La ciudad oscurecía y empezó el caceroleo. Entrevista a Efraín Olivera de SERPAJ
Este año el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) cumple 40 años. Se trata de un organización creada en 1981, en los últimos años de la última dictadura cívico- militar uruguaya, que durante estas cuatro décadas ha mantenido y ampliado su trabajo sobre Derechos Humanos. Desde Zur, hablamos con integrantes de diversos momentos de la organización. Compartimos entrevista realizada por Diego Castro y Victoria Furtado a Efraín Olivera, uno de los fundadores, para repasar la historia de la creación y los primeros años de la organización.
Efraín, sos fundador de SERPAJ, hace cuarenta años atrás ¿Con qué preocupaciones o con qué objetivos se creó SERPAJ? ¿Cómo fue ese proceso de creación?
Aclaro que soy cofundador, no soy el fundador. Para empezar el cuento en algún momento, a fines del 80 llegó la noticia -en aquella época de dictadura no llegaban todas las noticias, entre otras cosas- de que le habían dado el premio Nóbel de la Paz a un argentino, que no sabíamos que existía, y por ahí nos enteramos que el hombre trabajaba por los derechos humanos y la paz en un medio muy parecido al nuestro. Entonces a mí se me ocurrió que podía ser interesante formar algo parecido acá. Algo parecido a SERPAJ. Entonces hablé, con todo el sigilo de esa época, y de a uno, con varias personas que yo consideraba importantes como para iniciar una cosa así. Y todos me dijeron más o menos lo mismo – cuatro o cinco- “ah qué bueno que estaría eso, pero no creo que esté en este momento el horno como para bollos”.
Y bueno, la cosa quedó así hasta enero del año siguiente, del 81, en que una de las personas con las que yo había hablado, “Perico” Pérez Aguirre, me llamó y me dijo “sabés que recibí una carta de un uruguayo conocido mío, sociólogo, que está trabajando con Pérez Esquivel allá y nos proponen fundar un SERPAJ acá”. Entonces nos reunimos, vimos cómo podría ser, vimos de invitar a otra gente acá, que tenía que ser toda gente conocida, para que no se fueran a infiltrar otras. Entonces decidimos largarnos. No anduvimos con muchas vueltas como es muy común en los uruguayos, encontrarle todos los problemas a la cosa. Decidimos largar desde el primer momento en forma pública. Había gente que nos decía “qué bien, pero durarán 15 días”. Bueno, y duramos dos año, que es muchísimo para aquella época. Entonces así fue como nos reunimos varias personas. Como el SERPAJ es una organización o un movimiento de inspiración cristiana o marista, ecuménica, no es confesional, se integraron varios sacerdotes, varios pastores, y gente como nosotros. Bueno y ahí fue como empezamos.
¿Cómo fue ese funcionamiento del primer momento? ¿Cuáles fueron los temas o las preocupaciones en esos primeros años?
La idea general era preocuparnos por todos los derechos humanos y ocuparnos de los que estuvieran más desatendidos o de los que nosotros pudimos hacer algo por ellos. Entonces vimos cuáles. Enseguida se nos requirió para algunas cosas. Se arrimaron familiares de detenidos desaparecidos uruguayos en la Argentina, primero; después de desaparecidos uruguayos acá, de presos políticos. Y bueno, trabajamos con ellos sin olvidar otros aspectos de los derechos humanos. Así que trabajamos también en educación, en información, por la paz y la no violencia en varios países de América Latina.
Estuvo bastante sobre la mesa el 20 de mayo -que siempre es una fecha que remitimos mucho a madres y familiares con la marcha del silencio- el rol que tuvo SERPAJ en, de algún modo, reunir a las distintas organizaciones que vinculaban a familiares de personas desaparecidas, presos políticos y demás.
