No hay pan sin canto, ni canto sin pan: entrevista a Gabriela Iribarren
Gabriela es actriz, directora teatral y docente. Conocida por su actividad como militante social y política y por su actividad como fundadora y directora del Instituto de Actuación de Montevideo. A varios meses de salas de teatro cerradas, Gabriela habló con Zur sobre la situación de lxs trabajadorxs de la cultura en el marco de la pandemia y sobre las estrategias de sostenimiento de la vida que colectivamente han realizado.
Zur:¿Cuál es la situación de lxs trabajadorxs de la cultura en el marco de la pandemia?¿Qué impacto tiene? ¿Cuántas personas están afectadas directa e indirectamente?
Gabriela Iribarren: El sector cultural ha vivido un shock, y actualmente está viviendo una situación dramática, ya que hace cuatro meses está impedida la actividad, con lo cual sus trabajadoras y trabajadores tiene prohibido el trabajo desde el 13 de marzo. La cultura comprende amplias ramas, y si bien las consecuencias de la pandemia las están sufriendo todas ellas, las artes escénicas son sin duda las más afectadas. Mientras las industrias culturales son aquellas que tienen soporte, es decir el libro, el disco, los films, etc, las artes escénicas dependen del espectáculo en vivo, son artes presenciales, y todo el trabajo se mueve en torno a este evento. En ellas trabajan todas las funciones artísticas interpretativas, de dirección, técnicas, dramaturgia y coreografía, más todos los oficios conexos directamente vinculados, estamos hablando por tanto de miles de personas que trabajan en la actividad y entre todas las áreas se estiman alrededor de 6000 personas.
Zur: ¿Cómo afecta esto el sostenimiento de la vida de las personas personas que trabajan en la cultura?
Gabriela Iribarren: Dentro del medio, no todas las personas están en la misma situación, ya que conviven varias formas de producción y por tanto de trabajo. Así hay una porción de involucrades que trabajan bajo contrato y por tanto tienen derecho a la seguridad social, otres acceden a través de trabajos eventuales también a beneficios sociales, pero una gran parte del sector trabaja en forma independiente e intermitente organizades en cooperativas; así como es común que el multiempleo sea una forma habitual del trabajo, combinando funciones de espectáculos, docencia, producción y demás diversificaciones a los que les artistes estamos acostumbrades. Por tanto para muches el paro de la actividad significa ingreso cero en un marco de precariedad laboral.
Zur: ¿Qué estrategias han encontrado para paliar dichas dificultades? ¿Qué alternativas o propuestas se están impulsando para atender al impacto de esta situación?
Gabriela Iribarren: En un principio apelamos a la solidaridad organizándonos para paliar la situación proporcionando alimentos, solicitando el apoyo solidario de la población también, y tratando de cubrir con fondos solidarios todo tipo de gastos, entre ellos los vinculados a la salud y a elementos esenciales para la supervivencia. A través de la Sociedad Uruguaya de Actores, nuestro sindicato, se tomó diálogo con las autoridades tanto a nivel del gobierno nacional como departamental para solicitar apoyo, lográndose a partir de esas gestiones apoyo económico por parte de la intendencia, cubriendo a todo el sector en tres partidas de dinero, tanto a personas como a instituciones teatrales y educativas, así como también para alimentos. Del gobierno nacional se creó un fondo para la compra anticipada de entradas a espectáculos cuyo estreno estaba previsto, a un precio muy económico, y el llamado a cien docentes de cinco clases virtuales, por diez mil pesos. Pero esto solo contempló por única vez a quienes estaban en peores condiciones a través de un relevamiento de impacto. Actualmente se otorgó un subsidio de dos partidas por el mes de junio y julio de seis mil ochocientos pesos para personas con ingreso cero. De más está decir que para quienes hace cuatro meses que no trabajan y perciben ingresos, o para aquellos que los han visto sensiblemente menguados, estos apoyos han sido muy insuficientes, por lo cual estamos reclamando desde hace casi dos meses, la reactivación de la actividad. Hemos aportado protocolos para inicio de clases, que después de marchas y contramarchas comienzan el 8 de julio. Se ha presentado protocolo por parte del Teatro El Galpón, para habilitar la sala grande cuyo aforo con todas sus restricciones permiten una recaudación posible y esta se ha puesto a disposición del sector independiente, sin duda el más afectado. Hemos visto con gran desconcierto que todas las actividades están reactivadas y nuestro sector, a pesar de las urgencias y reclamos se mantiene postergado. No se nos han dado razones valederas para ello, lo cual nos exige seguir insistiendo y buscando apoyos, para que las autoridades y la opinión pública comprendan la dimensión del problema y accedan a abrir la actividad. Nos hemos sentido tratades con displicencia, aunque mantenemos el diálogo y han surgido diferentes colectivos de artistas encargados de dialogar con la sociedad respecto del tema a través de intervenciones artísticas en espacios públicos.
Zur:¿Algún elemento más que te parezca importante?
Gabriela Iribarren: Esta coyuntura no solamente nos pone frente a las fragilidades de nuestro sector, a los espacios que aún quedan por conquistar, sino también a la nueva realidad política y social. Entendemos la cultura como un derecho humano del pueblo y de les artistas y trabajadores. No consideramos menor, que seamos la única actividad que tiene prohibido el derecho al trabajo, y es lo que reclamamos, que no se vulneren los derechos. También dentro del actual contexto social entendemos imprescindible la acción de nuestra labor, donde seremos necesarios para paliar y acompañar una crisis que se torna inevitable. En ese sentido nos encontramos unides y alertas para estar allí donde se nos necesite, como lo hemos estado siempre, inmersos en la realidad, llevando nuestro trabajo que es para todo el público y que aportará sin lugar a dudas de manera artística, espacios de reflexión, comunión y libertad. Porque como decía nuestra gran maestra Nelly Goitiño, «no hay pan sin canto, ni canto sin pan»