Danubio Campeón Uruguayo. La Franja 4.0
Final blanco y negro, inédita, sin los grandes, con el furor del Mundial en las gateras y un título más que se va para Maroñas.
La siempre astuta y organizada dirigencia del fútbol uruguayo, quiso que el torneo 2013-2014 se definiera en los días que preceden al comienzo de la principal competencia internacional de selecciones. Con la comezón premundialista que ya comienza a transformarse en una visible urticaria en todo el pueblo futbolero, y no tan futbolero también, sumado a lo inédito de contar con dos equipos menores en la definición y con un partido de ida poco recordable (por usar términos generosos), se conformó el contexto previo al cierre de la actividad local.
El Danubio no fue azul como el vals, ni blanquinegro como de costumbre, saltó a la cancha del Parque Central con coqueta camiseta roja con la tradicional banda diagonal negra, confeccionada por la empresa británica del rombo y estrenada hace pocos meses, con la particularidad de no tener patrocinador, a lo Barcelona o Athletic de Bilbao hasta hace algunos años. Un guiño al fútbol de antes…
El Wanderers por su parte, lució su clásico diseño de franjas verticales albinegras y con el sponsoreo de la empresa de repuestos cuyo propietario gusta de fotografiarse con Pelé y exhibirlo en los medios sin pudor alguno.
El marcador cerrado en la primera final, convertía el encuentro del domingo en una finalísima, al no tener valor adicional los goles convertidos en condición de visitante.
En el primer tiempo se repitió en buena medida la dinámica de los primeros dos partidos, Wanderers intentando jugar la pelota, pero sin saber cómo y Danubio con las ideas más claras, juego compacto, de pierna fuerte y sobre todo, siendo efectivo. Así, Leandro Sosa adelantaba a los franjeados a los veinticuatro minutos, único tanto en la primera mitad.
Todo lo que vendría luego del descanso sería una montaña rusa de adrenalina. Para aquellos/as que a estas finales en blanco y negro las miraban por encima del hombro, y reclamaban emociones fuertes, llegó todo super concentrado en botella de medio litro que rinde cinco, cual si fuese aquella reacordada línea de jugos que en los años noventa llenaba nuestros cuerpos de ciclamato de sodio. A los setenta y seis minutos, Riolfo le sacó la mufa al bohemio, que llevaba casi trescientos minutos sin anotar (el último había sido el gol ante El Tanque en el Clausura). Pasara lo que pasara, de ahí en más, la hinchada al menos podría volver a casa sin la pesada carga de jugar tres finales e irse zapatero. Los dos equipos ya jugaban con diez, tras las expulsiones de Velázquez y Bueno.
Las circunstancias del partido generaron la particularidad de que los seis cambios posibles se concentraron entre el comienzo del segundo tiempo y los veinticinco minutos posteriores. Esto determinó que el alargue debiera disputarse con jugadores extenuados físicamente, situación agravada al jugarse nueve contra nueve, Cabrera y De Los Santos se fueron a las duchas sobre el cierre de los noventa minutos reglamentarios.
La “prensa especializada” comenzó el habitual y acalorado debate epistemológico sobre la pertinencia o no de la existencia del alargue, con quienes sostienen que se expone a los jugadores de forma inhumana, y quienes lo prefieren antes que la “fatídica lotería de los penales”.
Lo cierto es que este alargue valió por todos los que han dado ganas de echarse una siesta y pedir que nos despierten para los tiros desde los once metros. Cuando moría el primer chico del tiempo extra, una apilada brillante de Riolfo habilitó al acalambrado Albarracín, que definió notable de zurda, cruzando el tiro sobre el palo derecho de Ichazo. Loco festejo y la convicción generalizada de que ¡ahora sí Wanderers! ¡Se te va a dar por fin! Los/as veteranos/as que pedían una prórroga al de arriba para que les dejara ver algún día al Bohemio campeón, podrían dejar este mundo en paz.
Con Danubio completamente volcado al ataque, los del prado tuvieron un par de chances claras en contragolpes sin defensores rivales que se opusieran, solo contra el arquero, de esos que terminan en gol seguro, cosa de ir liquidando todo y poder arrancar a festejar unos minutos antes para aliviar el sufrimiento. Pero no sería así, el destino se había ensañado contra los de Arias. A los 118’ y tras uno de esos ataques fallidos, le cayó la pelota a Mayada, sacó de la galera un enganche para sacarse de encima a Santiago Martínez, corrió con el balón desde la mitad de la cancha hasta las puertas del área con una energía que parecía que el partido recién comenzaba para él. Pase al medio, remate de Faber, rebote, Pastorini que intenta despejar la primer pelota de su carrera deportiva, y el esférico volvió a buscar a Mayada. La globa lo había elegido a Camilo para ser el héroe, se había enamorado del sauceño e iba a entrar en el arco a como de lugar. Esa tijera en el aire que quedará en el recuerdo futbolero para siempre, solo fue la excusa de la redonda para ver cumplidos sus deseos.
Los penales vinieron a confirmar lo que ya se sospechaba en el ambiente del Parque Central. La cosa no estaba para Wanderers. Seguir en carrera tras haber fallado los tres primeros lanzamientos es un hecho que, en una mirada a vuelo de pájaro, debe ocurrir en un porcentaje ínfimo de oportunidades. Sin embargo, ni así pudo sobreponerse el equipo vagabundo, el Salvador franjeado se quedó con el penal de Albarracín y la copa tomó definitivamente el camino a la Curva.
¿Qué nos deja esta definición del uruguayo? Tome nota y coménteselo a su verdulero amigo.
– Cuarto título para la Franja, que trajo a Leo Ramos para sacar al equipo de la malaria tras el oscuro pasaje de Carrasco como DT, y lo consagró campeón uruguayo un año y medio después.
– Una generación de jóvenes danubianos que promete y promete, a la que se sumaron excelentes incorporaciones como el goleador Alves.
– Jadson Viera pentacampeón uruguayo (tomá pa’ vo’): tres con Danubio y dos con Nacional. Que le quiten lo bailado…
– Aplausos y más aplausos para la brillante operación de contrainteligencia de los dirigentes de Danubio en el caso Pablo Lima. Fue la figura del Apertura y en el Clausura aceptó irse en sacrificio, para infiltrarse en el potencial enemigo y mermar sus posibilidades.
– Wanderers quedará hasta nuevo aviso con el título de “Amo Supremo de los Equipos Chicos”, al haber representado fielmente la incapacidad de asumir la responsabilidad que implica la gloria.
– Buen posicionamiento como DT para Arias, jugó lindo y definió con un equipo que nadie tenía en los planes. Veremos si concreta en algún momento o se suma al club del Guille Almada.
– Sergio “Chapita” Blanco: en todo su esplendor. Cumplió con lo esperado y más, superó las expectativas de los que creemos que no aparece en las difíciles y esta vez ni siquiera entró a la cancha.
“En los Jardines y en la Unión se para el mundo, sale Danubio y a ganar una vez más” ¡Salú campeón!
Publicado en Arquero Peligro, UNI Radio