Los ‘chalecos amarillos’ apuestan por la democracia asamblearia
Más de 300 miembros de este movimiento de indignación participaron en la primera “asamblea de asambleas”. En la localidad de Commercy, en el nordeste de Francia, unas 75 delegaciones llegadas de toda Francia se reunieron a lo largo del fin de semana para estructurar a nivel nacional esta singular movilización.
Pese a la crítica recurrente de políticos y medios mainstream, acusándoles de estar desorganizados, la realidad es que en las plazas ocupadas ha surgido otra forma de deliberar y tomar decisiones. Una apuesta, cada vez más decidida, por la democracia asamblearia.
“Queremos organizarnos a partir de unas bases democráticas desde abajo”, asegura en declaraciones a El Salto Yoan D., de 36 años, funcionario y miembro de los ‘chalecos amarillos’ de Commercy, una modesta ciudad de poco más de 5.000 habitantes. “No me esperaba que organizáramos un acto de este tipo tan rápido”, reconoce Gilles T., de 47 años. “Queremos aprender cómo organizar las asambleas, cómo moderar mejor los debates”, añade este campesino, que forma parte de una delegación de Alsacia. De París, la Bretaña, Perpiñán…, indignados de todos los rincones de Francia participaron en esta asamblea nacional. “Commercy es la capital de los chalecos amarillos”, bromeaban algunos de ellos.
De hecho, los manifestantes de esta localidad situada en la región histórica de la Lorena ya se habían constituido en asamblea antes de las primeras protestas del 17 de noviembre. “Al principio hacíamos una asamblea todos los días, pero ahora nos reunimos los lunes, miércoles, viernes y domingo, y el sábado nos manifestamos”, explica Yoan D. En torno a una hoguera en una cabaña en el centro de la ciudad que el alcalde quiere ahora destruir construyeron una pequeña comunidad. A principios de diciembre invitaron a los ‘chalecos amarillos’ del resto de Francia a estructurarse de forma asamblearia a través de un vídeo-manifiesto en las redes sociales. Desde finales de ese mes lanzaron la iniciativa de celebrar una “asamblea de asambleas”.
Un modelo de «Municipalismo Libertario»
“Commercy es un modelo interesante de municipalismo libertario”, defiende Virginie Malavergne, de 54 años y asistente comercial, que vino desde Perpiñán para asistir a la asamblea como “observadora”. “La actual representación es demasiado personalista”, lamenta su compañera Valérie Treffel, logopeda, refiriéndose a los impulsores del movimiento de los ‘chalecos amarillos’, como el camionero Éric Drouet o la pequeña empresaria de productos cosméticos biológicos Priscillia Ludosky. Han logrado una gran celebridad gracias a su presencia mediática y publicaciones en las redes sociales, pero al mismo tiempo han sido utilizados por los medios para atacar al movimiento a partir de desafortunadas declaraciones.
En el caso de Commercy, “se trata de una localidad obrera en la que existe una tradición de solidaridad. El funcionamiento horizontal no resulta ninguna novedad para nosotros”, presume, por su lado, Yoan D. Como buena parte de los territorios del norte de Francia, esta ciudad, situada en el departamento (provincia) de la Meuse, ha sido víctima de la desindustrialización. En sus calles, la sucesión de casas con las persianas bajadas y de carteles de “se alquila” refleja este declive. El cierre constante de las industrias textiles y siderúrgicas ha dejado como única vitrina la especialidad local en la elaboración de magdalenas.
“Durante el primer fin de semana de protestas se movilizaron unas 10.000 personas en la Meuse —que tiene poco más de 180.00 habitantes —. Estuvo prácticamente toda la zona bloqueada”, afirma Yoan D. De hecho, Commercy forma parte de la famosa “diagonal vacía”, que incluye aquellos territorios franceses menos poblados desde el suroeste hasta el nordeste. En ellos, fue donde se produjo una mayor movilización de los ‘chalecos amarillos’, según el geógrafo Hervé Le Bras.
Para la “asamblea de las asambleas”, se organizaron con minuciosidad ofreciendo al resto de delegaciones alojamiento en casa de habitantes locales, distintas comidas a un precio voluntario, una guardería para niños, documentos para preparar la asamblea y su retransmisión en vídeo a través de las redes sociales. Desde primera hora de la mañana del sábado, iban llegando los participantes a la sala de fiestas a las afueras de Commercy donde se celebró el acto. La asamblea empezó al mediodía con una ronda de presentación de las delegaciones que reflejó la heterogeneidad de los ‘chalecos amarillos’.
