Así reza el cartel que sostiene una mujer en Estados Unidos. «We the people» o «Nosotrxs el pueblo» fue la consigna que, creada por un artista callejero, convocó a que la masividad tuviera cara de mujer.

En Washington más de medio millón de personas marcharon por las calles y también en Chicago, Los Ángeles, Miami y Boston eran cientos de miles; todas ciudades donde los feminismos hacen historia cuestionando la coyuntura y tomando los espacios públicos, los micrófonos y la referencia política que otorga la prensa comercial. Por eso, también, se replicó en más de 60 países en todo el mundo, entre los que se incluyen México, Perú, Argentina, Francia, España, Inglaterra y Alemania.

La #WomensMarch demostró en caras de artistas de Hollywood pero también –y sobre todo– de anónimas indignadas la potencia de sus mensajes antirracistas y antipatriarcales. Una vez más, colectivos de mujeres y muchas que llegaban a partir de la convocatoria en redes sociales, caminaban porque se respeten no sólo sus derechos sino el de todas y todos. Pancartas en las calles y en las redes sociales multiplicaron el hashtag hasta romper la normalidad de la asunción de Donald Trump, el 45 presidente de la Nación más poderosa del mundo.

En pie de resistencia, las mujeres afrodescendientes, indígenas, migrantes, el colectivo LGTBI y los varones que cuestionan sus privilegios marcharon contra la normalidad de un sistema mundial de violencias: el de quienes representan el poder hegemónico de los varones blancos y propietarios. Para conmover los corazones, cuestionar los sistemas políticos y reflexionar socialmente sobre futuras propuestas políticas, aquellas que se erigen colectivas e inclusivas contra monopolios y discursos o acciones xenófobas y patriarcales. Y porque nos hermanamos en un lema que nos representa alrededor del mundo: “Cuando la derecha avanza, ninguna mujer retrocede”.

Nota originalmente publicada en www.marcha.org.ar