En las últimas semanas, una ola de denuncias a varones de diversos ámbitos sacudió las redes sociales. Pero no solo la de las fotos o la del pajarito. También las redes, tramas y vínculos familiares, laborales y de militancia. Es que el patriarcado atraviesa todos los espacios de la vida social y cuando las mujeres y otras identidades disidentes logran sacudirlo aunque sea un poco, tiembla todo, se desordenan múltiples y variadas parcelas del mundo.

Las denuncias y testimonios de acoso, violencia y abuso sexual llegaron en un momento donde parecía que el feminismo perdía espacio en medio de otras luchas que el contexto económico y político obliga a abrir y de una crisis sanitaria que aumentó las ya demasiadas horas que las mujeres dedican a las tareas de cuidado y reproducción. Sin embargo, pese a todo eso o quizás por todo eso, las voces de las mujeres irrumpieron como una fuerza inesperada (pero no espontánea) que vino a correr, una vez más, los límites de lo tolerable.

Las denuncias rompen silencios e impunidades, nombran las diversas formas de violencia y evidencian su carácter extendido, naturalizado y estructural, más allá de que involucren en algunos casos a individuos concretos. Obligan a hacerse cargo de complicidades y pactos de patriarcales de silencio, a la vez que ponen en funcionamiento tramas de acompañamiento, escucha, credibilidad y cuidado.

En el último programa de Desordenando Mundos, convocamos a diversas voces feministas para intercambiar sobre algunos de los muchos asuntos que este tiempo de revuelta invita a pensar: el vínculo entre estas denuncias y los horizontes de lucha y prácticas políticas que el movimiento feminista abrió en los últimos años; las varias capas/formas de silencio que se rompen; las tensiones y posibilidades de diálogo entre feminismo e izquierda; otros momentos de la historia en que las mujeres denunciaron colectivamente violencias sexuales; el rol de los medios en la naturalización y reproducción de la violencia; el problema de situar los hechos como comportamientos individuales, diluyendo responsabilidades colectivas e invisibilizando el carácter estructural de la violencia patriarcal; la necesidad de crear formas de justicia no punitivistas que ayuden a sanar; los dolores que se remueven y la sobrecarga de las redes de cuidado entre mujeres; entre muchos otros temas.

En el programa, compartimos en particular las resonancias de las compañeras que escribieron en los últimos días en Zur: Lourdes Rodríguez (Empezar a hablar), que nos acompañó en el estudio, Lucía Surroca y Valentina Machado (El ocaso de los ídolos) y María Noel Sosa (El final del patriarcado).

Además, presentamos la canción Insumisas, de Vachi Gutiérrez y con las voces de Marita Escobar, Mané Pérez y Pao Larrama; un himno feminista para este tiempo de rebelión.

Les invitamos a escucharlas a todas ellas.