“No debemos repetir Nuit Débout»
La delegación del distrito XX de París se felicitó por la celebración la semana pasada de la primera asamblea de todos los colectivos de ‘chalecos amarillos’ de la región parisina; la de Saint-Denis, al norte de la capital francesa, habló de la cooperación con un colectivo de solidaridad con los inmigrantes; la de Dijon expuso la “dificultad de cooperar” entre los numerosos grupos locales; la representante de Ardèche, en el sur de Francia, reivindicó su tenacidad: “Nos han destruido siete veces nuestra cabaña y la volvimos a construir otras siete veces”. Incluso una delegada de la localidad de Conflans-en-Jarnisy (Lorena) destacó que “pocas veces habíamos visto tantas mujeres en un movimiento social”.
Tras las presentaciones, se adentraron en el espinoso debate sobre la legitimidad de esta “asamblea de asambleas”. “Se trata de una asamblea experimental, no queremos convertirnos en una coordinadora nacional”, explica Yoan D. Críticos con partidos y sindicatos, los ‘chalecos amarillos’ desconfían de las estructuras verticales, pero tampoco desean ahogarse en las formalidades. “No debemos repetir Nuit Débout”, asegura Patrick Farbiaz, en referencia al 15M francés surgido en la primavera de 2016 y que terminó desapareciendo en una maraña de grupos de trabajo y debates interminables. “Hay que respetar la diversidad sociológica de los ‘chalecos amarillos’, recuerda este militante del distrito XX de París, sobre la presencia de numerosas personas que militan por primera vez en sus vidas.
Después de un largo debate, acordaron que la asamblea redactaría un manifiesto. Publicado tanto en texto como vídeo, en él consideran “inaceptable” que “26 multimillonarios posean tanta riqueza como la mitad de la humanidad”. Entre sus principales reivindicaciones, exigen “el aumento inmediato de los salarios, de las ayudas sociales, las pensiones y el derecho incondicional a la vivienda, la sanidad y la educación”. Defienden que “no somos ni racistas, ni sexistas ni homófobos, sino que estamos orgullosos de estar juntos con nuestras diferencias para construir una sociedad solidaria”. Además, hacen una llamada a “formar comités en los puestos de trabajo” y apoyar la jornada de huelga del 5 de febrero impulsada por la CGT y otros sindicatos contestatarios.
Contra el «Gran Debate» de Macron
“El verdadero debate nacional tiene lugar aquí”, aseguró en un momento de la asamblea la representante de Estrasburgo. Hacía referencia al ‘Gran debate nacional’ impulsado por el presidente francés, Emmanuel Macron, para calmar la indignación de los ‘chalecos amarillos’. Impulsado a mediados de enero presuntamente para reconciliar a los franceses, este se ha convertido en una operación de comunicación para maquillar la imagen pública del joven dirigente. Según reveló el diario digital Mediapart, la presidenta de la Comisión nacional del debate público (CNDP), Chantal Jouanno, encargada inicialmente de coordinar el gran debate, dimitió de estas funciones después de que la presidencia francesa se opusiera a que el ejecutivo adoptara un rol neutral en esta iniciativa y no marcara líneas rojas.
Los ‘chalecos amarillos’ reunidos en Commercy también se muestran escépticos ante la creación de una lista para las elecciones europeas del colectivo. “Que un movimiento con solo un mes y medio de existencia se presente a las europeas es ir demasiado deprisa”, afirma Berny Spicy, de 59 años, sobre la candidatura ya presentada por la mediática auxiliar de enfermería Ingrid Levavasseur y otros ‘chalecos amarillos’ moderados. Este jueves fue anunciada una segunda lista para los comicios del 26 de mayo de personas afines a este movimiento. “Macron será el gran beneficiado de ello, ya que quitará votos a las principales fuerzas de la oposición”, lamenta Spicy, delegado de un grupo alsaciano.
Con un ritmo más lento, pero un horizonte más ambicioso, la ‘asamblea de asambleas’ acordó volver a reunirse dentro de dos meses en Saint-Nazaire. En esta localidad en el noroeste de Francia, los ‘chalecos amarillos” ocuparon un local deshabitado y lo rebautizaron como la “casa del pueblo”. Un espacio en el que esperan hacer perdurar su movimiento. Y así conseguir que este no sea únicamente un grito de resistencia ante la ofensiva neoliberal.
Publicada originalmente en:elsaltodiario.com