«El impulso conspira» exposición fotográfica
La exposición «El impulso conspira» fue creada para el Encuentro La vida no-facista, organizada por la Casa de la Filosofía entre el 28 de noviembre al 1° de diciembre de 2024.
Tomamos el nombre de las jornadas como consigna de trabajo. Pensar la palabra “fascista”, un concepto ideológico carente de plasticidad y versatilidad fue un desafío para tratar de llegar a las imágenes; el “no” que antecede al concepto complejizó más la tarea.
Igualmente llegamos a un acuerdo y elaboramos un criterio para tratar de pasar del mundo de las ideas al de las imágenes. Y esa clave la obtuvimos en el “no” que priva a la palabra “fascista” de ocupar un lugar o de expresarse en un sujeto como promotor ideológico.
Probablemente haya otras estrategias para abordar el tema, pero nosotros optamos por una postura que niegue o excluya esa expresión ideológica. Pensamos que en este caso lo negado está ocupado por otras gestualidades y actitudes.
En lo técnico es posible que muchas de las imágenes propuestas no entren en los cánones fotográficos de las salas de exposiciones. Algunas de ellas están fuera de foco o carentes de buen encuadre. Pero estos elementos faltantes o ausentes también están ligados a la propuesta que hacemos.
¿De qué manera? La vida no fascista la entendemos no como una postura de vida, si no como parte integrante de la vida misma. Basta ver en la cotidianidad en que estamos inmersos actos que la pueblan, como los encuentros, los abrazos, el beso, las sonrisas y otras acciones llenas de climas y gestualidades vitales que nos pertenecen como género humano.
El fascismo, por otro lado, y contrapuesto a lo antes dicho, hace culto a los cuerpos rígidos y disciplinados, -esos cuerpos- casi siempre se nos muestran como ejemplares ideales para el resto de las sociedades o modelos a seguir. Esos cuerpos también sonríen y se mueven, pero dentro de pautas y gestualidades establecidas, impedidos de perder rigidez y las actitudes que los validan como iguales entre ellos.
Pretendemos con la propuesta fotográfica hacernos a un lado, dentro de lo posible, de todo aquello que nos rigidiza en el acto fotográfico. Mostramos imágenes que al momento mismo de hacer las tomas nos dieron sensaciones de complicidad, acercamiento o simplemente pasamos a ser testigos anónimos de actos dulces y únicos.
Al momento de la selección también operaron las mismas sensaciones, prescindimos de los buenos encuadres y la nitidez para dar paso a la soltura y la emoción.
Nuestra intención es que el espectador sea tan cómplice como nosotros lo hemos sido y que las imágenes en algún sentido se vuelvan espejo de lo vivido o de lo que puede estar por pasar.