Litio en los años cansados
A fines de mayo y principios de junio se realizó en Catamarca el onceavo Seminario Internacional Litio en la región de Sudamérica, evento que es definido por sus realizadores como uno de los encuentros preferidos por la industria minera. Allí participan industrias relacionadas al litio y actores considerados “estratégicos” por el sector minero. En simultáneo, comunidades originarias y rurales provenientes de distintos puntos del llamado “triángulo del litio” se reunieron para levantar sus voces y expresar que la explotación minera, no tiene licencia social. A través de diferentes testimonios, nos acercamos a esta problemática que viene de la mano de la transición energética.
El agua es la ancestra común que nos hermana decía la frase que se repartió en el inicio del Contra Seminario del litio: el Seminario de los Pueblos (1). Organizaciones y comunidades llegaron desde Salta, Jujuy y distintos puntos de Catamarca. Atravesaron cerros, valles y salares. Recorrieron kilómetros a pie, en camionetas o colectivos para entrar a la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca.
Llamaron a las aguas y ofrendaron una botellita por cada territorio en defensa: Salinas Grandes, Los Andes, Fiambalá, Antofagasta de la Sierra, Ancasti, Santa Gertrudis. No se puede hablar de un evento de multitudes, pero sí de que el puñado de resistencias traía las voces de las comunidades en lucha y la memoria de lxs muertxs.
En el salar les secaron un río explotando litio, otras amanecieron en cortes de ruta contra la minera y pusieron el cuerpo ante las máquinas. Se enfermaron plantas y animales, hay acequias en peligro y territorios expropiados. La sequía que trae el extractivismo, no puede agotar las luchas que se hilan frente a los cerros: asambleas, espacios de encuentro y organización comunal frente al despojo.
A un par de kilómetros, en la circunvalación de la capital provincial, se encontraban reunidos Ceos, gobernadores, ministros, embajadores y toda la pompa del saqueo para hacer negocios, brindar conferencias y trazar planes de acción para los próximos años en torno al litio, en un predio cerrado para no ser molestados (2).
El litio está hoy en el centro de las disputas territoriales en el sur del Abya Yala, en lugares alejados de los centros urbanos. El 85% de las reservas a nivel mundial se encuentran en el llamado “triángulo del litio”, compuesto por Bolivia, Chile y Argentina. En nuestro país, el mineral se concentra en Catamarca, Salta y Jujuy. Lo que denominan oro blanco es el suelo de las comunidades ancestrales.
La carrera de empresas transnacionales vinculadas a la electromovilidad y dispositivos electrónicos, se lanzó hace rato en estas provincias y pareciera no tener freno: se proyectan inversiones por más de U$S4.200 millones y todo apunta a lanzar a Argentina como referencia mundial en producción de litio industrializado de alta calidad (3). Durante 2021, los envíos al exterior superaron las 27.000 toneladas por 185 millones de dólares (4) en paralelo al aumento de las ventas globales de vehículos eléctricos (6,75 millones de unidades, 108% más que en 2020) (5).
La conformación geológica del litio puede rastrearse al Big Bang: polvo de estrellas que en pequeñas cantidades se distribuye en todo el planeta, pero que se concentra en rocas de origen granítico y en salares andinos. La extracción en este último caso, se realiza con perforaciones de hasta 200 metros, el agua se bombea y lleva a piletones abiertos de evaporación y se decanta la salmuera con químicos.
Por tonelada de litio extraída se estima que se evaporan alrededor de 2 millones de litros de agua (6). El agotamiento de las reservas y la posibilidad de salinización de aguas dulces es lo que trae el futuro. En territorios de aguas escasas, este dato es una sentencia de muerte.
La sal, el cansancio, el pasamontaña
Marcos Tinte, salinero y vallista, se detiene y saca sus ojotas. El pasamontaña todavía le cubre el rostro, para que el sol no le queme tanto, para que el frío no ajee la piel. Después de siete días de andar junto a su papá por las Salinas Grandes, agarra una palangana y pone sus pies cansados en salmuera. Piensa con sus 14 años de edad, cuánto tiempo durará la sal que cosecharon juntos y cargaron en los 30 burros, y si es suficiente para darle de comer a los animales y para intercambiar por maíz, papa y charqui. Cuarenta años después, su preocupación será otra: defender el agua y los salares del altiplano, amenazados por la minería de litio.
