América Latina

Ecuador: violencia, narcos y militarización

15 enero, 2024

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Ecuador: violencia, narcos y militarización

Días atrás se viralizaron imágenes donde un grupo de personas armadas toman un canal de televisión en Guayaquil. En pocas horas el pánico y la narrativa narco se instalaron para justificar la declaratoria de “guerra interna”


Entre las versiones que circulan se dice que lo sucedido en el canal fue montado por el propio gobierno para sostener el Decreto de Conflicto Armado Interno (ver nota La Vaca), instalar la estrategia Bukele para el control de los grupos criminales en las cárceles y avanzar en una serie de medidas económicas (ver nota Desinformémonos), justificadas en la necesidad de mayores recursos para desplegar la guerra contra el narcotráfico (por ejemplo aumento del IVA del 12 al 15%). Antes la fuga de un capo narco, motines en cárceles y atentados. En cualquier caso, la situación es grave y está teñida por la opacidad que genera la dinámica del narcotráfico y su «guerra» (ver entrevista a Raquel Gutiérrez).

Compartimos una selección de notas, entrevistas y manifiestos sobre lo sucedido con el fin de ayudar a la comprensión y atar algunos cabos sueltos entre; cambios en las rutas del narcotráfico en el continente, crecimiento y diversificación de grupos criminales trasnacionales que se instalan alrededor de negocios legales e ilegales, descomposición política, económica y social, así como el aumento de la violencia y el terror a partir del levantamiento de 2019. 

La selección de textos estuvo a cargo de Victoria Furtado y Diego Castro


Guerra reaccionaria en Ecuador

Dawn Marie Paley en Ojalá.mx

Derechos civiles congelados. Soldados en las calles, toques de queda. Sujetos armados con el rostro cubierto controlando barrios y territorios. Paquetes de marihuana y cajas de dinero incautados y fotografiados por la policía. Oficiales del Departamento de Estado encorbatados y vestidos de traje, estrechando la mano de sus pares locales. 

En los últimos años, Ecuador ha empezado a experimentar una violencia que asemeja mucho la de los patrones establecidos hace 25 años en Colombia y hace más de 15 en México.

El discurso oficial busca instalar la idea que los máximos responsables de la violencia en Ecuador son hombres que trafican drogas, ahora llamados “terroristas” y enmascarados con apodos inolvidables, como el ‘Cuyuyuy’ y ‘El Ravioli’, y contra quienes el estado está interviniendo en beneficio de la ciudadanía. 

También se nos dice que la última fuga de la cárcel de un capo del narcotráfico fue la gota que derramó el vaso e hizo imprescindible la militarización. Hace recordar las famosas “fugas” de Joaquín ‘El Chapo’ Gúzman. La primera vez, escribe la periodista Anabel Hernández, salió en una canasta de lavandería con la cooperación de los guardias. La segunda, se fugó por un túnel al cual la prensa no pudo entrar ni investigar.

Tal y como cuestionamos el discurso oficial sobre políticas de austeridad, paquetazos, y medidas económicas en beneficio del extractivismo, es importante cuestionar el discurso oficial sobre la violencia y en particular, sobre la militarización. 

Desde México, la estrategía discursiva nos resulta muy parecida a la desplegada desde el estado después de la investidura de Felipe Calderón en diciembre del 2006. Sobre la guerra en México he escrito dos libros y, a la luz de este trabajo, quisiera proponer algunas claves desde las cuales abordar lo que hoy ocurre en Ecuador.

El discurso oficial produce confusión e intenta convencernos que los menos poderosos son los más violentos y, de esa manera, esconder el papel estructurante de los estados en la prohibición de sustancias y la subsecuente militarización de la vida pública.

 

Manifiesto de colectivas feministas contra la guerra

“Nos solidarizamos con Ecuador, país en el que de manera abrupta se ha intensificado la militarización y paramilitarización del conflicto social. Y les decimos a las personas de los barrios empobrecidos del país que hoy viven bajo fuegos cruzados, especialmente en la provincia afrodescendiente de Esmeraldas y en la provincia portuaria de Guayas, y a las personas encerradas en las prisiones del país: ¡No están solas, en toda la región muchas, muchas personas decimos en voz alta que sus vidas importan!

