Uruguay

Mate tibio

15 mayo, 2024

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AFP

Mate tibio

La invasión de Israel a la franja de Gaza muestra las dos caras de este monstruo. Las voces que procuran esconderla sólo atizan una vergonzante moderación. Y ante la masacre y el plan genocida no cabe ni el silencio ni la tibieza. Existe un momento para mirar de frente y decir las cosas por su nombre. Este es uno de ellos.


Hay momentos en la vida en que hay que decir las cosas por su nombre: el gobierno de Israel es un gobierno genocida. Procura, sin disimularlo, el genocidio del pueblo palestino. En esta carrera iniciada hace años, hubo un salto cualitativo el 7 de octubre de 2023. Entonces, Israel comenzó la invasión a la franja de Gaza en persecusión de un puñado de milicianos de Hamás que había asesinado a 1.200 civiles israelíes luego de burlar la frontera y los servicios de inteligencia. Fue un ataque militar contra civiles indefensos, adultos, niños y bebés, sanguinario, del que están plagados las guerras desde que el ser humano existe pero que tuvo aquí un ejemplo paradigmático por su frialdad, fiereza y detalles difundidos con profusión. Desapruebo ese ataque. Desapruebo las prácticas terroristas de Hamás y del grupo que sea. Aún en la desesperación. En la lógica de la guerra, el ataque explica con creces la inmediata respuesta israelí. Pero el tiempo dejó fuera de juego esta justificación tan penosa y hoy la aplanadora militar ha superado cualquier pronóstico y sed de venganza o proporcionalidad imposible de medir pero cuyas fronteras ya rebasadas atañen a la sobrevivencia de un pueblo entero. En siete meses de “campaña” los misiles y los cañones sionistas han aplastado más de 45 mil palestinos, entre ellos 14 mil niños. Algo más que una simple respuesta a manera de legítima defensa está pasando en el peor capítulo de la guerra entre judíos y palestinos.

Cañones sinonistas, porque las armas son el instrumento de una política nacionalista dirigida por el actual gobierno parapetado en el Estado israelí para eliminar del planeta a un pueblo. Hoy, gobierno israelí y exterminio del pueblo palestino son siameses. Exterminio o genocidio, esto es, “eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”, dice el DRAE. Y yo agregaría: por ambición, dominio y poder.

La invasión de Israel a la franja de Gaza muestra las dos caras de este monstruo. Las voces que procuran esconderla sólo atizan una vergonzante moderación. Y ante la masacre y el plan genocida no cabe ni el silencio ni la tibieza. Existe un momento para mirar de frente y decir las cosas por su nombre. Este es uno de ellos.

Un plan genocida

El gobierno de Israel ha diseñado una invasión a Cisjordania para apoderarse de un territorio a sangre y fuego. Lo hace desde hace 70 años, cuando fue reconocido como Estado miembro por la Organización de las Naciones Unidas a pesar de que su vecino, Palestina, todavía espera su turno para ingresar con pleno reconocimiento diplomático internacional. Desde entonces, es considerado “potencia ocupante” por parte de la ONU. Y completa esa función con el asesinato y el encarcelamiento de palestinos.

El plan incluye la apropiación de terrenos y la venta a “colonos” es decir, ocupantes. Los más preciados son los de la costa. La “primera línea” ya está reservada. Daniella Weiss (78) encabeza desde hace décadas el reparto de tierras palestinas de Cisjordania y Jerusalén Este usurpadas por Israel desde la guerra de Oriente Próximo. Muchas familias judías todavía le piden “un terreno cerca de la costa de Gaza”. Desde hace una semana responde con resignado laconismo: “Te anoto en la lista de reserva”.[1] Y la lista tiene los nombres de 500 familias. Resulta lamentable que la autodeterminación de un pueblo en la diáspora se haya concretado con la ocupación y el plan de exterminio de otro pueblo al que consideran excluyente. Este es el plan del actual israelí. Lo es hoy en medio de la invasión, lo fue hace 70 años cuando eligió este punto en el mapa para instalar su pueblo disperso. Lo fue siempre.