La sal ha sido motivo de construcción de caminos desde tiempos inmemoriales. Salarium argentum, “dinero salario, dinero de sal”, el origen de la palabra salario está en la sal. Una arquitectura de poder se estableció en torno a la misma: herida profunda del colonialismo que es hoy nuevamente, como en los primeros tiempos de la colonización española, el centro neurálgico de la explotación de la naturaleza(7).
La sal es un ser vivo si se piensa desde la historia y la identidad de los pueblos y comunidades que habitan las salinas que ante el avance de la minería de litio, lanzaron un documento para protegerla: el Kachi Yupi Huellas de la Sal (8), de las Salinas Grandes y laguna de Guayatayoc (de Jujuy), que establece los puntos más importantes en los protocolos de consulta libre, previa e informada que Marcos y su comunidad le exigen al gobierno que respete.
Marcos vive hoy en el departamento de Cochinoca, en Sayate Oeste. Trabajó en Mina Pirquitas como mecánico y chofer de transporte de personal y de carga. De su pasado de salinero, le queda el amor por ese paisaje, por esas tierras de sol y aridez.
Le tocó ver de bien cerquita las injusticias. Le tocó obedecer las órdenes de la minera, y trasladar personas a las que ésta les expropió las tierras y les barrió sus haciendas:
–Me mandaron con el camión para cargar las cosas de la gente, sacar el techo de las casas. Quedó la pared nomás y la llevaron al pueblo, ahí les hacían una pieza de 3 x 4, y no sé qué hicieron con los animales.
La máquina topadora iba por delante y Marcos atrás con el camión cargaba los objetos y muebles de quienes eran expulsadxs de sus tierras. Fueron “relocalizadxs” en un pueblo que creó la misma empresa y que hoy está a 5 kilómetros de la boca de la mina. En la oscuridad de los ojos de Marcos se ve ese dolor antiguo, esa pena impotente.
Pero la pena se transformó en lucha. Marcos es parte de las 33 comunidades atacameñas y coyas que se oponen a la extracción de litio en Salinas Grandes-Guayatayoc. En la región se cuentan alrededor de 53 proyectos en etapa de exploración y explotación en un área que supera las 100 mil hectáreas (9). El territorio es habitado por flamencos, patos y guayatas y Marcos se prometió defenderlo:
–Imaginate si llega a haber una minería, se pierde todo ese ecosistema. Yo creo que hoy se están deteniendo porque nosotros estamos luchando en esto. Y en el momento en que nos descuidemos entra la mina.
En la comunidad de Marcos lxs abuelxs hablan de “años cansados” para cuando uno se pone viejitx y también para entender los tiempos de la tierra.
–Ahora, el campo está cansado para la cosecha, hay poca agua. Hay que dejarlo descansar y después volver a sembrar.
En su comunidad escuchan esas voces que vienen de tiempos ancestrales. En su ser, Marcos sabe que, si la minería entra, el cansancio de los años y la tierra se hará interminable.
La invasión y la resistencia
El motor se sentía entre los cerros, la maestra la hizo sentar derechita. Estacionaron dos camionetas lustradas, pasaron al lado de la bandera que habían izado esa mañana y se acabó la clase. Todxs lxs niñxs de la sala recibieron a los señores con camisas almidonadas y zapatos nuevos. Son empleados de la minera, pero no parecen salir de las entrañas de la tierra. Lxs niñxs hacen silencio para escuchar las bondades de la nueva empresa que están por instalar, dicen que llega el progreso a La Hoyada. Se llama La Alumbrera. Guillermina escucha la promesa, si terminan séptimo grado van a tener trabajo. A la salida le cuenta todo al abuelo Rosendo: ¡es mentira, ya la minera del Farallón Negro nos contamino el agua, ahora esta nos va a matar!
En 1995 el primer proyecto de megaminería a cielo abierto en Argentina se instaló muy cerca del pueblo de Guillermina Guanco. Bajo La Alumbrera comenzó a extraer oro y cobre en las Sierras Capillitas, en el borde de Santa María y Belén.
En los años noventa, avanzó el neoliberalismo sobre el territorio con el visto bueno al negocio sobre los bienes comunes. La minera Bajo La Alumbrera empleó 1.200 litros de agua por segundo y usó tantos explosivos, que se convirtió en la mayor consumidora de Argentina. Desaparecieron el paisaje con un cráter de 2.000 metros de diámetro por 800 metros de profundidad. Una herida de 10 millones de metros cuadrados. El dique de cola repleto de químicos con los que se disolvieron metales se convirtió en una amenaza de veneno permanente (10).
