América Latina

Bailando en el balcón

24 junio, 2025

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Bailando en el balcón

A Cristina Fernández de Kirchner la persecución judicial en su contra no la hizo reaccionar frente a las castas y constituirse en prenda de unidad para inventar otra alternativa. En cambio, escogió fortalecerse en el gastado aparato peronista mientras baila en el balcón y manda besos por celular.


El siempre prominente e intocado poder real que articula las castas políticas, económicas y judiciales jugó fuerte contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando la Corte Suprema ratificó un fallo por el que se le impide ocupar cargos públicos de por vida y se la pena con seis años de prisión que cumplirá de manera domiciliaria.

El efecto generado por la decisión de los tres cortesanos que pusieron sus firmas a la condena, devolvió a Cristina al centro de la escena tanto en el seno del peronismo como en la consideración de un panorama general dominado por las bravatas, el ajuste y la especulación financiera orquestada por el mandatario Javier Milei.

Hacia adentro del Partido Justicialista había anunciado su decisión de competir por una módica banca de diputada bonaerense por la Tercera Sección Electoral (sur y parte del oeste del Conurbano) y donde sostenía una sórdida disputa de poder interno con el gobernador de Buenos Aires Axel Kiciloff, la dirigente acaparó un renovado poder dentro de una estructura absolutamente habituada al verticalismo y las decisiones “a dedo” y parece reinar con renovados bríos como figura central y decisiva de una promesa de unidad con sectores enemigos y espacios díscolos del mismo movimiento. Pero aunque esa jugada interna puede leerse en clave del folclore partidario peronista, todo indica que las dos veces presidenta dejará pasar la ocasión de ir más allá y más profundo en la impugnación del sistema que la puso en la mira, la inhabilitó políticamente y la detuvo.

Para desentrañar el universo kirchnerista que Cristina encarna, basta con repasar algunos fragmentos de sus intervenciones públicas de los últimos días donde sin nunca dejar de lado el costado economicista con que dota a sus discursos, reafirmó cuáles son los límites de sus postulados.

El 9 de julio, en el Acto por el Día de la Resistencia Peronista y que la tuvo de oradora desde la sede del Partido Justicialista, expresó: “Nos dicen que hay superávit fiscal ¿De dónde? No se reparan las rutas, se desfinancian los hospitales, se anulan programas científicos, se cierra o quieren cerrar el CONICET, no se construyen más viviendas, no hay rutas nuevas ni reparadas las rotas. No se financia la educación porque se han acabado todos los programas de financiamiento universitario y educativo. Claro ¿cómo no va a tener plata? Sí, claro, si vos no pagás la luz, si no pagás el gas, si no le pagás a tu empleada, si no pagás al jardinero, seguramente vas a tener superávit fiscal y del superávit financiero mejor ni hablemos”…

Un día después y al conocerse la reafirmación de la sentencia, se dirigió a la muchedumbre desde el balcón de la casa donde purgará y, entre otras cosas, sostuvo: “En realidad, este cepo al voto popular no lo pone este triunvirato de impresentables que funge como una ficción de la Corte Suprema. No se confundan, son tres monigotes que responden a mandos naturales muy por arriba de ellos. Que nadie se confunda porque lo peor tampoco es la oposición. Es el poder económico concentrado”…”si algo debe hacer un militante y un dirigente político debe ser ver más allá de sus narices y no privilegiar su postura personal o su lugar en una lista sino hacer lo que hay que hacer para que el partido que nos dio todo lo que somos y todos los honores que hemos tenido, gane las elecciones. Yo pienso como peronista y voy a seguir pensando siempre de esa manera”.

El miércoles pasado, después de haberse anunciado una suerte de procesión de casi seis kilómetros y medio para acompañarla desde el departamento en el barrio de Constitución donde se aloja hasta los tribunales federales de Comodoro Py en el que iba a ser notificada, el aviso fue virtual y la movilización se centró en la emblemática Plaza de Mayo para congregar a unas 200.000 personas, con réplicas menores en otras plazas del país. Desde la virtualidad exclamó: “Yo les quiero decir que este modelo que ahora encarna Milei, que no es diferente a los de otrora, se cae. Y se cae no sólo porque es injusto e inequitativo, no solamente por eso, sino fundamentalmente porque es in-sos-te-ni-ble en términos económicos”…”Y lo peor es que el verdadero poder económico sabe que este modelo no tiene futuro, sabe que se cae y por eso es que estoy presa”…”Hoy es el momento de demostrar que vamos a defender la democracia con las mismas herramientas con las que la construimos: sin violencia, pero con coraje, sin miedo…El pueblo argentino ya lo demostró mil veces, que sabe ponerse de pie, que sabe resistir, que sabe organizarse, que sabe luchar y que si lo expulsan también sabe volver. Volvió con Perón, volvió con Néstor”.