Excesos

Alberto Spektorowski refiere a la matanza de palestinos por parte del ejército israelí como “un exceso” -no un genocidio-, que no aprueba.

Spektorowski es profesor emérito de la Universidad de Tel Aviv. Desde su punto de vista, no hay relación entre la aspiración judía de autodeterminación nacional con la guerra contra el pueblo palestino y la ocupación de territorios. En todo caso, se trataría de una reacción al ataque de Hamás perpetrado el 7 de octubre. Y un “exceso”, porque una cosa son 1.200 asesinatos y otra 50 mil. Una cosa es la represalia y muy otra el aniquilamiento de un pueblo en nombre ya injustificable de la exageración. Hay gente que admite la primera, sobre todo cuando se trata de una hipotética equiparación de daños siguiendo la tan antigua como pavorosa Ley del Talión. Pero la palabra venganza compromete una ética censurable. Hablan entonces de “represalia” o “legítima defensa”. Pocos advierten que tanto la venganza como cualquier acto violento abrevan en la inquina, el ensañamiento, el odio y el rencor. Un combo de estos sentimientos empuja al gobierno israelí a asesinar de manera premeditada y sistemática a decenas de miles de palestinxs.

Detrás de los “excesos” están los planes. Para Spektorowski no existen dudas del plan de Hamás: exterminar al Estado de Israel: “Ideológicamente el Hamás es genocida. Su intención es eliminar al Estado de Israel y punto. Y si tuviese los medios como para hacerlo, lo haría, sería un genocidio. Irán (aliado de Hamás) quiere hacer un genocidio, punto; eso es clarísimo. Israel tiene los elementos materiales como para poder hacer un genocidio y no lo hace, no lo hizo nunca”.[2] 

Paradoja de una argumentación siniestra. Lo bueno de Israel es el porcentaje de maldad al que renuncia. No exterminar a un pueblo es un valor positivo proporcional a una abdicación que debería ser igual al vacío en cualquier mente humana. ¿O acaso la posibilidad de exterminar al Otro está en los planes de alguien que camina con sus pies sobre la tierra y una sonrisa que rebosa bondad?

La conclusión de Spektorowsti, además, se respalda en una hipótesis abrumadora: Israel (y Estados Unidos, su socio de hierro en este juego imperial, agrego, personaje a quien Spektorowski nunca nombra)[3] cuenta con las armas y lxs soldadxs suficientes como para borrar de la faz del planeta a 5,1 millones de palestinxs. Podemos imaginar el potencial de dos colosos del armamentismo mundial, pero, ¿estamos seguros de su capacidad de exterminio?, ¿cómo saberlo? Spektorowsti ni titubea. ¿Cuenta con información detallada que, estimo, pertenece a esferas inaccesibles del Pentágono?

Cabe preguntarle a Spektorowski, ¿la invasión y el asesinato de decenas de miles de civiles durante meses no supone el inicio de un genocidio? ¿Cuál es la frontera entre “exceso” y “genocidio”? Si Israel incurrió en “excesos”, ¿cuáles son? ¿Matar decenas de miles en vez de diez o veinte palestinos? ¿Dónde termina la moderación?

Spektorowsky evita referirse a la invasión del ejercitó israelí a la franja de Gaza, mucho menos a un plan de guerra. Solo indica que Israel no persigue el genocidio del pueblo palestino. Entonces, ¿cuándo detendrá sus asesinatos?, ¿en los 50, en los 100 mil?

En diciembre Spektorowski había despejado estas dudas. Para el profesor universitario, 20 mil muertos no es un genocidio. Y, al parecer, las cifras podían aumentar, dependía entonces, solo, de cómo se comportaran los palestinos.