Las primeras oraciones de Guillermina abren de un tajo las memorias de resistencia a la conquista de la corona española y a la continuidad en la cartografía del Estado Nación argentino: nos cuenta que es parte de la Nación Diaguita, territorio que abarca Catamarca, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja y más al sur. Ella es Secretaria General de La Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita Catamarca y delegada de base de la comunidad indígena La Hoyada, pueblo en el que creció y que dibuja así:
–Hay un río que nace de la cabecera de Ovejería que baja el cajón Toro Yaco y da la vuelta por el campo Los Pozuelos, es el único río grande. El río va y desemboca en el río Paraná.
Ese es su gran jacal, el hogar que cuida, habita y defiende. Por los valles y montañas “Calchaquíes” se cuentan 107 años de rebeliones y resistencia a las expediciones y entradas españolas en la región:
–Todavía somos saqueados y colonizados. Todavía existen los “colones” por acá. Colón todavía existe, entonces nosotros ya no queremos más colonización, queremos más respeto a nuestra cultura y a nuestra ley.
Hace 20 años comenzó la reorganización de la Unión Diaguita en la región catamarqueña, donde el extractivismo moldea las prácticas y relaciones sociales desde tiempos de la conquista. Las 12 comunidades que forman parte Nación Diaguita, tomaron una decisión colectiva, la de resistir al extractivismo de gobiernos y trasnacionales y a toda forma de dominación colonial. Esta firmeza en la lucha, derivó en casos de enfrentamiento con terratenientes locales del norte de la localidad de Belén:
–Había gente esclavizada, ellos tenían patrón. Entonces cuidaban la hacienda, trabajaban, hilaban y tejían, pero la mayor parte y la mejor era para los patrones. Cuando nosotros ya éramos Unión Diaguita, hemos ido a hacerlos reorganizar y de esa vez ya no pagaron más. Ahí es donde ha comenzado el enfrentamiento con los usurpadores.
Fueron estas acciones colectivas las que les permitieron fortalecerse en la lucha contra las mineras: Guillermina recuerda que hace pocos años “corrieron a una” junto a otrxs hermanxs. Allí, otra vez la fuerza diaguita emergió:
–Hemos pasado en medio de la nieve, del viento, de todo el frío, pero ahí nos hemos amanecido hasta que nosotros lo hemos corrido a esa minera. Ha habido hermanos que han perdido la vida, los hermanos Guerra. Nosotros como Unión Diaguita toda la vida los tenemos presente y sé que ellos mismos nos ayudan.
Mataron al río, persiguen a quienes luchan
La cosecha ha sido buena, pese a la falta de agua. Los papines que crecieron bajo tierra y gracias al sol de Antofagasta de la Sierra, se distribuyen sobre las mesas que la organización del Contra Seminario del Litio dispuso para que las comunidades compartan y vendan sus productos. Alfredo Morales empieza a hablar de su tierra, la que ampararon durante décadas su abuela y abuelo. Y también, del daño que la minería de litio ha hecho:
–Veintidós años absorbiendo cada chorrito. Mataron al río Trapiche para explotar el litio. La minera Livent exprimió las gotas y los animales empezaron a caer. Las vegas desaparecieron en el Salar del Hombre Muerto. No dejaron pasar una gota de agua. Secaron la vega del río.
Alfredo es parte de la Comunidad Atacameños del Altiplano, que resiste a la avanzada de los proyectos de extracción y explotación de litio que han sido autorizados ilegalmente, vulnerando los derechos de las comunidades originarias en el Salar del Hombre Muerto, departamento de Antofagasta de la Sierra.
Hace dos años, el gobierno de turno intentó quitar un alambrado de las tierras de lxs Morales para abrir camino a la minera. La criminalización, persecución y armado de causas judiciales se activaron a partir de la defensa de los territorios: en las tierras de la familia Morales, pasaban camiones sin preguntar que iban y venían con materiales para la construcción del proyecto “Sal de Vida”, de la empresa Galaxy. La familia interrumpió el paso. Golpearon a Leonor, una de sus hermanas, empujaron a Luisa, su madre y tres hermanxs (Hortensia, Evelia y Santiago) fueron apresadxs y trasladadxs a Belén, a 270 kilómetros de su casa.
