Fotogalería Huelga Feminista en Montevideo

Los brazos abiertos de las compañeras y compañeres. Sus miradas contenedoras y su escucha atenta. Retomar la palabra donde la dejó la otra, le otre, porque nos escuchamos, porque es importante lo que tenemos para decir, porque estamos irremediablemente conectades, en sintonía.
Mujeres que admiro sentadas a mi lado. Desconocidas dándome la bienvenida con un abrazo.

Apreciar lo mágico de este momento, repasando los detalles, los encuentros y causalidades que tuvieron que suceder para encontrarnos acá, hoy, ahora.
Vaciar las mochilas de culpas, de miedos y proyectar la magia que está aconteciendo.

Todo el rato el nudo en la garganta, las lágrimas contenidas a punto de brotar.
Ser con las otras, con les otres. Contagiarnos confianza, porque juntaes borramos siglos de autoboicot aprendido.

No cantar, porque… ufff… mi voz aún no es mía del todo, me cuesta tanto parirla. Pero verles a ustedes hacerlo, escucharles… Siento que tengo el corazón en las manos. Dudo que exista terapia más efectiva que un aquelarre de resurrección.
Escribir para no olvidar.

Sorprenderme sonriendo cada vez que me encuentro susurrando el hechizo: «Abortar la culpa. Gozar la trama.»
Qué así sea, siempre.

Texto escrito luego de la participación en la asamblea abierta:
«Por vidas dignas, libres y gozosas. Contra la precarización, rebeldía feminista» organizada por Minervas el 5 de marzo 2021