La muchedumbre reunida bajo el sol otoñal en el centro de Buenos Aires para una autodenominada convocatoria “en defensa de la democracia”, sumó el aporte de organizaciones gremiales históricamente ligadas al enjambre de sellos peronistas que han evitado movilizarse de esa forma en otras protestas callejeras contra el llamado “plan motosierra” como las que jubilados y jubiladas siguen sosteniendo cada miércoles por la tarde en la zona del Congreso nacional pese a sufrir el embate represivo de las fuerzas al mando de la ministra Patricia Bullrich.

El acto recibió como afluentes columnas de las agrupaciones que animan el Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad (FITU) encabezadas por líderes de esa coalición de la izquierda partidaria de cuño trotskista, un sector que vio cómo Milei fue el único que capitalizó electoralmente el hartazgo social ante el descalabro kirchnerista.

También con comunicación a distancia el viernes pasado en el Día de la Bandera, Cristina le habló a otro gentío congregado en el Parque Lezama del barrio de La Boca donde insistió: “Desfinancian la ciencia, la tecnología, la salud, la educación, las universidades, no arreglan rutas, no construyen una sola obra pública, vivienda, escuela, lo que sea. No hacen nada, que sea responsabilidad de la gestión del Estado…si el Estado no se hace cargo de nada. Pregunto, ¿sólo está para cobrar impuestos y cagar a palos a la gente en la calle? ¿Cómo es el tema? Si no van a hacer nada desde el Estado, ¿por qué la gente va a tener que seguir pagándole el IVA, el impuesto a los combustibles y todo lo demás? A ver, ¿por qué? Si no vuelve del Estado nada a la sociedad. De este Estado provincial, digo, porque los Estados provinciales son los que están parando la olla junto a los Estados municipales, a decirlo con todas las letras”.

La cariñosa descripción sobre su filiación y el deseo de reinar en una renacida unidad, pasó por alto el necesario rol del justicialismo en gobiernos y legislaturas de distintas escalas para acompañar el proceso de desguace y achicamiento que Milei ejecuta desde la orfandad partidaria a partir de asumir en diciembre de 2023.

Tal como puede leerse, Cristina decidió asumir su deseosa centralidad partidaria y a tono con el mismo establishment con el que supuestamente pugna, decidió continuar con la histórica tradición peronista de una conciliación de clases dentro del sistema de la democracia representativa capitalista.

Con esa impronta, desde 2003 el kirchnerismo logró, en palabras de uno de sus ideólogos de cabecera, el filósofo Ernesto Laclau, “poner en vertical lo que estaba en horizontal” e integrarlo de modo clientelar al aparato estatal para así institucionalizar la revuelta popular que estalló en diciembre de 2001 y plasmó una agenda callejera y asamblearia que motorizó la denominada «ampliación de derechos».

Algo continuado por la propia líder que presidió el país entre 2007 y 2015 y luego propició desde el armado, la estrategia y como vicepresidente y opositora a la vez en el período 2019-2023, tres gestiones en las que se acumularon casos de corrupción, se amplió tanto la frontera agropecuaria de la mano de la expansión de la soja transgénica como la megaminería y otros proyectos extractivistas, se generó un marcado deterioro de la salud y la educación pública, hubo una inflación desbocada y no se efectivizó ninguna medida de fondo sobre distribución del ingreso.

Con la nueva escena social donde la ultraderecha arrasa con conquistas y subjetividades y las tradiciones políticas crujen al ritmo de la profundización de la crisis, Cristina tiene –fallos mediante- la chance de asumir otra síntesis que ponga en cuestión no solamente a los sectores más poderosos para procurar ponerlos a raya desde el gobierno sino a toda la lógica de un dispositivo cada vez más roto y criminal.

Pero repuesta en un rol que parece calzarle como un guante y donde otra vez impulsa a un primer plano de esa noria “a los pibes para la liberación” como se proclamaban las bases camporistas a sueldo en instituciones estatales, el resto del vasto, diverso y disperso abanico opositor a Milei y sus secuaces deberá hallar su lugar abajo y a la izquierda para construir una imaginería política que ya no se deje arrebatar necesarios términos como el de libertario y empiece a tejer una alternativa emancipadora sin la tutela de ninguna conducción anquilosada ni de oportunismo militante alguno.