–Mi madre tenía 75 años y fue empujada y mis hermanas arrastradas por el piso. La policía detuvo a más de la mitad de nuestra familia.
Desde el año 2018, se dio un fuerte impulso organizativo, a partir de que la comunidad se enteró de que la empresa Livent (Minera del Altiplano- ex FMC) buscaba expandirse bajo el Proyecto “Fénix” y proveerse de agua del río Los Patos para los procesos de extracción de litio. Este cauce nace de los hielos de la cordillera y recorre San Juan y Catamarca. Viaja 190 kilómetros. Los ecosistemas se encuentran amenazados:
–La vida no se compra con la plata: a mi quíteme el celular y yo vivo tranquilo, pero quíteme el agua y no voy a poder vivir. A los chicos (las mineras) les dan unos mangos y están contentos, eso lleva a que todo se compra por la plata. Pero si no hay agua el día de mañana nos vamos a tener que ir de Antofagasta.
En el territorio atacameño además de “Fénix” son 8 proyectos mineros los que se imponen sin consentimiento: Sal de oro (Posco), Sal de vida (Galaxy- Resourses), Hombre Muerto Norte (Lithium South Develompent), Virgen del Valle (Santa Rita), Candelas y Hombre Muerto Oeste (Galan Lithium), Salar de Tolilar (Alpha Lithium).
La usurpación de la Puna
– ¿Qué es el litio para su comunidad?
–Para nosotros nada, porque es una palabra, incluso, no sé en qué idioma. La verdad no sabemos en qué lengua. Entonces para nosotros suena como no sé, decir algo caído del cielo, que uno le da un nombre por verlo así.
Romualdo Fabián todavía tiene los ojos amanecidos por el viaje. Caminó kilómetros hasta la ruta, hizo dedo y pasó horas en un colectivo para escuchar a lxs hermanxs en el Contra Seminario del litio: el Seminario de los Pueblos. Trae la palabra de la comunidad Raíces Andinas, una de las diez que conforman los pueblos Atacameños en la actual provincia de Salta.
“Vengo de los andes” dice, y explica que es la tierra ancestral de los pueblos Atacameños mucho antes de la llegada de la minería y el ferrocarril. Esas comunidades surcaron los límites impuestos por los Virreinatos españoles y también, por la conformación de los Estados Nación. Allí se libraron guerras, como la Guerra del Pacífico, conocida también como la Guerra del Salitre. En la región de Atacama, entre 1879 y 1884, Chile, Bolivia y Perú disputaron la sal que riega el territorio, un “recurso” de exportación que era utilizado como materia prima para la fabricación de fertilizantes y para la industria de los explosivos.
En las revisiones históricas se recuerda que Bolivia rompió un acuerdo y puso un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre a la Nitrates and Railway Company of Antofagasta. Le siguen una danza de invasiones, alianzas y finalmente, la guerra. Chile resultó ganador, pero el 70% de sus empresas salitreras quedaron en manos de capitales británicos a menos de un año de concluido el conflicto (11).
Mientras se disputaban el “desierto” de Atacama, las fronteras de la nación se dibujaron rompiendo memorias y comunidades. Argentina y Bolivia acordaron un trazado fronterizo en el que las tierras altas de los Andes quedaron para Argentina y la región de Tarija para Bolivia. En 1900 la puna de Atacama se convierte en el Territorio de los Andes.
Romualdo habla de la tierra avasallada, usurpada.
La imagen de lo inhóspito circula en el imaginario argentino sobre la Puna, extensiones inmensas que habita el viento. Un desierto sin la humedad de la pampa ¿qué brota? ¿qué se cría?
Alejandro Benedetti explica que la Puna se construyó como un paisaje de alteridad absoluta dentro del cuadro nacional, donde las expediciones citadinas la describen como inhabitable para el hombre blanco, un lugar donde un europeo no puede quedarse mucho tiempo sin sentir una melancolía que lo provoca desarreglos cerebrales. Para el autor es generalizada la concepción que identifica a la categoría Puna como un espacio natural, alto y frío, definido con independencia de las prácticas sociales y culturales de quienes viven ahí; un país lunar, un paisaje muerto, que pareciera estar deshabitado (12)
La puna ahora es un “tesoro”. Los gobiernos de Salta, Jujuy y Catamarca conforman la Mesa del Litio (13) para impulsar el sector, mientras invisibilizan a las comunidades con números de toneladas, inversiones y dólares. Vender “recursos” naturales es una vieja receta para el “desarrollo” que se renueva bajo la etiqueta de energías limpias y verdes.
