Uruguay

Me gusta cuando callan

27 diciembre, 2019

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Sandro Pereyra – La Diaria

Me gusta cuando callan


A propósito de José Mujica y sus valoraciones sobre el feminismo.


Así como muchas veces sobre la figura de Julio María Sanguinetti se fue forjando el “mito” en torno su papel en la restauración de la democracia, en relación a José Mujica se generó la idea de un gran maestro que imparte lecciones de vida al mundo, pronunciando frases con mucho sentido que ayudan a derrotar al Lord Sith del conservadurismo. Con esto, su discurso se ha vuelto un elemento intocable dentro del progresismo y la izquierda bajo pena de ser catalogado como parte de la derecha mundial por criticarlo.

La postura de Mujica sobre la lucha de género, el feminismo y la agenda de derechos se  repite en múltiples ocasiones; girando en torno a que el papel de la mujer es cuidar a sus hijos, y que uno de los grandes problemas de la sociedad actual es la falta femenina en el hogar, transformándola en un elemento anexo al anafe.   

El 20 de diciembre Mujica en una entrevista en el semanario Voces declaró que la agenda de derechos -que en Uruguay los gobiernos del Frente Amplio convirtieron en su propia agenda de gobierno- es producto de la “estupidez humana” ya que toda la vida existieron los derechos personales que permiten expresar nuestras diferencias de género y sexuales sin tener que afectar a nadie. A su vez subrayó que la lucha feminista es “inútil” ya que el machismo es “un hecho” en nuestra sociedad y la equiparación de derechos “inobjetable”. Destaca que la misma lucha de las mujeres terminó siendo contraproducente para ellas ya que es la creadora de una oposición conservadora que separa en dos grupos a un mundo cada vez más reaccionario.

Por un lado, Mujica, plantea que «cada cual puede hacer de su culo lo que quiera» y por lo tanto la agenda de derechos es una estupidez. La raíz de esta afirmación se basa en el estado de derecho y la individualidad como eje del sistema, algo propio del liberalismo moderno donde todos somos iguales, por lo tanto la revolución es innecesaria ya que rompería con la balanza del sistema. En lo profundo de la afirmación se ocultan los mecanismos de discriminación, exclusión, separación y ocultamiento en el que se basan las relaciones de género en la actualidad.

Decir que la reacción conservadora es por culpa de la lucha feminista es tan estúpido como decir que el capitalismo es por culpa del obrero, el colonialismo es por culpa de los pueblos que se instalan dónde hay recursos naturales, o que a una piba la violan en la calle porque lleva pollera corta. Con la afirmación se victimiza doblemente a la mujer, volviéndola causa y efecto de su propia situación.

Se oculta la historicidad del caso, lo conservador no es nuevo ni causa del reclamo feminista sino que siempre está presente y aparece con más o menos fuerza en nuestra sociedad. Se encarna en nuestros discursos y prácticas, vive a nuestro lado, y no es culpa de quien lo combate sino de quien lo riega día a día.

Si es verdad que este avance conservador se ha visto fortalecido por una política de oídos sordos incluso de apoyo y tolerancia hacia declaraciones de las fuerzas armadas totalmente contrarias a su papel dentro del Estado. Baste sólo con un ejemplo: durante gran parte del segundo gobierno de Tabaré Vázquez al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Manini Ríos, se le permitió intromisión dentro de la política hasta que fue expulsado luego de largas discusiones. O podemos sumarle también el ejemplo del propio Mujica (en la ya mencionada nota) cuando dice que tiene muchos amigos  militares, como respuesta a la posición de la senadora Constanza Moreira, que propuso la disolución de las fuerzas armadas.   No me parece suficiente la tibia explicación de decir ‘y bueno, es Mujica, todos sabemos cómo es!’ Me parece peligroso que un discurso se presente y porque viene de un lugar determinado se hagan oídos sordos a lo que plantea. Mujica es la figura política más votada del Uruguay y una de las más reconocidas a nivel mundial, por esto su discurso se vuelve mucho más peligroso que el de cualquier otro, así como el silencio que hay en otros actores políticos por miedo a perder un voto tal vez.

La campaña electoral ha puesto un velo sobre quienes votamos al Frente Amplio que debe ser corrido si queremos terminar con este tipo de pensamiento en nuestro país.

El avance conservador a nivel nacional, latinoamericano y mundial no es una noticia nueva, y la lucha debe darse en todos los ámbitos incluso quienes se vanaglorian de enfrentarlo. Si para detener su avance debemos destruir nuestros ídolos de terracota debemos tener el mazo en nuestras manos, lo conservador no solo hace carne en Manini Ríos, Verónica Alonso o Lacalle Pou sino en todos los discursos que ocultan las relaciones de opresión que se generan en nuestra sociedad.