En los ojos de las pibas y las niñas
Compartimos algunas primeras impresiones de este #8M2024, unas primeras palabras, de todas las que necesitamos escucharnos decir. En este caso, resonancias de la Huelga Feminista en Montevideo.
Llegaba este 8 y tenía sensación de pérdida. De pérdida y de perdida.
Mucha muerte y destrucción alrededor, más allá del meme.
Me costó encontrar la certeza de qué y con quiénes quería encontrarme en el 8, a propósito del 8, más allá de la fecha en sí.
Me dio una sensación de ausencia. Un tejido colectivo que sentí que no estaba. Me faltaba. Me desorienté.
Y, sin embargo, toda la semana del 8 fui encontrando tramas que emergían en violeta y flor.
Brotaban. No por nuevas, creo, sino porque pude ver que allí estaban, seguían ahí.
Y miré hacia todos mis costados y ví que las aguas parecen estar más quietas, pero debajo hay un torrente que no cesa y sigue vivo. Creando y luchando. Porque el mundo está bravo. Las condiciones de vida se están volviendo más inhóspitas y hostiles, se recrudecen ante nuestros ojos.
Pero también hemos creado aprendizaje político estos años. Amoroso y profundamente político. No somos ni seremos las mismas. Pero además hay semillas por todos lados.
Lo vi ayer, en los ojos de las pibas y las niñas. Está ahí.
Seguimos siendo marea aunque la superficie muestre menos olas.