Romualdo encontró estacas que delimitan una gran porción de su tierra, están clavadas y señalan coordenadas. Él no los vió pasar, el territorio es extenso y se pierde en el horizonte, pero por allí andan:
–Se están entrando sin permiso, sin alguna consulta. Hasta ahora solo una sola empresa fue a verme a mí y a mis hermanos a decirnos que quería que por lo menos hablemos. Las otras no, bueno ya están algunas ahí en estudios, hay lugares ya demarcados.
Esto se trata de una usurpación de terreno, un atropello y una cesión de los territorios comunales a las empresas de parte del Estado sin consulta libre, previa e informada. A la comunidad Raíces Andinas, el gobernador de Salta Gustavo Sáenz, nunca la recibió para escuchar sus pedidos y reclamos, pero sí tomó la decisión de avanzar en 27 proyectos de litio a nivel provincial. Lo dice clarito durante el Onceavo Seminario Internacional Litio en Sudamérica:
–Estamos decididos a trabajar en la industrialización del litio y generar las condiciones para agregar en nuestra región el máximo de valor, con una mirada sustentable, prospectiva y participativa.
Afuera, en la ruta que pasa en frente de la sala de convenciones donde sucede el pacto empresarial- gubernamental (14), lxs manifestantes son recibidxs por miembros de infantería. Son muchos. Romualdo se para frente a las fuerzas del estado y les cuenta de dónde viene, cómo son los pastos que necesitan para vivir. Que el agua es vida para los pueblos americanos. Luego agarra el micrófono y dice:
–A nosotros nos tienen como que no existimos, nos miran solo cuando hay riquezas, cuando pueden sacarnos algo.
Volcanes, lagunas y racimos amontonados
Lxs regantes esperan semanas para que la acequia se abra. Las uvas, aceitunas, membrillos, damascos y granadas ya deben conocer el olor del agua cerca. En esta región, el sistema de riego se asentaba en la organización comunitaria: manos levantando las pequeñas compuertas y un camino mojado entrando en la tierra; mantener y proyectar los canales para que viaje el hilo de agua desde la montaña, repartir días y horarios de acuerdo a la estación, agua para todxs. Pero desde hace unos años, el riego es manejado por el gobierno desde la Dirección de Aguas y Saneamiento del Interior (DASI).
Beatriz Perea, de la Asamblea Fiambalá Despierta, recuerda esos tiempos de regadío comunitario. A gran escala el acceso a la tierra y a las aguas se traduce en la estratificación y desigualdad social en el pueblo: hoy en Fiambalá, “casa del viento”, el agua no sólo está en manos del estado, sino de capitales chinos: una actualización de saqueos llega de la mano de la explotación del litio.
Una cadena de volcanes, termas y una sentencia: la del proyecto Tres Quebradas a cargo de la empresa Liex, subsidiaria de la china Zijin Mining, que desde enero de 2022 tiene aprobada la Declaración de Impacto Ambiental para comenzar con la explotación del litio luego de adquirir el proyecto a la compañía canadiense Neo Lithium. Estiman extraer 35.000 toneladas anuales del mineral, un reservorio de “energía renovable” para confeccionar baterías con las que no se puede cosechar uvas ni criar ovejas: el polvo de estrellas industrializado no es alimento.
Beatriz, le pone otro nombre al metal blanco:
–El litio es la codicia de muchos. Sabemos que el litio que extraen de acá no lo vamos a ver. Va sumar para las grandes potencias para que tengan un mayor confort y nosotros vamos a tener un territorio devastado y sin agua.
El proyecto está instalado en las lagunas y salares altoandinos, en la cuenca de la Laguna Verde, rodeada de los volcanes más altos, como el volcán Pissis, que alcanza más de seis mil metros sobre el nivel del mar. También, están construyendo una planta de procesamiento de carbonato de Litio en inmediaciones del pueblo de Fiambalá, ya realizaron una perforación para a extracción de agua y emplearan energía de los parques solares de Tinogasta y Fiambalá.
–Las autoridades tanto intendente, concejales y a nivel provincial, gobernador facilitan todo, son quienes más promocionan la minería como progreso, como que va haber fuente de trabajo, pero sabemos que es un engaño, porque eso no va a durar mucho tiempo como las otras actividades, como por ejemplo el turismo.
