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Como una máquina de coser en un rosedal. Producción de sentidos de la empresa social (I)

1 diciembre, 2022

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Dulcina Cardozo

Como una máquina de coser en un rosedal. Producción de sentidos de la empresa social (I)

El último día del Congreso de Empresa Social en Trieste, Pantxo Ramas toma la palabra y haciendo referencia a la frase “Como una máquina de coser en un campo de trigo”, hace alusión a la performance que hicimos durante los tres días de congreso, donde un decena de personas de distintos países cosimos cerca de 150 libros, y los comienza a entregar a lxs participantes. El libro aloja una entrevista de Giovanna Gallio a Franco Rotelli, dos referentes del proceso de desinstitucionalización italiano.


Sería imposible definir cuándo fue el inicio del andar de esta máquina.

Quizá cuando en el proceso de desinstitucionalización italiano se plantea la necesaria creación de nuevas instituciones e inventan la estrategia de la empresa social. O cuando Giovanna entrevista a Franco en 1991. O cuando me uno a Pantxo en el proceso de impresión, compaginado y cosido de los libros que estaban armando para el Congreso de Empresa social, (re)conectándome con una de mis pasiones: hacer libros1. O cuando se decide cerrar el manicomio y el Parque de San Giovanni inicia su transformación y ahora en sus espacios verdes se despliega uno de los rosedales más grandes de Italia, con casi cinco mil variedades de rosas y en sus ex pabellones se desarrollan todo tipo de actividades, entre ellas el Congreso de Empresa social. O cuando Pantxo me propone coser libros durante el Congreso “tipo una performance mientras los vamos entregando” y acepto la invitación, porque me encanta la imagen que me imagino en ese instante.

Lo cierto es que el mes que estuve en Trieste me acople a esa maquina y a partir de ahí mis ritmos y saberes fueron parte de los andamiajes de la producción del libro: “Lo scambio sociale”.

Con las manos entintadas de palabras de Rotelli me pase varias mañanas y tardes en el Centro de documentación. Y una tarde lo conocí. Rotelli llegaba a paso lento, con una campera deportiva que le habían regalado en Argentina de una fábrica recuperada, me acerque y me presente tímidamente, luego lo escuche fervientemente en la reunión de preparación del congreso. Unos días después nos encontramos cosiendo juntos los libros que albergan sus palabras. En un momento empieza a leerlo con detenimiento y recuerdo preguntarle si seguía de acuerdo con sus palabras en el contexto actual, me miran sus ojitos arrugados, cargados de memoria y potencia del hoy y del mañana y me dice: sí, totalmente. Sonrío, y pienso sobre la necesaria insistencia y constancia para sostener ideas en las que creemos con tanta convicción, durante tanto tiempo; y todo lo que nos falta por hacer.

El lugar de referencia para producir libros durante las semanas previas al Congreso fue una habitación del Parque de San Giovanni, donde era el pabellón M en el ex manicomio. Ahora es una sala luminosa en donde se encuentran muchos materiales, libros, afiches, fotos, videos -todo en capas superpuestas de tiempos, modos y decires- donde podrías pasar horas ahí buscando quién sabe qué y encontrando de todo sobre la construcción de una ciudad sin manicomios. Ese lugar es donde inicialmente podemos encontrar al Centro de documentación “Oltre il giardino” (Más allá del jardín), ubicado en la parte más alta del Parque.

En el Centro de documentación se superpone el pasado y el presente de la desinstitucionalización de Trieste. Se produce memoria y se cosen historias. Mientras en una pantalla al fondo de la sala se pasa un video en el que vemos a Franca Ongaro, o imágenes terribles del ex manicomio, o vemos a Franco Rotelli o Roberto Colaprietro o Giovanna del Giudice en un video hace 40 años, en la mesa central de la sala suceden reuniones de organización del Congreso de Empresa social que será en unas semanas ahí en el Parque y lxs escuchamos en vivo y en directo argumentar sobre la importancia de la empresa social como estrategia de desinstitucionalización. También debaten sobre la articulación público-privada por medio de las cooperativas sociales, haciendo énfasis de su importancia siempre y cuando lo que se esté ampliando sea lo público, pero alertando sobre el peligro actual (que ha sido de siempre) de la desvirtuación por parte, por ejemplo, de las farmacéuticas.

Varias tardes cosimos junto a la ternura del vínculo entre Agnese y Franco y ahí la potencia de las tramas intergeneracionales tomaron fuerza y su importancia para resignificar el proyecto de desinstitucionalización. Con ella conocí quizá a la generación más joven del proceso triestino y esa fuerza viva de un proyecto que es sueño, es vida, es revolución para muchxs (pero que aún falta a otro tanto enamorar para hacer más que sostener el día a día). Mientras cosíamos libros, cosíamos memoria y deseos con la potencia de transformarse en tramas comunes que permitan sostener los acumulados de tantos años y la fuerza para animarnos a re-inventar en años futuros. Lo intergeneracional como condición de la empresa social.

