Cuando un río se seca
Era mediados de julio, llevábamos más de 40 días sin agua potable en Montevideo, y surgió la idea de provocar otros acercamientos al problema. Hacer espacio para decir qué nos pasa cuando un río se seca, y hacerlo inicialmente entre quienes habitamos la constelación creativa de los viernes, un taller de escritura que se reúne -entre otras cosas- a leernos en voz alta. Pasaron las semanas y la insistencia trajo los dos primeros textos, de Lucía y Diego, ojalá lleguen más. Están invitadxs.
Cuando un río se seca. Lucía De León
Y si el río se seca
y la tierra espera
resquebrajada
esa brisa que anuncia
la llegada de la lluvia.
Si se seca y solo queda
una hendidura en el piso,
como si pudiera dividirse
el presente
un trozo por un lado
otro por el otro.
Y nosotros
¿De qué lado?
esperando, como la tierra
recomponer los pedazos,
mojar lo seco,
ceñir,
amasar,
¿De qué manera?
si casi siempre pagan los mismos
Y si el río se seca
¿Qué pensarán aquellos?
los que también tienen manos, corazón y ojos.
¿Se creerán inmortales?
¿Más poderosos que el viento?
¿Más poderosos que el fuego, que las plantas?
¿Quién podrá contra la tierra?
arrasada,
dolida
¿Creerán que están a salvo?
ellos y los que vienen.
¿Olvidarán que si el río se seca
se lleva,
entre tantas cosas,
la vida?
Cuando un río se seca. Diego Castro
Qué pasa cuando un río se seca
A dónde van los peces si ya no hay agua
A dónde sus plantas acuáticas que nos oxigenan
A dónde nuestro aire
La respiración
El suspiro piadoso
El susurro amoroso
El soplido de cumpleaños
A dónde el aire que exigimos 13 veces por minuto.
A dónde va el pescador y su bote
Qué come el hije del pescador antes de ir a la escuela
Cuando un río se seca
Qué hace la maestra con sus barriguitas chifladoras
Y a dónde van los bañistas en verano
A dónde los novios en la primera cita
Cuando un río se seca, dónde se llora la última cita
el último beso
el último adiós
el último final
Una vez más por última vez
Cuando un río se seca, dónde se recuerdan los recuerdos
Dónde se espejan las tristezas
Dónde se conjuran las partidas
A dónde vamos quiénes queremos respuestas mientras las manos nos rodean el cuello
¿Y en los comienzos? a dónde vamos cuando se seca un río
Porque cualquiera que haya ido al río sabe que todo pasa
Que en detalle el agua que vemos nunca es la misma
Que el tiempo como su corriente no se detiene
Que las nuevas aguas purifican las estancadas
Que como dice Rosita: para sentir las cadenas hay que moverse
Cuando un río se seca
A dónde vamos los que nos gusta tirar piedras al agua para hipnotizarnos en círculos infinitos
en abismos
O una hoja
Porque cualquiera que haya tirado algo al río, alguna vez, sabe que de ello resulta un círculo. Y aunque estemos en agosto y aunque sean simplemente estas palabras y esta hoja, el agua se templa de todos modos.
A dónde va el sin sentido placentero de estar en el río
Los tiempos perdidos
Los sabrosos improductivos
Los robos a la máquina
Cuando un río se seca
Dónde se hacen las comidas a orillas del río
Porque si no hay río tampoco hay orillas
Y si no hay orillas dónde empiezan y terminan las cosas
Cuando un río se seca
¿Continuamos asistiendo a las mismas historias terminadas sin darnos cuenta,
como lombrices en un frasco?
Si no se hubiese secado el río con Miranda qué
A dónde vamos a despedirnos del amor cuando ya despedimos al río
Si algo se aprende del amor es a despedirse
A qué ardorosa sala de espera se va, si el río se seca
A qué amorosa sala de espera se va, una vez más por primera vez
Qué aprendimos de haber secado el río
¿Muere el río cuando se seca?
Qué muere cuando el río se seca
¿Las aguas?
¿Los peces?
¿Nosotros?
¿Los otros?
Cuando un río se seca
Y se reducen las historias
De los peces
De los botes
De les niñes
De sus maestras
De sus escuelas
De sus secuelas
De sus amores
De su existencia empobrecida
Qué te pasa a vos.
¡Sí, a vos!