Uruguay

¿Qué Vida queremos?

1 junio, 2021

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P.R.O.F.A.S colectiva de profesoras feministas.

¿Qué Vida queremos?

Ni una Menos. Vivas nos queremos.
Manifiesta Educación 3 de junio


Ante tanta muerte nosotras seguimos defendiendo y sosteniendo la Vida. En un mundo que parece normalizar las miles de muertes diarias volvemos a gritar Vivas nos queremos. Necesitamos tiempo para nosotras, para encontrarnos y duelar nuestrxs muertxs, necesitamos parar este tiempo vertiginoso y agobiante que niega la vida y no deja procesar nuestros dolores. Llamamos a PARAR el teletrabajo por un día y a encontrarnos en las calles, plazas, barrios con nuestras amigas/es, compañeras/es, vecinas/es, colegas. Abrimos las preguntas sobre ¿Qué vida queremos? ¿Qué educación queremos? ¿Qué es lo que estamos sosteniendo en la virtualidad? ¿Qué cuerpos sostienen la virtualidad?

Gritamos nuestro dolor, sanamos y duelamos juntas nuestrxs muertxs. Hacemos este duelo político y público, porque sus asesinatos no son casos aislados ni efectos colaterales, son punto terminal de la violencia estructural hacia las mujeres y cuerpos feminizados, de un sistema patriarcal, capitalista y colonial que organiza una red de violencias cuya más cruda expresión es el feminicidio y el transfeminicidio.

La pandemia y el confinamiento han agudizado las opresiones hacia nosotras. La violencia estalla en nuestros hogares, se profundiza y nos pone en constante riesgo a mujeres, niñeces, adolescencias y cuerpes feminizades, porque la mayoría de las situaciones de acoso y violencia se producen allí. Se suma a ello la constante invisibilización de nuestras cuerpas sosteniendo la vida frente al despojo estructural, el ajuste y la crisis que precariza cada día más nuestra existencia.

¿Qué vidas sostienen la virtualidad?

Las mujeres somos la primera línea del vínculo educativo desde la primera infancia a la universidad, somos también quienes históricamente sostenemos la vida dentro y fuera de las aulas y los hogares.

Somos nosotras quienes ponemos nuestro cuerpo, nuestro tiempo, nuestros recursos y nuestra vida para que el sistema funcione. El hostigamiento de los centros educativos que exigen acompañamiento familiar para la realización de actividades, recae sobre madres y abuelas asumiendo que disponen tiempo, energía y recursos suficientes para sostener también las tareas de formación, que se suman a las ya dobles o triples jornadas de trabajo dentro y fuera del hogar. Delegando la responsabilidad pedagógica, sobre quienes vienen sosteniendo la vida de niñeces y adolescencias desde múltiples dimensiones.

Una nueva forma de disciplinamiento se nos impone a través del teletrabajo. Se construyen nuevos mecanismos de despojo desde nuestras casas, en el cual se superponen un sinfín de tareas, desdibujandose así, las fronteras espacio – temporales entre el trabajo pago y no pago.

Nuestras vidas son consideradas un “recurso a disposición” de donde extraer riqueza a fuerza de violencia y de apelación a la culpa. Se da por hecho que podemos asumir más y más tareas ilimitadamente, que “las mujeres nos vamos a arreglar”…

Precarias y vigiladas en la educación virtualizada:

La virtualidad ha incrementado los procesos de vigilancia y control sobre nosotras. Constantemente se nos fiscaliza con el fin de controlar el cumplimiento de nuestros horarios y de las tareas burocráticas que nos siguen sumando por fuera de nuestra carga horaria; se ha incrementado la vigilancia sobre los contenidos académicos que seleccionamos y las decisiones pedagógicas, éticas y políticas que tomamos.

Se abusa de nosotras cuando se reduce la docencia a un “acto vocacional” que conlleva la asignación a una feminidad estereotipada, responsabilizándonos constantemente del mal funcionamiento del sistema educativo y exigiéndonos voluntarismo y “compromiso” para resolver las múltiples dificultades que las propias autoridades no pueden solucionar, desde hace años.

Que nos despidan a todas. No les basta con incrementar los niveles de control sobre nuestro trabajo y profesión, ahora despiden a dos maestras por contenidos “inapropiados” en sus redes sociales. Esto no se da en cualquier contexto ni sobre un cuerpo neutro, la virtualidad y el teletrabajo habilitan a que husmeen en nuestras casas y en nuestras redes, y es sobre los cuerpos feminizados que cae la mirada moralista y conservadora, que sanciona la conducta femenina transgresora y nos quiere sumisas al estereotipo patriarcal de feminidad. Si el pecado es disfrutar de nuestro cuerpo, de nuestra sexualidad, del goce y de tener pensamiento propio y crítico que nos echen a todas. Si vuelve el medioevo todas somos brujas.

Ante los discursos reglamentaristas de empresarios, políticos y sindicatos, les decimos que nuestras vidas y cuerpos no quieren más reglas ni normas, nuestras vidas no les pertenecen.

¿Cuál es el estilo de vida docente que defienden las autoridades? A casi un año de la explosión de denuncias públicas sobre abusadores y violadores en la educación, la gran mayoría no sólo continúan trabajando, sino que ahora disponen de más oportunidades y vías de acceso a la intimidad de las estudiantes, entran a sus casas exigiendo cámaras encendidas, acumulan sus imágenes, acceden a sus números telefónicos, facebooks, mails e infinidad de datos personales. Hoy les estudiantes son objeto de múltiples violaciones a su intimidad. Sus vidas personales ruedan en grupos de whatsapp, en mails, en sesiones de Zoom con relatos pormenorizados sobre sus situaciones concretas para justificar su falta de “participación” frente a docentes tan controladores y vigilantes como las propias autoridades de la educación. Los abusadores cuentan con la protección del sistema educativo y la complicidad de los equipos institucionales.

Nosotras seguimos diciendo: ¡La profe te cree! ¡No queremos abusadores en las aulas ni en la virtualidad!¡ Los queremos fuera del sistema educativo!

Esto no llegó para quedarse. Otros posibles son posibles: No estamos dispuestas a aceptar ni naturalizar esta “nueva normalidad” ni la anterior, por eso llamamos a parar el teletrabajo el 3 de JUNIO desobedeciendo los mandatos, roles y funciones que se nos asignan. Paramos para poner un límite a la expoliación de nuestras vidas, disponer de nuestro tiempo y energía para nosotras. Porque nos queremos vivas, y eligiendo qué vida queremos.

Hoy estamos para nosotras: nos damos un día para atender nuestra necesidad de encontrarnos, de duelar nuestrxs muertxs y también para pensar qué formas de existencia nos queremos dar, poniendo nuestra vida en el centro. Compartimos la alegría de sabernos aliadas y entramadas para sostenernos, rompiendo el aislamiento e inventando otras posibles formas de vida.

¡Porque nos queremos vivas y eligiendo qué vida queremos!

¡Ni una menos!

Hacia una trama feminista de la educación*

*Espacio de trabajadoras/xs de la educación, desde primera infancia a la Universidad, de diferentes territorios del país.