámicas del capitalismo como sistema-mundo y el impacto desigual de la crisis sanitaria.


Nadie se libera solo, ni nadie libera a otro, las personas se liberan en colectividad

Paulo Freire

 

La trágica expansión descontrolada de la pandemia del COVID-19 (corona virus), ha sido caldo fértil para una guerra mediática, donde abundan las fake news, teorias conspirativas, mensajes de odio, xenofobia y racismo por un lado y la extrema naturalización de este proceso por otro ocultando  las razones geopolíticas de este suceso, evadiendo el debate de la raíz del problema, de lo que implican las dinámicas del capitalismo como sistema-mundo y el impacto desigual de la crisis sanitaria para los pueblos según su posición en el reparto internacional del trabajo, y en especial para las comunidades indígenas y la clase trabajadora de los países periféricos.

La actual crisis sanitaria ha sido excusa para la propagación de otro virus que no es el COVID-19 sino las fake news y los mensajes de odio en general, estos siguen un patrón discursivo extremadamente lineal: A+B=C. Un razonamiento sencillo y ahí radica su peligro, es fácil de entender al enlazar una única causa con un único efecto, calando muy fuerte en la población y propagándose de manera viral. Ejemplos de esto son los miles de videos cortos o artículos que buscan culpar a China, cuyo mensaje de fondo es una sinofobia (odio a los Chinos) que responde a los intereses mediáticos de EEUU que lleva una guerra comercial y económica declarada con dicho país.

Las fake news (noticias falsas)
 

Esta guerra económica y comercial no está exenta de una batalla mediática y propagandística. En 1896 Ratzel1 (cuyos textos sirvieron de base para el nazismo) enunciaba la necesidad de expandir la propaganda ideológica y la cultura previo a la invasión de un territorio. El poder bélico actual de las grandes potencias hace que un enfrentamiento frontal entre estas sea de dimensiones y consecuencias inimaginables, por lo que aunque las guerras entre grandes potencias se dan en el plano económico no dejan de estar exentas del aparato mediático y propagandistico. Es así que en nuestro día a día vemos noticias falsas atacando a los enemigos políticos y económicos de EEUU y en un tiempo donde vivimos en una verdadera catarata de información (la cual rara vez se convierte en conocimiento), resulta cada vez más difícil para la población en general diferenciar las noticias falsas de las reales, distribuyéndose mensajes racistas, xenofóbicos, sinofóbicos y conspiranoicos en todo el globo intoxicando las mentes y evadiendo el problema real.
 

Muchas veces se usa una noticia real (o un interés real) para transmitir de colado una serie de noticias o información totalmente falsas como las recientes declaraciones en nuestro país del senador ultraderechista Guido Manini Ríos. Se trata de un video llamando a postergar el tarifazo del gobierno pero a excepción de esta expresión, el resto del video son simples y sencillas mentiras, sobre todo los ataques a los gobiernos del Frente Amplio, mensajes que en otro momento pasarían por un delirio ultraderechista al que muchísimas personas le dedicarían una contestación, pero que ante la emergencia actual nadie ha salido al cruce y de esa manera su mensaje demagógico y falás se cuela en el subconsciente de una parte de la población de la misma manera que lo hacen las fake news de las grandes potencias. Así luego se desmienta, la mentira ya fue esparcida.

El surgimiento de la pandemia

Lo primero que hay que desmentir es el dicho de que estas enfermendades solo surgen en China, ya que muchas de las más graves pandemias han surgido en otras partes del mundo. Muchas de ellas también son tipos de coronavirus como la gripe común que fue traída a nuestro continente Abya Yala (América) por los invasores europeos del S XVI causando millones de muertes (que no pudieron ser contabilizadas) o la viruela que se expandió desde Inglaterra en 1776. En 1918 la gripe española (también un corona virus) contagió aproximadamente a la mitad de la humanidad, con una mortalidad de entre el 10% y 20% de los infectados sumando un total estimado de entre 50 y 100 millones de muertes. En 2012, el MERS, otro corona virus, surgió en Arabia Saudita y se expandió hacia el continente asiático, si bien el contagio era más lento, la mortalidad era del 40%, causando 700 muertes en un año. Todo sin mencionar a la peste negra de la edad media europea. Con esto no deja de ser real que en China se han desarrollado varios corona virus en los últimos 20 años como la gripe porcina, la gripe aviar o el SARS.
 