Cerca del pueblo de Fiambalá, a 14 kilómetros, están las Termas de Fiambalá, centro turístico que se vio amenazado desde el año 2007, cuando un proyecto pretendía extraer uranio en la zona. El mismo fue frenado por los altos grados de movilización social, pero hoy está nuevamente en peligro su existencia.
Además de la vulneración de derechos sobre el agua, sus reservorios, afectaciones a las vegas, procesos de salinización, la depredación y destrucción de ambientes con daños irreparables al ecosistema de humedales altoandinos (protegidos por el convenio RAMSAR), se le suman las estrategias de comunicación empresarial que deslegitiman las formas de vida rurales, campesinas y ancestrales (15).
Beatriz recuerda los racimos amontonados en febrero. La cosecha de uva negra le tiñe la mirada de acoplados llenos de fruta dulce para hacer vino o secarlas en pasas. Ahora, hay muchos más camiones y camionetas cargados pero con máquinas, caños, rollos. Cruzan por las calles y avenidas el material que utilizan para hacer los piletones, donde se va el agua.
La seda, el polvo y el paisaje
El mugido de las cabras la acompaña mientras teje la seda con los capullos de coyoyo que recogió en el monte. Elvira no puede dejar de pensar en qué pasará si empiezan a extraer litio apenas a unos 200 metros de su casa. Se lo dice a Daniel, su compañero, cuando golpean la puerta.
Un móvil de la policía minera está parado en frente de su casa. Las tres personas que se bajaron, le preguntan a Daniel si sabe dónde queda la entrada a la boca de mina. Él les indica y después de un rato de conversación, uno de los sujetos de la policía, que sabía el apellido de Daniel, le dice:
–Usted recibe un sueldo de la provincia.
–Sí, pero que tiene que ver eso con la minería, yo creo que el sueldo no me la paga la minería- le dice Daniel
–Usted Fernández, cuando va al cajero siempre encuentra su sueldo ahí. ¿Usted no tiene miedo de que cuando vaya este otro mes a cobrar no esté?
Daniel Fernández y Elvira Bulacios viven en Santa Gertrudis, paraje rural de Ancasti a 80 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca y forman parte de la asamblea “Ancasti por la Vida”. Viven de la cría de cabras y además Daniel trabaja para la provincia en el sector de agua potable, mientras que Elvira es artesana de la seda rupestre del coyoyo.
Hace un tiempo empezaron a ver movimientos poco frecuentes en su pueblo. Se trataba de exploraciones para la explotación de litio en pegmatita (roca) de parte de la empresa Latin Resources y Lake Resources.
–Las perforaciones de la minera se hicieron en el 2015 y el polvillo ha afectado a la crianza de gusanos y ahora no hay capullos
El miedo a pronunciar la palabra litio y que se haga realidad:
–Nos dicen que seguro llegará, luchemos o no luchemos. Pero vamos a tratar de frenarlo
En la zona de Ancasti saben que la cosa no está tan jodida como en Belén, Tinogasta o Fiambalá, donde las máquinas ya están en los cerros, donde han metido presa a gente. Tienen un poco de tiempo, y por eso se están organizando: en mayo de este año, realizaron una asamblea en la plaza de Santa Gertrudis, en que se reunieron más de 100 personas provenientes de distintas partes de la provincia de Catamarca.
En ese pequeño pueblito de serranías, se escucharon como ecos los posibles daños de la explotación de litio. Y una plegaria: que los coyoyos no desaparezcan, que el agua siga siendo alimento para el lugar.
¡Que la pacha no los deje dormir!
En la ruta 38, sobre la avenida circunvalación Néstor Kirchner, que rodea el predio donde se desarrolla el Seminario Internacional Litio, la infantería se despliega con cascos, palos y armas. Superan hasta dos veces el número de quienes fueron a contar que el agua es vida. Los señores que comen cerros, no salen a hablar. Las fuerzas del Estado los protegen de la palabra, de la imagen. Ni siquiera van a mirar un cartel. El modelo económico que remata “recursos” y desplaza pueblos cierra con un escudo armado. En hilera y duros, parecen un fotograma congelado segundos antes de que se active la picadora al servicio de empresas y funcionarios.
