Eskuelita Trans*: un proyecto educativo por y para personas trans
A comienzos de este año se creó un colectivo que se propone acompañar trayectorias educativas y realizar talleres de interés hacia la comunidad trans.
Lucky León Piñeyro, diseñador textil y tallerista, forma parte del colectivo de la Eskuelita Trans*, que lleva adelante un espacio de encuentro y aprendizaje entre personas trans, travestis y no binaries en Casa de Piedra, ubicada en Ciudad Vieja. Actualmente están ayudando a preparar la Prueba Nacional de Acreditación de la Educación Media Básica, denominada “AcreditaCB” brindada por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), que es el próximo 20 de julio.
Piñeyro contó que la idea de una escuela comenzó a gestarse el diciembre pasado dentro de un grupo de personas trans amigas vinculadas principalmente a la educación. Les integrantes del colectivo son ocho: dos varones trans, cuatro masculinidades no binarias y dos mujeres trans, que son educadores sociales, profesores de secundaria y UTU, o trabajadores sociales. Lucky, que forma parte también del colectivo artístico Multimostro, introdujo al resto de sus compañeres a Casa de Piedra, una finca abandonada recuperada por la Intendencia de Montevideo (IM), y cedida a dicho colectivo gracias a un proyecto entre la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo y la IM, que busca recuperar casas abonadas para que sean habitadas por colectivos con fines sociales y culturales. Fue entonces, a mediados de enero, que decidieron llevar a cabo el deseo de un espacio de formación para la comunidad trans en dicha casa que Multimostro les compartía.
El principal motor del proyecto educativo fue la preocupación sobre el bajo nivel de participación y permanencia de las personas trans en el sistema educativo. Según el Censo Nacional de Personas Trans, realizado por el Ministerio de Desarrollo Social y la Universidad de la República (UdelaR) en 2016, sólo el 12,1% de las personas trans pudo terminar el nivel secundario, ya sea en el liceo o en la UTU. El máximo nivel alcanzado varía entre primaria incompleta (11%), primaria completa (25,8%) y ciclo básico incompleto (23,6%). Solamente 1% de las personas trans pudo acceder a la Universidad y terminar una carrera. En cuanto al ámbito a laboral, presentaron baja inserción en la mayoría del mercado: fueron un 67% de las personas trans las que han estado vinculadas con el trabajo sexual.
La prueba “AcreditCB” de la ANEP, ofrecida a mayores de 21 años, cobra un gran interés para el colectivo, ya que su aprobación equivale el haber cursado ciclo básico, lo cual permitiría así a las personas trans el acceso a mejores puestos de trabajo, ofreciendoles mayores posibilidades laborales por fuera del trabajo sexual. A su vez, poder también participar del 2% de la cuota laboral trans en los llamados a organismos estatales, establecido en el artículo 17 de la ley integral para personas trans (n° 19684), que por lo general exigen como mínimo la educación media básica culminada.
“Es una escuelita por y para personas trans, travestis y no binaries. Esa es la diferencia, y para mí es la fortaleza mayor del proyecto. Yo lo defiendo a capa y espada”
En la actualidad, son tres las personas que están preparando la prueba en la Eskuelita, y se juntan todos los lunes. Por otro lado, Piñeyro cuenta que también están ayudando a preparar exámenes de bachillerato, en los que ahí unen a une profesore que dicta una materia con une estudiante que precisa rendirla. A veces se reúnen en Casa de Piedra o virtualmente. Desde el colectivo se encontraron con la grata sorpresa de que a través de redes sociales han logrado conseguir a las personas trans necesarias para la enseñanza de los saberes requeridos tanto para la prueba “AcreditaCB” como para materias de bachillerato, a pesar de que en su mayoría no son docentes. Hay muchas personas trans que tienen un gran conocimiento en distintas áreas debido a su profesión, que son estudiantes avanzades del Instituto de Profesores Artigas o alguna carrera de la UdelaR, y tienen la voluntad también de embarcarse en esta aventura, que por ahora es honoraria, aunque es algo que como colectivo les encantaría poder ofrecer.
La Eskuelita Trans* no cuenta con ningún tipo de financiamiento, por lo que todo es autogestionado. Su primer objetivo es tener un año de actividad para luego poder presentarse el año que viene a fondos, mostrando así un registro de todas las actividades realizadas. Mientras tanto, están pensando en elaborar una campaña de financiación para todas las personas que deseen colaborar con el proyecto a través de plataformas como Patreon o Mercado Pago, donde puedan donar mensualmente según sus posibilidades.
Actividades extracurriculares
La aprobación de exámenes y créditos oficiales es una de las partes centrales del colectivo, pero también ofrecen otras actividades como los grupos de pares para personas en terapia de reemplazo hormonal, donde semanalmente se reúnen personas en tratamiento con estrógenos por un lado, y personas en tratamiento con testosterona por otro. La Eskuelita también se propone realizar talleres sobre diversos saberes, dependiendo de los conocimientos de la persona que los dicte. En febrero y marzo llevaron a cabo un taller de narrativas autobiográficas y ahora están pensando en realizar un taller de serigrafía, y quizás luego uno de costura. Sin embargo, la Eskuelita está tratando de ser concebida ante todo como un espacio integral de referencia, escucha y apoyo. Es decir, una red de contención educativa que va más allá de las clases particulares. “Me parece que hay una cosa simbólica y muy sutil de la juntada de travestis que no se consigue en otro lado”, remarcó Piñeyro.
El asterisco en trans
Desde el colectivo decidieron agregarle un asterisco a trans, ya que desean resaltar el caracter plural, situado e infinito de las subjetividades no-cis, como travesti, trans, no binarie, entre otras. Lucky mencionó que se habían inspirado en un poema de Mauro Cabral, activista argentino por los derechos de las personas intersex y trans, llamado “Asterico”:
“Podríamos escribir siempre los.
Podríamos escribir as/os.
Podríamos escribir las y los.
Podríamos escribir las, los y les.
Podríamos usar una arroba.
Podríamos usar una x.
Pero no. Usamos un asterisco.
¿Y por qué un asterisco?
Porque no multiplica la lengua por uno.
Porque no divide la lengua en dos.
Porque no divide la lengua en tres.
Porque a diferencia de la arroba no terminará siendo la conjunción de una a y una o.
Porque a diferencia de la x no será leído como tachadura, como anulación, como intersex.
Porque no se pronuncia.
Porque hace saltar la frase fuera del renglón.
Porque es una tela de araña, un agujero, una estrella.
Porque nos gusta. ¡Faltaba más!
Ahora bien, El asterisco No aparece siempre y en todas partes.
No se usa para todo, ni tod*s lo usan.
En este libro la gente escribe como quiere y puede.
El asterisco no se impone.
De todas las cosas,
Esa.
Esa es la que más nos gusta.”
Mauro Cabral en “Interdicciones. Escrituras de la intersexualidad en castellano”.