Si, me acuerdo que la primera actividad pública que hicimos fue por los desaparecidos en Buenos Aires, que era un poco más suave que ocuparse de todo. Ahi pensamos qué hacer, dónde hacer, pensamos en una iglesia, pensamos hacer en una iglesia que no tuviera la puerta sobre la vereda porque suponíamos que iba a ver represión. Y asi fue como conseguimos, fue muy amable el párroco de la iglesia que está en Luis Alberto de Herrera y Caiguá, que está bastante para adentro, que tiene una entrada con bancos, recostados y allí hicimos la primera actividad por los presos y desaparecidos uruguayos en Argentina. Me acuerdo que fuimos y en los bancos que hay a la entrada había gente de los servicios que nos fotografíaba a todos los que entrábamos. Y cuando entramos en la iglesia uno se sentó con un grabador grande y lo puso apoyado en el banco de la iglesia en una actitud claramente intimidatoria, y bueno, se hizo la actividad, que nosotros pensabamos que ocuparía casi todo el día y se decidió cortarla al mediodía porque estaba muy tensa la cosa. Eso fue lo primero que hicimos. Y despues tratamos siempre de unir, por su puesto, si.
La denuncia sobre la situación de uruguay, ¿en que momento ustedes pueden empezar a hacerla con relativa publicidad o estado público?
Lo hicimos en diferentes momentos. Llamábamos a la Amnistía, que podía sonar fuera de lugar pero lo hicimos, denunciamos en el 83 que se había detenido una cantidad de jóvenes del Partido Comunista y los habían torturado. Eso lo denunciamos en el exterior. Y después hicimos muchas denuncias. Hubo un período en que estabamos en General Flores, en la casa que nos habian prestado una congregación de monjas, y ahi fue donde se hizo el ayuno. Por un lado, sabíamos que nos iban a cerrar y por otro lado sabíamos que no queríamos morir inútilmente, que ibamos a hacer lo que se pudiera. Pensamos qué hacer y surgió la idea de hacer un ayuno, que no era nada común en Uruguay en aquellas épocas y entonces se convocó a eso. Era en agosto, y llamamos a que el 25 de agosto fuera un día de reflexión nacional. Y el ayuno en principio todos los miembros estábamos para hacerlo, después los compañeros del SERPAJ de Argentina nos dieron un consejo muy bueno, nos dijeron “nosotros hicimos un ayuno en mejores condiciones que ustedes y nosotros terminamos bien y el grupo de apoyo estaba que se caía, que se dormía”. Entonces que sea el menor grupo en ayunar y el resto en grupo de apoyo, sino no van a dar a basto. Así que ayunaron 3 compañeros religiosos, que uno fue Luis Pérez Aguirre, que fue el primer coordinador y alma mater de SERPAJ Uruguay. Después Jorge Osorio, que también era cura, y el pastor metodista Álvaro Olivera. Antes de que terminara el ayuno la casa ya había sido rodeada, habia entrado a policía y habían dicho que a partir de ese momento podían bloquear, que los que estaba adentro iban a estar hasta el final, y los que no teían que salir. Entonces decidimos que quedaran los ayunantes y un compañero más, y los demás salimos. Fue muy hostigada toda la cosa. Había gente que venía tres veces por día, los compañeros tenían un tiempo de reflexión y adoración -porque eran religiosos ellos- y a esa hora iba gente diversa, que no tenía por que ser creyente. Cuando se dió ese bloqueo la gente se juntaba en la calle, al punto de que eran cientos una vez, y los llevaron presos a todos. El ayuno siguió, culminó como estaba previsto el 25 de agosto [de 1983], con un éxito podríamos llamar, mucho más del previsto. Gente de todos los partidos políticos propusieron hacer un apagón, que era el primero en Montevideo, que fue increíble. Nosotros estábamos en la parroquia del Paso Molino, en la azotea, y vimos como la ciudad se iba oscureciendo poco a poco, los edificios parecía que desaparecían y empezó el caceroleo y fue importantísimo.
Tuvo varias consecuencias eso. Cuando estábamos en el ayuno la gente venía a solidarizarse, a rezar, y venían también políticos y otra gente, entonces después del primer ayuno se formó la Intersectorial, que era un grupo de gente de los partidos políticos, los más o menos legalizados y los ilegalizados, de sectores sociales, que estaba al principio Aceep, que era la heredera de la Feuu, y estaba el Pit, que no era Pit-Cnt en ese momento, y después se agregó Fucvam y nos empezamos a reunir ahí para hacer una resistencia a la dictadura. También estuvo la intersocial que eran solamente los sectores sociales. Y después surgió la Conapro, la Comisión Nacional Programática.