Mientras, la potencia de lxs que resisten sostienen wiphalas y miradas. De frente a muchachos armados, intentan que se les entre la memoria de luchas por lo único que tienen sin revestimiento, sus ojos. Es solo un deseo, a esta altura todxs conocemos la crisis del planeta y que a la tierra se la arraza sin dormir. Alguien les dice a los uniformados que ese no es un trabajo, y otra persona que los hacen pelear entre vecinxs.
Yamila es la primera vez que llega a Catamarca Capital desde el lugar donde creció, el Salar del Hombre Muerto. Parada en la ruta, sostiene un cartel que dice que el agua vale más que el litio. Manuel grita por el altoparlante que estamos en una dictadura minera. Marcos nos repite que estamos en los años cansados, como decía su abuela. Alguien nombra a Aldo Flores y Enzo Brizuela, que habían sido detenidos dos días antes en Andalgalá y que engrosan el número de 90 causas judiciales abiertas a vecinxs que defienden el territorio de los proyectos extractivistas en dicha localidad.
¡Que la pacha no los deje dormir! con una caja coplera, lanzan ese conjuro para que les llegue a los señores. La acción tuvo la paciencia del viento. Se nombraron a los gobernadores y funcionarios que estaban en la fiesta del litio. Se escuchó la palabra saqueo, las comunidades hablaban por lxs abuelxs, por lxs trabajadorxs, por el agua y los cerros.
La reescritura de esta historia, es hasta el final.
Publicada originalmente en diciembre.org
Referencias:
1- Contra Seminario del litio: el Seminario de los Pueblos es organizado por la Asamblea socio-ambiental PUCARA de Catamarca, Observatorio Plurinacional de Salares Alto Andinos, Be.Pe., Fundación Yuchan, Pañuelos en Rebeldía y Atizar como respuesta al XI seminario internacional Litio
2- Para acceder a más información sobre XI Seminario internacional Litio en la Región de Sudamérica se puede acceder a Lithium in South America 2022 (litioensudamerica.com.ar)
3- Ministerio de Desarrollo productivo de la Nación: Kulfas sostuvo que Argentina puede consolidarse como referencia mundial de litio https://www.argentina.gob.ar/noticias/kulfas-sostuvo-que-argentina-puede-consolidarse-como-referencia-mundial-de-litio
4-Ministerio de Desarrollo productivo de la Nación: Valores de referencia para el litio https://www.argentina.gob.ar/noticias/valores-de-referencia-para-el-litio
5- Nota: Inversiones millonarias, producción en alza y exportaciones récord: el fenómeno del litio en la Argentinahttps://tn.com.ar/economia/2022/07/09/inversiones-millonarias-produccion-en-alza-y-exportaciones-record-el-fenomeno-del-litio-en-la-argentina/
6- La referencia fue tomada de la investigación académica : La fiebre comienza : extracción de litio en el norte argentino-: Gallardo, Susana 2011
7- Reflexiones nacidas junto a la visualización del documental “Araya” (1959) de la realizadora venezolana Margot Benacerraf.
8- Ver documento completo Kachi Yupi Huellas de la Sal: https://farn.org.ar/kachi-yupi-huellas-de-la-sal/
9 – Ver publicación: Un Mineral Codiciado- Darío Aranda https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/subnotas/169555-54037-2011-06-06.html
10- Para profundizar en las memorias y consecuencias en el territorio ver Memoria en Catamarca (1990-1995) Lumbres silenciosas- Crónicas de las caminatas entre las montañas catamarqueñas https://www.memoriaenterritorio.com.ar/lumbressilenciosas/
11- Datos extraídos de la nota 5 de abril de 1879. Bolivia y la Guerra Pacífico: Consolidación de la burguesía y embestida capitalista (laizquierdadiario.com)
12- Referencias extraídas de la Investigación ¿Qué es la Puna? El imaginario geográfico regional en la construcción conceptual del espacio argentino (siglos XIX y XX)- Benedetti, Alejandro.
13- Datos Oficiales: El Gobierno y las provincias conformaron la Mesa Nacional del Litio https://www.argentina.gob.ar/noticias/el-gobierno-y-las-provincias-conformaron-la-mesa-nacional-del-litio
14- Ubicada en Av. Circunvalación Nestor Kirchner s/n predio de Gastronómicos
15- Para mayor información ver Informe Minería trasnacional de litio en Lagunas Altoandinas de Catamarca, caso: Liex. https://www.biblioteca.bepe.org.ar/items/show/1