Uruguay

Habrá marea. Tejido feminista hacia 8M

25 febrero, 2022

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Habrá marea. Tejido feminista hacia 8M

Desde principios de febrero nos venimos encontrando desde Tejido Feminista (Mvd) para preparar el 8 de marzo. Tejido es el nombre que le hemos puesto a un proceso largo de encuentros que organizan año a año la huelga y la movilización.


La potencia de estos encuentros radica en compartir lo que tenemos en común y poner a jugar nuestras diferencias con creatividad, claro que no sin dificultades. Así fuimos construyendo miradas comunes desde nuestras experiencias, partiendo de nosotras mismas para pensar desde allí el contexto general. Juntxs hemos pensado la huelga y la marcha hacia el mar,  inventamos formas de comunicar que reflejan la heterogeneidad que somos y la potencia de nuestros deseos de transformar.

A partir de la pandemia hemos profundizado nuestras lecturas sobre los graves problemas que enfrentamos cotidianamente como mujeres y disidencias sexuales. Uno de los más importantes es el de la violencia, y sus caras más terribles: el feminicidio, la trata de personas, la explotación sexual y el abuso sexual.

Pero la violencia también tiene otras caras, y estas son las mil formas de precarizar nuestras vidas.

Precarios son la mayoría de nuestros trabajos, precarias son las condiciones de la educación y la salud. La pandemia intensificó estas realidades e implicó para nosotras una sobrecarga de trabajo reproductivo, sobre todo para aquellas que crían. Malabareamos dentro y fuera de la casa, alimentamos, atendemos la salud de nuestras familias y comunidades, lavamos y cocinamos con los precios por las nubes. Estos malabares agotadores y sin horario se intensifican con el agravamiento de la crisis de  reproducción de la vida, es decir de la imposibilidad o las grandes dificultades para vivir vidas dignas y vivibles.

Ante estos problemas los feminismos que se han recreado en este tiempo de rebelión de las disidencias sexuales y de las mujeres son una de las luchas más creativas, masivas y con capacidad de politizar la vida de forma integral. No somos un sector ni una lucha secundaria, ni abordamos ningún tema específico en una supuesta agenda más amplía. Creamos nuestros propios proyectos colectivos y horizontes de transformación. No necesitamos ningún guía ni padre. ¡Ningún patriarca logrará transformar todo lo que precisa ser transformado! No precisamos, ni queremos, que nos paternen y tutelen. Hablamos por nuestra propia voz, nosotras decidimos qué luchas queremos dar y qué prácticas políticas y procesos de autoorganización queremos sembrar. Estamos politizando integralmente la vida porque queremos transformarlo todo, desde nuestros vínculos sexo-afectivos, las crianzas, la educación, salud, vivienda, el vínculo con la naturaleza, el arte, el trabajo productivo y reproductivo. Desplazamos los binarismos de lo público-privado que implican nuestro encierro doméstico y una política que parece cocinarse en otro lado, revolucionar las casas y lo “privado” es el puntapié para sacudirlo todo.

Juntxs hemos aprendido a entender nuestros problemas y a ponerlos en común y también aprendimos a luchar y crear juntas. Por eso no sólo plantamos mil ¡no!, diciendo esto y lo otro ya no lo vamos a permitir, también tejemos nuestros deseos y reinventamos para nosotras y nosotres otras formas de vida. Ahora sabemos que queremos y lo deseamos con nuestros cuerpos enteros. Queremos una sociedad que no se funde en la violencia. Queremos educación y salud digna. Queremos educación sexual en todos los niveles educativos, educación que nos permita reconocer los abusos y también conocer nuestros cuerpos y disfrutarlos. Queremos alimentos al alcance de todxs sin agrotóxicos. Queremos reaccionar colectivamente  y abrir los ojos. Queremos disfrutar del agua sin cianobacterias ni glifosato, de nuestros territorios sin que un tren extractivista divida nuestras ciudades, deseamos alimentos que nos nutran, trabajos que no nos enfermen, y que la salud no sea sinónimo de aislamiento o control sobre nuestros cuerpos. Queremos arte en todas las esquinas y cultura popular sin varones violentos.

Queremos insistir tercamente en recrear tramas en todos los territorios, retejidos para sostener nuestras vidas y poder desplegar luchas. Tramas que se sostienen cotidianamente de vastos y heterogéneos entre mujeres y disidencias sexuales, que inventan vínculos y alianzas entre diferentes. Lo hacemos contra el mandato misógino de que no podemos relacionarnos entre mujeres y mucho menos con compañeras/es trans. Que no podemos tejer generaciones ni vidas distintas. Y sin embargo hemos podido, porque en esos entre, en esos tejidos, late nuestra esperanza porque allí experimentamos otras formas de vivir, de amar y de luchar.

El 8M  volveremos a convertir el dolor de tantas pérdidas en lucha. Será un día de rebelión y de fiesta, como son las rebeliones. Iremos hacia al mar con toda la creatividad y fuerza que tenemos en nuestras manos. Quizás este es el modo que encontramos de hacer una ofrenda a ese mar que nos rodea y a esa vida que queremos cuidar y cambiar.

 

Tejido Feminista 8M – Montevideo