El informe Nunca Más, que elabora SERPAJ en el 89 fue un documento muy importante para la construcción de memoria en relación a los Derechos Humanos y a lo sucedido en la dictadura. Después con todos estos años han surgido otros documentos y tenemos ahora un montón de material al que podemos acudir para entender qué pasó, pero en ese momento ese informe de SERPAJ, que además pone sobre la mesa esa idea del Nunca más fue un hito importante. ¿Cómo se elaboró? ¿ Con qué propósito? ¿Qué significó para ustedes?
Son dos cosas diferentes. Una es el Nunca Más, y otra es el informe anual. El Nunca Más fue hecho en Argentina, fue hecho por la comisión que era conocida como Comisión Sábato, impulsada por el gobierno, pero independiente. Fue un informe muy profundo sobre, en Argentina, Nunca Más. Después en Brasil no hubo una comisión de ese tipo, pero la Iglesia Católica, la Diócesis de San Pablo, que es enorme, también hizo un Nunca Más. Y acá nadie lo iba a hacer y nosotros decidimos hacerlo. Y fue muy importante, tuvo muchas repercusiones. Y otra cosa fue, en el 88, empezamos a hacer el informe anual de derechos humanos que sigue hasta ahora y ha sido el único en Uruguay. Un informe completo que siempre lo han pedido las embajadas de otros lugares, y lo seguimos sacando, con grandes dificultades, pero seguimos.
Comentabas en el surgimiento el rol de Pérez Aguirre “Perico”, de otros integrantes de otras iglesias, no sólo de la iglesia católica. El vínculo de lo religioso en SERPAJ en los inicios es muy fuerte. ¿Qué ha pasado con el pasar del tiempo? ¿Es un vínculo que mantiene? ¿Es con algunos sectores, algunas personas de las iglesias o hay un vínculo más permanente, más estable de lo religioso y los Derechos Humanos?
SERPAJ no es confesional, tiene una inspiración cristiana ecuménica, pero nunca tuvo una relación formal con ninguna iglesia. No tenemos ahora ningún miembro que sea religioso, pero de todas maneras nunca hubo una relación formal con ninguna iglesia.
En relación a los vínculos, mencionaste varias veces a SERPAJ de Argentina, a estar al tanto con el informe Nunca más, también en relación a Brasil. ¿Cómo se fue construyendo ese vínculo con otras organizaciones y otros SERPAJ de América Latina? ¿Cómo es hoy? ¿Cómo ha sido a lo largo del tiempo?
En cuanto al SERPAJ de América Latina, sigue existiendo a pesar de los pesares, con dificultades, al punto de que el año pasado tuvimos un consejo colegiado virtual y participaron compañeros y compañeras de Argentina, Brasil, Costa Rica, Colombia, Chile, Ecuador, El Salvador, México, Panamá y Paraguay. Estuvo ausente el SERPAJ de Nicaragua que anda con algunos problemas, con bastantes problemas. El SERPAJ sigue existiendo, no nos vemos las caras ahora, pero sigue existiendo. Sobre el trabajo con otras instituciones, siempre hemos tenido con muchísimas.
Había parado el relato al fin del ayuno y la resistencia a la dictadura, que trabajamos con partidos políticos y sectores sociales, siempre con total independencia [pero] después armamos con varias personas la Asociación Uruguaya de Derechos Humanos y nosotros hicimos la secretaria de esa asociación, participamos en diversas instancias y seguimos actuando. Por ejemplo, cuando lo de Rolnik, nosotros estábamos en la Plaza Independencia funcionando como la secretaria de ahí, y recibimos una llamada en la Cx30 contando desde San Javier lo que había pasado, fuimos los primeros de Montevideo que fuimos con un abogado de la asociación de Derechos Humanos, y dos periodistas, que fuimos los primeros que llegamos. Después en el 85, el gobierno legal nos legalizó, antes el gobierno ilegal nos había ilegalizado. Ahí ya formamos varios equipos, de educación, derecho civil y político, de derechos económicos, sociales y culturales, del interior, que fueron muy importantes. Ahora entre otras cosas ahora estamos trabajando en un documental sobre Perico y su mensaje, en un acuerdo con la Facultad de Información y Comunicación y vamos a empezar una serie de seminarios, virtuales lamentablemente.
Desgrabación y edición: María Noel Sosa y Mercedes Etcheverry
Imagen: Fragmento de la portada del Informe Uruguay Nunca Más, publicado por Serpaj en 1989. El diseño de tapa fue de Arturo Bustamante.
Entrevista completa: