América Latina

La poeta de los estigmas: sudaca, trava y artista

9 mayo, 2018

Escrito por:

y

Imagen:

La poeta de los estigmas: sudaca, trava y artista


Está en la mitad del escenario. Luces verdes le iluminan la cara.Por detrás están las paredes de una cárcel que dejó de serlo. Una amiga le dijo: “gritá porque ahí gritaron muchos”. “Muy dramática mi amiga, sí”, aclara mientras todos ríen.Susy Shock sabe de folklore, de poesía y de estigmas sudacas. Nació de una madre tucumana y de un padre pampeano. Se crió en el barrio Balvanera de Buenos Aires, entre gardeles, tangos y milongas.


Formó parte del Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género y festejó su promulgación en noviembre de 2012.
“Les voy a leer algo”, dice mientras levanta el índice. Como si enseñara, como si hablara desde su columna en la radio Cooperativa Mu, como si acompañara la crianza de un público expectante, como su último libro, “Crianzas” o el primer “Poemario trans pirado”:

 

“Reivindico: mi derecho a ser un monstruo
que otros sean lo Normal


El Vaticano normal


El Credo en dios y la virgísima Normal


y los pastores y los rebaños de lo Normal


el Honorable Congreso de las leyes de lo Normal


el viejo Larousse de lo Normal”

Así lo narra la comandante intergaláctica del primer cómic trans uruguayo. Sudaca, trava y artista. Sin etiquetas estimativas.
 

¿Por qué trava y no mujer trans?
 


Porque trava es una palabra más argentina. A nosotras no nos alcanza con ser mujeres porque no perdonamos serlo. La mujer es una categoría que diferencia a la mujer del hombre. Un sistema heterosexual necesita estas dos categorías: hombre y mujer. Cuando una mujer deja de ser mujer, por ejemplo cuando no quiere ser mamá, estafa al sistema para el que fue creada.
Se nos habla a nosotres como minoría, porque el sistema heterosexual no se cree un sistema, se cree la normalidad. Desde que Simone de Beauvoir dijo “mujer no se nace, se hace” se nos habilita a construirnos desde lo que somos. No soy hombre, ni mujer. Soy otra cosa.
 


¿Sos de género fluido?
 


Me defino como colibrí- risas- . En este momento de disputa con los estados de derecho tenemos que decir “soy esto”.  Pero el deseo que se genera en nosotras no tiene nada que ver con el ser mujer sino con el ser travesti. Porque es lo que reivindicamos. No significa que critiquemos las otras autopercepciones. Hay compañeras y hermanas que se definen como mujeres trans y está bien. Pero nosotras queremos que nos dejen definirnos como travestis. La palabra trava ha sido siempre un insulto. Nosotres le robamos al enemigo la palabra para generar un sentido de orgullo.
En el activismo latinoamericano la palabra trava es como una disputa política. Lo queer está divino pero no deja ser. Sigue siendo el conquistador que nos provee de las palabras para que nos definamos.
Trava es algo nuestro. Sí, trans es potente porque es todo. Estas son las generaciones que deben decir más “no soy” que “soy”.
Cuando un niño nace, la partera recibe niños y niñas, no reciben otra posibilidad.
Después, se disciplina, se persigue y se mata. Nos matan. Porque estamos fuera del sistema y la heterosexualidad no se hace cargo. Está todo reglamentado, hasta hay un lugarcito para la diversidad. Son muy astutos.
 

¿ Y por qué te definís Artista y Sudaca?
 


Son desde los lugares donde me interesa que me lea el mundo. Y dialogar con el mundo que quiera leerme. Hay una parte del mundo a la que no le interesa esta autopercepción. Ni la trava, ni la sudaca, ni la artista. No quiero perder el tiempo. Decirse así es saltar el charco de los porqués. ¿Por qué tu nombre? Hablemos desde esto, desde el qué me pasa y te pasa, desde qué mirada política tengo del arte y otras cuestiones. Pero sin encajonar.
Pregono el abrazo, hablo de abrazar porque no desperdicio el abrazo. Hay que mejorar ese abrazo y profundizarlo. No me voy a sentar a hablar con Macri, ni con el episcopado. Sepan quién soy, no pierdo el tiempo con la pavada.
 

Vos tomás el arte como político y lo político desde lo humano. No tomas las cosas en abstracto. Eso de pregonar por el abrazo, por ejemplo. ¿Qué te llevó a eso?

Porque soy el resultado del enorme privilegio de ser una persona abrazada. Por mi viejo y por mi vieja. Sé lo que significa vivir sin el agujero del abrazo. Somos una comunidad a las que se nos despacha desde niñas de los hogares heterosexuales y crecemos vacías de esos abrazos. Siempre contra todo. Puedo dar cuenta de cómo construir ser a favor de una misma. El abrazo ese implica una posibilidad de pensar al resto como personas y de involucrarse sin ver al resto como contrincantes. No desde la desconfianza de que te van a sacar algo. Este es un mundo que nos debe todo.
 


¿Qué es el abrazo, entonces?
 


El abrazo es una herramienta de negociación en un mundo que te saca todo. Creo en otra construcción: en armar tribus y que cada vez seamos más tribus. Este sistema ya fracasó. Hay que reconstruir todo de nuevo.
 


¿La comunidad trava o trans, cómo se enfrenta a Macri? 
 

Hay coyunturas nuevas en el país. Se habilitaron los odios. Es un momento de liberación de todos los odios. Encarada por gobernantes que tienen una historia de odio. Es una clase que odia y tiene una sensación de que los Derechos Humanos los invadieron. Sienten que están perdiendo terreno. Hubo cambios enormes. Desde las Abuelas de Plaza de Mayo se instalaron los Derechos Humanos. Aprendimos a poner el cuerpo políticamente. Nosotras ponemos el cuerpo, pero no siempre lo ponemos de manera política. Ponemos el cuerpo para sobrevivir, para comer una miga de pan. El odio y el revanchismo es algo que esperar de la derecha porque la derecha no es buena.
 

“Crianzas”, el título de tu último libro, es una palabra que conociste en Brasil. 
 

Sí, estoy yendo mucho a Brasil. Una vez al año. Espero ir dos veces. Tengo a mi hermana que vive ahí con mi sobrinito brasileño, Pedro. Allí conocí la palabra “crianzas”, que significa infancias. Es una palabra poética, más que una palabra es un desafío. Los y las adultas debemos entender que criar es una acción, es acompañar una crianza, que hay que abonar. Es lo más comprometedor esa palabra.
 

Escribís poesía, teatro y folclore ¿En cuáles de los tres géneros te sentís mejor?
 


Lo creativo es por épocas de mi vida. Algunas veces me acentúo en unas etapas más que otras. En este momento la música me llega un montonazo. Porque tiene el poder de síntesis que necesito y que estos tiempos necesitan. Tiempos de este mundo vertiginoso. En tres minutos podes contar una historia. En una obra de teatro, por ejemplo,  vos estas todo un año con un personaje, con un texto. Requiere de un montonazo de tiempo y de oficio.
Además, en la música también está metida la poesía. Canto las canciones que me interesa que se baile. Pero también me interesa tener una historia que contar. Me gusta plasmar la historia desde la belleza. Utilizar bellezas. Y no usar las imágenes de un noticiero o de una denuncia pública o de un panfleto. Porque si hablo del macrismo se agota cuando termina el macrismo. Hay un montón de otres que sienten. Creo en la belleza del arte, porque es lo que atraviesa todo, lo que dura.
 


¿Qué te inspira para escribir?
 

Escribir no me sale metódico. No escribo dos horas todos los días. Me sale como una máquina que necesita absorber todo. Necesito ver películas buenas, escuchar bella música. Así me encuentro con cosas nuevas, pasa la información y vos, por ahí, estás atravesando tal sentimiento, tal bronca, tal sensación. Todo se va acumulando y estalla. Es la sensibilidad, te sensibilizas con todo lo que pasas. Te pasa incluso la bronca que puede ser traicionera a la hora de generar belleza. ¿Cómo hacer para que algo sea superior a la bronca que te ocasionan?
 


¿Cómo sueles sentirte en el día a día? 
 


Nostálgica. Vivo mucho el presente, vivo mucho lo que está pasando. Siento que realmente soy lo que soñé a los 14 años, cuando empecé a hacer teatro. Pero me pasa que tengo nostalgias de épocas, no del pasado. Nostalgias de personas. Tengo 50 años, 15 años más de vida del promedio que tiene mi comunidad. Estamos más rodeadas de ausencias que de presencias. Por eso necesito mi casa, mi nido.

¿Te gusta la soledad?

Me gusta más la soledad compartida. Estoy bien conmigo, pero me gusta más la soledad de a dos o tres. La soledad de mi nido con los míos. La gente tiene una necesidad fuerte de creer que lo que decís es verdad, que lo del abrazo que decís es verdad. Eso en algún momento estalla. No me quiero desesperar en el escenario. Por eso tengo mi nido, que me protege, para desahogar.
 

¿Cómo encontraste Uruguay?

Lo tengo idealizado y a ustedes no les alcanza. Siento que nuestros diálogos son así. Ustedes piden cosas que nosotres ya no. Y ustedes sienten que ya no les alcanza. Uruguay es una zona donde hay cosas que hacer, en un continente que se está derechizando brutalmente. Por eso desde que yo vengo, hace dos años, digo que miren, que relojeen, que chusmeen. Porque se viene dura desde el Brasil y la Argentina.

Cuando a Diana Sacayán la asesinaron dijiste que no había que idealizarla, que no fuera un mito… 


A Diana la mataron, la familia exige justicia. Tiene que existir la figura del travesticidio. La justicia tiene que abrazar ese concepto para las que no nos autopercibimos mujeres. Se nos mata por ser travesti. Diana fue una travesti activista que levantó la verdad de ser, desde el insulto hasta la disputa política. Macky Corbalán, una poeta hermosa de Neuquén, me dijo que no idealicemos, porque todo lo bueno que pudimos hacer, es porque no somos perfectas, porque no somos santas. Ese es el mensaje que tenemos que dar. La gente tiene que entender que hay mucho más para hacer. Mucho más, mejorando lo que una es. No hay que ser genial, ni ídolo.
 

Ni un dios intocable…

Ni un dios intocable para que sucedan las cosas. Hay que decidir. Hay que trabajar. Tener esto y perder aquello. Aunque sea valioso hay cosas que perder. Yo lo decidí a los 20 años, si quiero hacer música y tengo que caminar 20 cuadras lo voy a hacer.
 Antes había tres que nos escuchaban. Nunca decidimos cambiar para que escuchen seis o cien.
A la comunidad travesti se nos prohibe cosas que el resto de la humanidad tiene. Evidentemente nosotres, además de pobres, somos travestis. Tenemos un doble estigma y un doble impedimento. Inclusive los Estados pueden entender, si tienen ganas, más el abrazar a las pobrezas que a las personas trans.
 

¿Por eso la frase “Reivindico mi derecho de ser un monstruo”?
 

Para no decir que somos otra cosa que no somos. Porque desde ahí nos amamos, desde ahí nos queremos. Desde el abrazo, no desde lo que la gente cree que tiene que ser. No voy a decir que soy mujer para que sientan que tienen a una aliada. Tienen que ser aliadas desde la monstruosidad que soy. Si estamos mirando para el mismo horizonte, para transitar las cosas, no te voy a ser menos incómoda para que caminemos juntas. No le vas a pedir a un negro que sea blanco, que cambie su negritud.

*Publicado en La Baraja