En declaraciones a El Confidencial, Spektorowski puntualizó: “Podemos hacer un genocidio mañana en dos minutos, el hecho de que no hay genocidio es lo que está pasando. 20.000 muertos es mucho, pero eso no es genocidio. Si [los palestinos] quieren transformar Gaza en Valparaíso o Punta del Este, bienvenidos, con la colaboración de todos, si quieren volver a lo de antes, no van a haber 30 mil muertos, van a haber 50, 100 mil, lo que sea”.[4]

Lamento que la primera escala de su pronóstico -y de su deseo- se haya confirmado en su totalidad: hoy los palestinos muertos rebasan los 50 mil.

Todo indica que la venganza contra Hamás fue una excusa perfecta para acelerar la guerra contra el pueblo palestino. Israel dejó en escombros 33 hospitales. Bombardeó caravanas de ayuda humanitaria. Atacó campos de refugiados. Asesinó a 180 trabajadores de las Naciones Unidas. Si el ataque fuera contra Hamás, ¿por qué no permite que ingresen los camiones con alimentos a los territorios invadidos? Que el pueblo palestino muera de hambre y de frío ¿es parte del “exceso” inevitable o una de las acciones planificadas de una lista de deberes en el lento camino hacia el exterminio de un pueblo? El desplazamiento de 2 millones de civiles y la venta de sus terrenos a invasores israelíes, ¿es parte de una admisible represalia?

Idoneidades

El artículo 7 del Estatuto del Personal Docente de la Universidad de la República del Uruguay exige como “requisito para el desempeño de la función docente, capacidad probada e idoneidad moral”.

La disposición no lo explicita pero resulta obvia la extensión de este requisito a todo aquel que aspire a cumplir una “función docente” en un recinto de la Udelar. Alberto Spektorowski es uno de ellos. Ha sido invitado por los colegas Andrea Díaz y Antonio Romano, docentes de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, a dictar el curso de posgrado «La laicidad como problema: su historia y sus fundamentos». Pero el curso quedó en suspenso hasta nuevo aviso ante la frontal oposición de los consejeros estudiantiles representantes de la agrupación 21 de junio de la Facultad.

Ni el profesor Spektorowski ni el contenido del curso propuesto parecen ser un problema de índole moral. Sí las opiniones y las adhesiones ideológicas cuando se cruzan, claro está, con la ética, y de manera específica, cuando involucra posiciones que evidencian una probada falta de capacidad e idoneidad moral.

Spektorowski ha sido “acusado” de sionista por parte de la integrantes de la agrupación estudiantil 21 de junio. En respuesta a esta “acusación”, el profesor invitado respondió: “Yo no tengo problema, ni tampoco con lo que me acusaban de sionista, porque sí, a mucha honra. Quisieron insultarme, pero no me insultan, al contrario, es como decir que me llamo Alberto. Sí, soy sionista”.[5]

Su defensa se ajusta a una realidad: la opción ideológica de por sí no nace de un fondo negativo salvo, claro está, cuando esa opción ha sido sopesada por un accionar denostado por la Humanidad.

Y si el sionismo es una ideología nacionalista que propone la constitución de la nación judía en un Estado, entonces no conlleva ninguna carga negativa. El calificativo denostativo connota una vez más un problema para quien lo esgrime como un arma de ataque que para quien lo recibe. Insultar habla de la ruindad de quien insulta, no de quien es insultado. Mucho más cuando el supuesto insulto es una deformación de una condición humana genuina. Y convengamos que ni el nacionalismo ni el estatismo son para gran parte de las sociedades del planeta una opción indigna. De manera que nadie puede pensar que sionista es sinónimo de mala persona. Tampoco ser judío, católico, cristiano o musulmán son de por sí condiciones deshonrosas. Lo cuestionable es que la opción sionista se ejerza desde la invasión, la masacre y el despojo de otro pueblo y de su territorio.

Masacre, matanza, exterminio, erradicación, aniquilación, genocidio, son aliados semánticos en etapas calamitosas de una misma finalidad: el Otro debe desaparecer. Ocultar una parte de este collar de infamias es, al menos, indecente. Acusar a los otros de ser los únicos malos y feroces de un guión atroz es, a todas luces, tramposo.

