A la hora de hablar de espiritualidad sentimos la presencia real de la Libertad
Declaración del 3er encuentro de mujeres indígenas de Abya Yala Ukay Guydaí. Valle Edén, Tacuarembó Noviembre del 2024
En el mes de Noviembre del año 2024 durante 3 días nos encontramos mujeres descendientes indígenas, charrúas y de otras identidades, provenientes de distintas partes del territorio nacional del Uruguay, pertenecientes a clanes familiares y comunidades.
El encuentro sucedió en el departamento de Tacuarembó, en la localidad de Valle Edén, sitio ancestral de cura, donde se encuentra gran diversidad de nuestra medicina ancestral, constantemente amenazada por la pérdida de biodiversidad que sufre el país. El propósito del mismo fué llevar la energía, fuerza y apoyo a las mujeres que resisten a proyectos extractivistas de Hidrógeno Verde en el territorio, organizadas dentro de los grupos de Eco Tambores y Agua es Vida. Así como fortalecer la cultura charrúa, teniendo como eje central durante todo el encuentro la espiritualidad y la medicina ancestral como elementos fundamentales para la salud comunitaria.
Somos hijas del territorio, de las aguas y siempre estuvimos acá. Estamos fortaleciendo nuestra conciencia colectiva, tejiendo juntas como forma de resistencia, encontrándonos en la mirada de la hermana, creando lo nuevo reconociendo nuestra ancestralidad. Estos días que compartimos nos sentimos más libres, estando en el monte, el río con la compañía de nuestros antepasados donde podemos ser nosotras mismas sin sufrir descriminación por nuestra identidad. Problemática que afecta en la actualidad a nuestras jóvenes y niñas en instituciones educativas, donde sufren acoso y persecución por su forma de vestir, pensar, por reconocer su origen etnico. En los centros educativos les dicen a nuestras hijas e hijos que no existimos y que somos parte del pasado de la historia, generando situaciones de violencia cuando nuestras niñas y jóvenes se identifican como descendientes indígenas. Estas situaciones de violencia llevan al aislamiento, depresión e incluso en algunos casos al suicidio.
Nos oponemos al modelo productivo extractivista que atenta contra la salud de nuestras familias, somos las dadoras de vida y necesitamos para criar a nuestros hijos aguas limpias, siendo este un derecho fundamental que es continuamente amenazado con las políticas de desarrollo que se impulsan en el país.
Venimos de una historia de dolor, producto de las campañas genocidas que vivieron nuestros ancestros perpetradas por el estado uruguayo, profundo dolor que llevó al silencio a generaciones de abuelas y abuelos. Hoy nietas y bisnietas levantamos nuestra voz de forma colectiva para manifestar quienes somos aunque no nos quieran ver.
Los proyectos de hidrógeno verde proyectados en los departamentos de Tacuarembó, Paysandú y río Negro tienen como principal materia prima el agua dulce, y su principal producto de exportación son gasolinas sintéticas, fertilizantes y metanol, cuyo destino es Europa. En el caso del proyecto Tambor, el recurso disponible es el agua subterránea proveniente del sistema Acuífero Guaraní, segunda reserva mundial de agua dulce. Nos declaramos en estado de alerta ante la posibilidad de extracción del agua dulce con fines de exportación, considerando que es elemental para la vida y que tal como lo dispone la Constitución de la República e un derecho humano universal y prioriza su uso para el consumo humano.
Por otro lado, las forestales siguen amenazando y afectando la vida de otras hermanas en sus comunidades instalándose en las nacientes de los ríos, con un “paquete tecnológico” que implica una cantidad significativa de agroquímicos y hormiguicidas que afectan directamente a todo el ecosistema, atentando contra su salud y vitalidad, que es la nuestra. Muchos de esos lugares donde el extractivismo pone sus máquinas son sitios sagrados para nosotras, sitios que elegimos como comunidad para habitar en comunión con la tierra, el agua y el aire. Decimos basta a este modelo de desarrollo que atenta contra la vida.
Exigimos se retire de inmediato un cartel ubicado en la entrada del museo del indio en Tacuarembó y sean revisados los otros carteles que son ofensivos con nuestros ancestros y con nosotras. Cuyo texto es el siguiente:
“IDIOSINCRACIA CHARRÚA
La cultura de los charrúas era posiblemente la más inferior de la Banda Oriental. Se trata de un pueblo que vivía casi exclusivamente de la caza y recolección de algunos frutos silvestres, y como ni aquella ni esta eran permanente en una misma zona y época, determinaban la continua movilidad de los indígenas, obligándolos a un nomadismo que llamaremos estacional, por cuanto son las alternativas de las estaciones, lluvias, sequías, fructificación de los palmares, etc., las que deciden su traslado de una a otra parte del país. Eduardo Acosta y Lara”.
Estos discursos, cargados de prejuicios y falsas interpretaciones de nuestra cultura originaria no hacen más que perpetuar la idea en la sociedad uruguaya de desvalorización de sus culturas indígenas, fomentando el racismo y la descriminación, profundizando el “trauma colectivo” que traemos en la historia de nuestras familias.
Basquadė Adá Oyendau Basquadė Ukai Guidaį Atei huę
Atei onkaiujmar
Na vetè
Rampti nehés tendån Rampti ti ten nehés
Levántate Mujer Memoria Levántate Mujer Luna Somos Agua
Somos Madre tierra
Trae sanación
Nosotras siempre estuvimos Nosotras estar siempre.
Mujeres Charrúas Ukay Guidaí
Fotos: Gimena Monteverde