La semana del congreso llegaron varias personas de España. Por supuesto algunxs se sumaron a coser; nunca le compartí mis saberes de encuadernación a tantas personas en tan poco tiempo. Mientras una mañana cosíamos, Roberto Colaprietro nos cuenta parte de su historia. Es enfermero, con procedencia del movimiento autonomista de Italia, fue presidente de la primer cooperativa social (CLU: Cooperativa Lavoratori Uniti Franco Basaglia) y ahora coordina el SAR (Servizio-Abilitazione-Residenze de la Azienda Sanitaria). Las palabras de Roberto, sobre empresa social, cooperativismo, trabajo, salud mental e inclusión se entremezclan con esas muchas manos, salivas y ojos viendo como hacerle para unir esas hojas y esa tapa, como unir esas palabras con lo conocido de Trieste hasta ese momento, como hilvanar la práctica triestina con nuestras prácticas en España y Uruguay ¿Cómo se cose lo que se realiza en los Centros de salud mental con las cooperativas sociales? Roberto lo sintetiza diciendo: salud mental es trabajo, vivienda y sociabilidad, todo está atravesado por las cooperativas sociales, pero las cooperativas tipo B (las que generan trabajo) son las que orientan la transformación de la asistencia, el trabajo y el mercado. La empresa social como estrategia tiene esa mirada, porque la cooperativa social A (brinda servicios sociales y sanitarios) tiene el riesgo de volverse asistencialista. La posibilidad de generar puestos de trabajo permite transformar el imaginario social de la locura donde el locx está ubicado en el lugar de incapacidad y como receptor de los servicios de asistencia. Pero insiste en que la estrategia de empresa social es mas que la generación de trabajo, es red, convivencia, lazo, producción social. También la empresa social es compartir saberes como lo hicimos esa mañana de distintas formas.

El último día del congreso Pantxo toma la palabra y haciendo referencia a la frase “Como una máquina de coser en un campo de trigo”2, hace alusión a la performance que hicimos durante los tres días de congreso, donde un decena de personas de distintos países cosimos cerca de 150 libros, y comienza a entregarlos a lxs participantes.

Mientras se iban pasando la palabra quienes exponían distintas experiencias y perspectivas de la empresa social, un conjunto de españolxs, argentinxs, brasilerxs, uruguayxs e italianxs, entreveradoxs en el auditorio, nos íbamos pasando hilos, tapas, hojas y tijeras. Y quizá la trama que sostiene la empresa social tenga que ver con pequeñas acciones de hilvanar: coser lo material y lo simbólico en la producción de nuevos sentidos del trabajo, del cuidado, del deseo, de las fragilidades, en fin, de la sostenibilidad de la vida.

Quizá el sentido político de la empresa social tenga que ver con cómo cosemos lo que decimos con lo que hacemos, las tareas manuales con las tareas intelectuales, los distintos territorios, las políticas públicas con las organizaciones sociales, la vivienda con el trabajo, las necesidades, los afectos, las transformaciones, las bellezas, la cooperación con la otra economía, la empresa con lo social. Quizá la empresa social es sostener la insistencia de la pregunta: cómo estamos cosiendo los entres de lo común que componen nuestros entramados relacionales. Algo de todo esto se relaciona con el título del congreso: «impresa / sociale», barra que nos indica de una separación que nos interroga, nos alerta, nos señala. O en la voz de Ota de Leonardis, esa barra es, el desafío permanente de la empresa social en la construcción de alianzas improbables, en el desarrollo de prácticas que sostengan lo inconciliable y en el reconocimiento de la interdependencia.

También este congreso pretendía hilvanar la memoria de aquello que fue y todo aquello que es, hilvanar la fragilidad y la potencia de las prácticas de 50 años y un poco coserse como se pueda, para que sea lo sea que se venga no los convierta en historia deshilachada.

Entre hilos, agujas y libros alguien me pregunta por qué me paso varias horas cosiendo libros durante un congreso.

Porque me apasiona, le respondí.

Y pienso que sí, hay algo que aloja este libro son pasiones, múltiples pasiones: de lxs autorxs, de lxs editorxs, de lxs encuadernadorxs, de lxs posibles lectorxs.

Y porque no estuvimos sólo cosiendo libros.


1: Quizá que en unos de los rincones se encontrara una máquina Risso hizo lo suyo, que para quienes hacemos libros es una máquina “demasiado especial”, y ayudó a esa conexión en el hacer con Pantxo. No siempre se encuentra otra persona que se apasione risografiando.

2: Frase que titula una exposición sobre la vida del psiquiatra Francesc Tosquelles, que hizo de la escritura, el arte y el teatro un instrumento básico de la terapia, sintetiza su concepción de la psiquiatría como una reunión de realidades aparentemente ajenas, ligadas a la tierra, al mundo el trabajo colectivo, al hacer imaginativo y a la naturaleza: el campo de trigo. Inspirada en las palabras de Lautréamont: “bello como el encuentro fortuito de una máquina de coser con un paraguas sobre una mesa de disección”.