Se suele culpar a los mercados de carne de China por el origen de la pandemia. Este tipo de mercados existen hace miles de años en todo el sudeste asiático (incluidos Japón, Corea, Vietnam, Tailandia, Filipinas e India entre otros) y también en África y gran parte de nuestra Abya Yala (América) y estos virus se han venido desarrollando en China desde los últimos 20 años, lo cual descarta a estos mercados como razón principal.
 

Lo que sucede es una multiplicidad de factores combinados: ambientales, demográficos y socioeconómicos. El factor ambiental es el clima templado de cuatro estaciones que presenta China el cual es donde generalmente proliferan los corona virus por su ciclo estacional, la propagación y supervivencia de estos es mucho más difícil en climas cálidos o tropicales como los de otros países del sur de Asia o en el continente africano. El factor demográfico hace referencia al hecho de que un quinto de la población mundial vive en China (1 de cada 5 personas), por lo que la probabilidad de que cualquier enfermedad que nos afecte surja allí es altísima. Si ampliamos el rango, en todo el sudeste asiático (desde India hasta la península de Corea) vive el 55% de la población mundial, hay más gente dentro de ese pequeño rincón del globo que fuera del mismo. El tercer factor, el socioeconómico es aún más complejo y parte del propio proceso demográfico de esa región. Varias de las ciudades más pobladas del mundo y de las llamadas “ciudades globales” (donde se toman las decisiones económicas y financieras del planeta) se encuentran allí, además de la cercanía con países que forman parque del bloque central hegemónico dominante de EEUU como son Corea y Japón. La región del sudeste asiático constituye la mayor aglomeración humana del planeta y las ciudades en general son focos de contagio de todo tipo de enfermedades por la concentración de población y la intensidad de las dinámicas económicas y sociales.

El capitalismo global como factor de de propagación de la pandemia

Ya en los 70′ el sociólogo Wallerstein trazaba las bases teóricas de lo que sería un sistema-mundo capitalista y sus consecuencias, esto parte de que los intercambios económicos globales funcionan bajo una lógica capitalista, con una división global del trabajo en un sistema económico global único. Para Taylor y Flint, el capitalismo se desarrolla en tres escalas, la primera es lo local que parte de la vida cotidiana de las personas, es el más básico abastecimiento de la población local; un segundo nivel es la escala nacional que son los Estado – Nación que generan estructuras identitarias en base a una historia o a símbolos patrios pero que en si son la unidad de acción del tercer nivel que es el capitalismo global, el cual es el real. Bajo esta lógica los Estados Nación son articuladores entre el sistema capitalista global y la realidad local posicionándose del lado de las comunidades locales o del lado del capitalismo trasnacional y sus empresas que despojan a los territorios de todas sus riquezas. El funcionamiento del capitalismo global depende de la superestructura generada por los Estados y del funcionamiento de un sistema interestatal organizado. De esta manera se conforma un mundo con tres tipos de estados: los países centrales, los periféricos y los semiperifericos. Los países centrales (cuya denominación de “centro” viene por su ubicación en una proyección cartográfica centrada en el polo norte como se muestra en el propio logo de la ONU) dominan la economía global, el capital financiero internacional, el flujo de comercio y concentran la producción agroindustrial de gran parte del globo, tienen una posición ventajosa en el comercio internacional y dentro de ellos en vez de formarse grandes imperios como en la antiguedad, se forman países hegemónicos que dominan la economía global y se mantienen en dicha posición debido a tres factores: la concentración de poderío militar; la falsa idea de sus pobladores de su bienestar personal depende del bienestar del sistema; y de la existencia de una semiperiferia (por ejemplo Brasil) que (a pesar de ser periferia) se identifique con los intereses de los países centrales y ayude a explotar y saquear eficientemente a los países periféricos. La hegemonía comienza con una gran acumulación de producción agroindustrial seguido de acaparar los flujos comerciales y finalmente acapara el capital financiero, tiene un ciclo de esplendor y entra en decadencia cuando comienza a ser sustituido por otro hegemón.Tal es el caso de las dinámicas de relaciones entre EEUU y China. EEUU es un país hegemónico en decadencia ante el gigante asiático que se ha consolidado como la principal potencia contrahegemónica global. China posee una inmensa producción agroindustrial siendo llamada “la fábrica del mundo” y ya ha superado a EEUU ampliamente en flujos comerciales y, si bien aún le falta camino para superar a todo el bloque hegemónico que EEUU lidera (EEUU, Canadá, Unión Europea, Japón, Corea y Australia), se ha posicionado como un país ineludible en la dinámica comercial global y como un inevitable próximo hegemón, siendo así un nodo de las relaciones capitalistas a nivel global.