Me pregunto si la comunidad universitaria está dispuesta a cobijar en sus aulas a un profesor que esconde y tergiversa. Imaginemos una clase de Spektorowski en el salón Óscar Maggiolo, Mario Cassinoni o Francisco “Paco” Espínola frente a estudiantes ávidos de saberes auténticos y trasparentes. Cuando el profesor comience a hablar sobre el origen de la laicidad, sus alcances y su relación con la ética, la ideología o la mera implicación docente, ¿no tendremos derecho a preguntarle sobre cuándo se configura un genocidio, cuándo una masacre, cuándo una usurpación? ¿Ejemplos? Y si algún estudiante le preguntara, “en la franja de Gaza y en Cisjordania, Israel ha invadido y está aplicando la eliminación sistemática del pueblo palestino; ¿esto no es un genocidio?” Profesor Alberto Spektorowski, usted, ¿qué respondería?

Es hora de revisar criterios y antecedentes de docentes cuestionados por su idoneidad moral, es cierto, una superficie móvil y resbaladiza. También pegajosa. Hace pocos años promoví el cuestionamiento moral de un docente suspendido en una oportunidad por acoso laboral y en otra anterior por apropiación indebida de dineros de la Facultad y falsificación de documentación. La mayoría del Consejo de la Facultad rechazó entonces la petición.

Ha habido muchos casos de falta de idoneidad moral en las aulas universitarias. ¿Motivos? Sobran. Es posible que la idoneidad moral se ausente cuando tenemos ante nosotros a un violador de los derechos humanos, a un abusador de menores, a un golpeador de mujeres. Repito: no creo el sionismo comprometa la idoneidad moral de quien abrace esta opción. Aunque la constitución de un Estado sea el camino más fácil y eficaz de sometimiento de un pueblo por parte de un grupo minoritario en el poder. Este es un problema de los pueblos que lo eligen. Pero ocurre que una adhesión ideológica no es una abstracción suspendida en una esfera inmaculada del campo de las ideas. Cobra sentido cuando dialoga con el contexto donde conviven personas de carne y hueso. Por eso es al menos dudoso que un profesor que adhiera a un gobierno que se enorgullece de haber segado la vida de 14 mil niños se parapete en un estrado universitario para hablar de cómo las universidades han sabido separar la civilidad de la religión y al mismo tiempo debatir sobre todos los asuntos que competen al ser humano en aras de un objetivo que nos involucre a todxs y no excluya ni asesine a ningunx.

14 de mayo de 2024


Notas

[1] «Tengo amigos que me dicen: ‘guárdame un terreno cerca de la costa'»: los colonos judíos que quieren apoderarse de las playas de Gaza”. BBS News Mundo. 1 de abril de 2024. https://www.bbc.com/mundo/articles/ce5e2nr8x25o

[2] “Docente de curso postergado en Udelar: Quieren insultarme; no me insultan, soy sionista”. Montevideo portal. 10 de mayo de 2024. https://www.montevideo.com.uy/Noticias/Docente-de-curso-postergado-en-Udelar–Quieren-insultarme-no-me-insultan-soy-sionista–uc887902

[3] A los palestinos no les preguntaron tras la II Guerra Mundial si querían compartir su país con los judíos. Lo decidieron potencias occidentales que hoy le proporcionan armas y bombas que los israelíes para que ataquen a los palestinos.

[4] Guerra en Gaza. Spektorowski: «Hamás ha ganado el primer round, entendió al mundo y la mentalidad israelí». El Confidencial, 16 de diciembre de 2023. https://www.elconfidencial.com/mundo/2023-12-16/spektorowski-hamas-ganar-mundo-israel_3793915/

[5] “Docente de curso postergado en Udelar…”. Montevideo portal. 10 de mayo de 2024.