¡Levantamiento Indígena y Popular en el Ecuador!
De nuevo un levantamiento indígena y popular en Ecuador da luz y esperanza a la lucha por una vida digna al continente! Desde hace varios días las mujeres, hombres, niñas, niños, ancianos y ancianas de las diversas nacionalidades y pueblos indígenas del Ecuador han paralizado las carreteras, han realizado asambleas en comunidades, pueblos, ciudades! ¡Estas dignas mujeres y varones del país a mitad del mundo se levantan para recuperar y retomar su país, su presente y su destino amenazado, otra vez, por las mismas élites de siempre aliadas a los patriarcas depredadores y derechizados que monopolizan la vida política!
Con la declaratoria de paro nacional y levantamiento indígena ellos y ellas han creado un poderoso espacio de discusión que interpela el nefasto decreto 883, mismo que dicta medidas de ajuste en materia económica y que tiene como acto más visible el alza a los precios de los combustibles. “Si sube la gasolina, sube todo, el pasaje, la comida,” Decía una mujer indígena cuando tomó el micrófono para animar a las comunidades levantadas en la región del Cotopaxi.
Hasta el momento, las comunidades de la Sierra, la Amazonía y la Costa están levantadas y a través de sus discursos, carteles y canciones están produciendo consignas plurales y entrelazando el rechazo al conjunto de asuntos que las afectan: no dejarse ni empobrecer ni tutelar por las medidas económicas y la agenda económica del FMI, no admitir que continúe el régimen extractivista que está depredando las riquezas comunes.
Cabe destacar, además, que en este poderoso levantamiento que se conjuga con un paro en las ciudades vuelve a emerger la reeivindicación histórica de las luchas indígenas por la tierra, el agua, y en contra del avance de los campos petroleros y la minería que siembran de miseria los territorios donde se asientan. Esto muestra que en el Ecuador hay una lucha de largo plazo, pues si bien hoy se enlazan las luchas y los esfuerzos para derogar el paquetazo económico, la potencia de la lucha indígena y comunitaria también muestra el hartazgo por las agresiones del Estado contra las comunidades.
El pasado sábado 5 de octubre, el gobierno de Lenín Moreno dictó Estado de Excepción durante 60 días para evitar manifestaciones y actos públicos. Frente a esa medida, el presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador -CONAIE-, junto con miembros del Frente Popular y del Frente Unitario de Trabajadores del Ecuador respondieron: “No juegue con fuego, pues está en cuestión el destino de 17 millones personas”. En los días sucesivos, la CONAIE ha comunicado que las comunidades indígenas se han declarado, también, en Estado de Excepción y que no permitirán el ingreso de policía y ejército a hacer destrozos a las casas de los levantados ni a golpear a las mujeres y a los niños. Su comunicado señala que a quien se sorprenda realizando actos de violación de derechos humanos será sujeto a la justicia indígena. Esto significa que las comunidades que se levantan se disponen a restituir el orden de la vida comunal, pues la justicia indígena no atenta ni contradice los preceptos de la Constitución, pero tampoco admite que se borren de manera arbitraria y grosera las garantías y derechos que tanto esfuerzo ha costado inscribir en la ley. Así, el estado de excepción en clave indígena va en dirección contraria con los más de 477 detenidos, a los heridos y una persona muerta que fue ultimada en medio de una feroz represión policial.
La imágenes que hoy dan vuelta al mundo mostrando la decisión y energía de jóvenes, niños, mujeres y ancianas han emocionado a las comunidades indígenas de todo el continente; los discursos de las y los dirigentes indígenas se han reproducido miles de veces en las redes sociales. Sus discursos son abarcativos, alimentan las luchas indígenas y al mismo tiempo incluyen a la ciudad en sus demandas. Los estudiantes, también se han manifestado. Los pañuelos verdes de la lucha feminista reciente por el aborto legal también aparecen en las fotos de las manifestaciones en las ciudades, las mujeres organizadas suman su voz y capacidad de sostener un paro. Los cacerolazos convocados por colectivos de mujeres hacen voltear a ver las jornadas dobles y la explotación del trabajo no remunerado y su afectación concreta con el paquetazo económico. Las mujeres urbanas reconocen la dignidad de las luchas comunitarias, y buscan unir su grito de hartazgo y se autoconvocan para salir a las calles.
Ayer 7 de octubre, en las barricadas de la región de Pastaza ya se manifestaba que se exige la renuncia del Lenin Moreno. Mientras que en otras provincias se han tomado edificios de gobernación. El Movimiento Indígena ha entrado por las zonas Sur y Norte de Quito recibiendo el apoyo y la solidaridad de los barrios populares que les esperaban sumándose al coro “Únete pueblo, únete a luchar contra este gobierno antipopular”. Desde las ciudades las organizaciones sociales representadas por los sindicatos de trabajadores, y otros se unirán al gran Paro Nacional el 9 de octubre. El levantamiento indígena nuevamente es el corazón de la lucha desplegada abriendo un horizonte de reapropiación frente a una medida expropiatoria que afectará a todo el pueblo ecuatoriano. Su despliegue convoca que se generalicen las acciones y la lucha abarque y sume fuerza.
Percibimos a este tiempo de lucha como un tiempo de reapropiación de fuerza y autodeterminación, un tiempo rebelde de producción de un renovado sentido de lucha, que se teje en la confluencia de diversas voces que advierten de manera clara y contundente: ¡Ni Moreno o Correa, ni Lasso, ni Nebot! ¡La lucha es del pueblo! Y, por tanto, su acción no se agota en posibles nuevas componendas entre los caudillos de siempre, ni en otro tipo pactos patriarcales.
Un 7 de octubre, 526 años después. Lenin Moreno traslada la sede de su gobierno a Guayaquil. Sus acciones recuerdan las nerviosas y desesperadas acciones en la época colonial, cuando los curas y los funcionarios coloniales se escondían en casas con muros y llamaban por ayuda militar pues temían que llegara ese momento en el que los indios levantados volvieran a reinar.
Desde nuestros pueblos, desde las ciudades que habitamos estamos y estaremos atentas y solidarias a lo que suceda en Ecuador. La fuerza de las comunidades indígenas nutre la nuestra. Sumamos nuestras voces y nuestro apoyo a la resistencia indígena y popular. Aquí y allá resistimos al tutelaje y gritamos una vez más que nos mueve el deseo de cambiarlo todo. ¡Nos queremos vivas, libres y desendeudadas en todas partes! ¡Que se sigan tejiendo entramados comunitarios y populares de lucha! ¡Que siga creciendo la dignidad!
Gladys Tzul Tzul, Guatemala
Raquel Gutiérrez, México
Claudia López, Bolivia
Mariana Menéndez, Uruguay
Noel Sosa, Uruguay
Veronica Gago, Argentina
Luci Cavallero, Argentina
Jovita Tzul Tzul, Guatemala
Ita del Cielo, México
Victoria Furtado, Uruguay
Siboney Moreira, Uruguay
Dawn Paley, Canadá
Dunia Mokrani, Bolivia
Claudia Cuellar, Bolivia
Natalia Fontana, Argentina
Silvia Federici, EE UU