El capitalismo para sobrevivir a nivel internacional necesita de un de esta red global y mantener esta estructura internacional y su alto nivel de intercambios y este flujo implica no solo mercaderías y capital sino también personas, lo cual hace que sea extremadamente peligroso para el mundo entero el surgimiento de un virus contagioso en un país central del sistema, por su propia dinámica de conexiones, no demoraría en contagiarse primero a otros países centrales y de ahí al mundo entero. Si a esto le sumamos que, por la dinámica del capitalismo global, cada ciudad está más conectada con otras ciudades del centro económico global (las megaciudades de la zona templada del hemisferio norte) que con sus propias localidades agrícolas, esto nos da como resultado que el capitalismo como sistema mundo (no importa que hayan países socialistas porque el intercambio económico mercantil global es 100% capitalista) es totalmente propicio para la dispersión de estas enfermedades pandémicas. Según Chomsky los gobiernos de los países centrales hace mucho saben de esto pero prepararse para dicha situación no es beneficioso para el sistema ni para las ganancias privadas, por lo cual no han hecho nada.

Sistemas de Salud

El principal aparato propagandístico de China y otros países con economías internas socialistas como Cuba es, en estos momentos, los sistemas de salud del socialismo. El mayor obstáculo al cual se han enfrentado los países capitalistas del bloque hegemónico son sus propios sistemas de salud privados, que conciben a la salud como una mercancía y no como un derecho, lo cual ante una epidemia en la que todos dependen de que nadie esparza el virus, el resultado es un fracaso inminente, que ha tenido que ser reconocido incluso por Angela Merkel. En esta área es donde se ha demostrado al superioridad para el control del tema del sistema de salud público y socialista de China y Cuba así como la concepción preventiva de la salud de los países asiáticos en general, la cual no es tan beneficiosa para la industria farmacéutica y no concibe a la salud como un bien de mercado sino como un derecho universal. Acompañado de una industria de la construcción con amplia participación del Estado como co propietario, China se lanzó a construir en tiempo récord hospitales provisorios para atender a todo el mundo a diferencia de España o Italia donde en algunas localidades están atendiendo en las calles o seleccionando de manera cruel a quien atienden y a quien no por falta de capacidad, dejando morir a mucha gente.

En esto el escenario de mayor riesgo es América Latina, donde no se cuenta con recursos para afrontar una crisis sanitaria, se indica que se debe hacer cuarentena pero la mayoría de la población no tiene la calidad de vida para poder hacerlo y los gobiernos derechistas neoliberales no tienen la voluntad de ayudar seriamente a sus pueblos y no cuentan con los recursos para tomar medidas drásticas como en los países centrales dejándose todo a un irresponsable “esperemos que no pase”.

COVID-19 un virus funcional al sistema capitalista

Ya hace más de un siglo que Marx y Engels al describir la dinámica de acumulación de los mercados enunciaban que existía la contradicción de que la reproducción ampliada no podía darse con mercados finitos, a lo que desde una perspectiva ambiental se le agrega que los bienes naturales y el mundo también son finitos. Marx y Engles decían que la solución una vez acaparados todos los mercados era la autodestrucción de las fuerzas productivas del capital mediante guerras que destruyan parte de las relaciones mercantiles y el capital acumulados para que luego del conflicto bélico pueda relanzarse la carrera por los mercados entre las potencias y el capital pueda volver a su proceso de acumulación. Esto es precisamente lo que está haciendo esta crisis sanitaria, está destruyendo gran parte del capital global de una manera más eficiente que una guerra ya que las personas en edad de trabajar casi no poseen riesgo alguno sino que los que mueren son las personas mayores de 65 años que ya están jubilados y que para el sistema capitalista, son concebidos como una carga social costosa y pesada. Además la prohibición de reunión ha hecho imposible cualquier manifestación de rechazo popular dejando a la clase trabajadora sin defensas ante una avanzada capitalista que aprovecha la situación para enviar a miles de trabajadores a seguro de paro, realizar despidos masivos, reducción de salarios, etc. Especialmente en nuestro país donde el dolar está teniendo una escalada sin precedentes constituyendo una rebaja generalizada de los salarios de toda la clase trabajadora, a la cual se le suma un tarifazo del 10% y un aumento del 2% del IVA y no se tiene la posibilidad de salir a la calle a manifestar contra las medidas del nuevo gobierno.

América Latina un escenario de riesgo

Tristemente la desigualdad global del sistema-mundo impacta también en las desigualdades locales, el costo económico de la cuarentena lo están sufriendo los campesinos y trabajadores del mundo y especialmente en América Latina por las condiciones antedichas. El riesgo de expansión del virus no es solo los contagios sino las medidas necesarias para su contención y el impacto de estas en la vida de las y los trabajadores más humildes.
Para un trabajador sumido en la economía moderna el cuyo puesto de trabajo y forma de explotación es detrás de una computadora en una oficina, el teletrabajo y los servicios de delivery le hacen la cuarentena relativamente más sencilla, al igual que a las clases altas, las cuales aunque pierdan parte de su capital, no les va a alcanzar la vida para gastarlo por completo. El problema es como sufren estas medidas los que ya estaban siendo excluidos de este sistema como los obreros al cerrar las fábricas, los campesinos y chacreros humildes al no poder vender su producción familiar, los trabajadores en negro a los que se los despide sin más, los que no tienen otra opción más que arriesgar sus vidas y seguir trabajando para llevar un mísero salario a sus hogares como el propio trabajador del delivery que lleva los pedidos a las personas de mayor poder adquisitivo.
Lo mismo pasa con los comercios, las grandes empresas y grandes superficies cuentan con capital para resistir la cuarentena, un lujo que no pueden darse la mayoría de las PYMES que estarán al borde de la quiebra si no reciben ayudas serias de los gobiernos. La romantización de la cuarentena es la invisibilización y el desprecio por la vida del pobre. Además hay que destacar que según estimaciones de la CEPAL, la crisis sanitaria en Latinoamérica causará aproximadamente 35 millones de nuevos pobres y 23 millones de personas se sumarán a las cifras de la extrema pobreza. A su vez otro problema es la invisibilización de los problemas de los pobres. Según UNICEF en el mundo mueren 8.500 menores de edad por día por desnutrición, ¿por qué no hablan de ellos las noticias? ¿por qué no nos rasgamos las ropas ante el hambre en el mundo como ante este virus? El problema es que acabar realmente con la pobreza implica acabar con la riqueza y cambiar el sistema de producción, pero incluso sin salir del sistema se podría acabar con el hambre, pero está tan normalizado e interiorizado que deja de ser noticia, además forma parte de la superestructura ideológica del sistema la idea falsa de que el reparto de la riqueza le quitaría bienestar a una parte de la población, esto se agrava debido al racismo del sistema ya que un hegemón imparte su cultura y convierte a su propia imagen en el modelo a seguir, y el modelo es el hombre blanco occidental, consumista, con adolescencia tardía. Los niños pobres, las mujeres, los pueblos originarios, los africanos y los afrodescendientes somos animalizados vistos con la misma indiferencia como veían los franceses a los cuatro Charrúas capturados en salsipuedes el 11 de Abril de 1831 y llevados a un zoológico humano en Paris, solo que en vez de barrotes las imágenes llegan a través de una pantalla (si es que llegan).

Rompiendo las cadenas

¿Que podemos hacer los trabajadores pobres del campo y la ciudad para afrontar esta situación? Somos invisibles ante los ojos de los poderosos, solo un objeto de uso y abuso como lo son los países periféricos a los ojos de los centrales, entonces podemos vislumbrar allí también la solución. A fines de los 70′ tras la muerte de Mao, China era aún un país periférico muy empobrecido, es al asumir Deng Xiaoping que comienza a proponer las negociaciones “Sur-Sur” como solución a la dependencia, o sea fortaleciendo el comercio entre naciones periféricas omitiendo a los países centrales. Transportado al ámbito nacional sería el desarrollo y profundización de los lazos y estructuras comunitarias por fuera de las centralización de las economías de plataforma y de la macroeconomía, priorizando la solidaridad de clase y los valores humanos antes que la comodidad a la cual la modernidad ha malacostumbrado a una gran parte de la población, organizar redes de consumo entre trabajadores evadiendo gran parte de las premisas impuestas por los estados neoliberales. Esta idea lejos de ser nueva fue propuesta por Raul Sendic (padre) en sus “Reflexiones sobre la política económica” en 1985 en donde para una amortiguación de la crisis y la precaria vida de la mayoría de las y los uruguayos, el Bebe Sendic proponía profundizar la economía informal, formar una economía por fuera de la hegemónica e ir ganando espacios de intercambio económico al capitalismo. En nuestro país ante la inminente profundización de un capitalismo cruel, es menester tejer estas redes comunitarias o muchas y muchos trabajadores se verán sumidos en la miseria por los efectos económicos durante y sobre todo después de la crisis sanitaria.
En este sentido es menester que toda la clase trabajadora aprenda de la experiencia de los pueblos originarios que han mantenido estructuras o vínculos comunitarios invisibilizados por el Estado. En estos tiempos que vienen, en nuestro país producto de la crisis sanitaria y la profundización de las políticas neoliberales, un amplio sector de la clase trabajadora será invisibilizado a los ojos del poder al igual que lo ha sido siempre la nación charrúa y la herencia indígena, es hora de aprender todos a ampliar y profundizar los vínculos y los valores comunitarios como respuesta. Con una lucha organizada otro mundo es posible.

Referencias

Ratzel, 1986. “Las leyes del crecimiento espacial de los Estados. Una contribución a la Geografía política científica”
Engels, Frederich (1880) Del socialismo utópico al científico. Recuperado el 30 de marzo de www. marxistas.org
Engels, Frederich y Marx, Karl (1848) Manifiesto Comunista. Recuperado el 30 de marzo de www.marxists.org

Marx, Karl (1867). El Capital. Tomo 1.  Recuperado el 30 de marzo de www.marxistas.org
Sendic, Raúl (1985) Reflexiones sobre economía política.  Montevideo: Editor Mario Zanocchi
Taylor, P y Flynt, C. (2002) Geografía política. Economía-mundo, estado nación y localidad. Madrid: Trama Edtorial
Osorio, J. (2015) “El sistema-mundo de Wallerstein y su transformación. Una lectura crítica” Argumentos.Vol.28, n.77, pp.131-154.

 

Páginas consultadas
www.cia.gub
www.wto.org
www.unicef.org
www.medlineplus.gub
www.cepal.org