Denunciamos la declaración de guerra hecha por el gobierno del Ecuador, que ha desplegado a las fuerzas armadas en una acción bélica indiscriminada en todo el territorio nacional. Estas fuerzas están asediando barrios y prisiones como si se tratara de territorios poblados sólo por un enemigo armado tan difuso que termina siendo toda la población. Denunciamos que el gobierno del Ecuador está mandando al mundo el mensaje de que la vida de la población civil empobrecida y racializada importa menos que su demostración de mano dura e implacable”.

 

Alerta Ecuador: de la dolarización al narco estado

Sergio Ciancaglini en La Vaca

“Las escenas que vimos en televisión con esos supuestos narcos me parecieron algo armado, para distraer, mientras habría que ver qué está haciendo el gobierno debajo de la mesa con la economía. La pregunta es: ¿A quién le conviene un estado de guerra?”. Así lo planteó Avelina Rogel en diálogo con lavaca, anticipándose a lo que se denunció horas después: el ataque al canal habría sido un montaje organizado por el gobierno ecuatoriano para habilitar al presidente ultraderechista Daniel Noboa a decretar el estado de sitio. La mirada sobre la dolarización y la liberalización en Ecuador: inflación, empobrecimiento, vacío estatal, extractivismo, decadencia y los efectos sobre la vida cotidiana. 

 

El Estado se desvanece

Esteban de Gori en Revista Anfibia

Hace tiempo que los grupos criminales ecuatorianos enfrentan al Estado. Crecieron con la desinstitucionalización del aparato de seguridad y del sistema penitenciario, se fortalecieron con la posición estratégica de un país limítrofe con grandes productores de coca y un gran litoral marítimo y con una dolarización que les permite hacerse de billetes estadounidenses sin pisar suelo norteamericano. Hace dos días el conflicto se presentó con toda su crueldad y aun hoy permanece la sensación de que el poder del Estado se desvanece.

 

De la demolición institucional a la Doctrina del Shock

Pablo Dávalos en Desinformémonos

Hay que decirlo de forma clara y contundente, no hay ninguna guerra. Es pura invención del gobierno para salir de un impasse político generado por sus propios errores. Por supuesto que hay violencia de los grupos de delincuencia organizada, pero es una violencia funcional al poder y creada y sostenida desde el poder. El Decreto de Conflicto Armado Interno (Decreto Ejecutivo No. 111) que se emitió el 09-01-24, en realidad configura una estrategia que se inscribe de manera directa en la Doctrina del Shock como condición de posibilidad para el ajuste económico.

Si bien es cierto que el país experimentaba una ola de violencia que lo había convertido, en pocos meses, en uno de los países más violentos del mundo, también es cierto que tanto el gobierno de Guillermo Lasso cuanto el gobierno de Daniel Noboa, nunca hicieron nada por controlar la crisis de la seguridad ciudadana. A pesar de tener las posibilidades, los recursos humanos y financieros, y los marcos institucionales para controlar el creciente control de los grupos de delincuencia organizada sobre los territorios y ejercer violencia sobre los ciudadanos, en efecto, nunca hicieron el más mínimo intento por detener esa violencia.

¿Por qué el gobierno de Guillermo Lasso (2021-2023), dejó que los grupos de delincuencia organizada se consoliden y amplíen su control sobre los territorios? ¿Por qué resignó no solo territorios sino incluso políticas públicas en beneficio de los grupos de delincuencia organizada? ¿Por qué sometió a la sociedad a un intensivo programa de austeridad fiscal cuando sabía que el recorte y eliminación de programas sociales iban a favorecer directamente a los grupos de delincuencia organizada?

Hay algunos elementos que avalan y confirman la presencia del narco-Estado o de lumpen-acumulación en el gobierno de Guillermo Lasso. Uno de esos elementos está en la ley que Lasso envió a la Asamblea Nacional el 28 de octubre del año 2021 y que fue aprobada un mes después con votos, curiosamente, del movimiento progresista Revolución Ciudadana. Se trata de la Ley Orgánica para el Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal tras la Pandemia Covid-19. Esta ley contiene, en su segundo capítulo, los mecanismos para la regularización de activos en el exterior que permite el blanqueo y lavado de capitales (Régimen impositivo voluntario, único y temporal, para la regularización de activos en el exterior). Esta ley, no solo que permitía el lavado y blanqueo, sino que, además, les permitía a esos capitales participar en los procesos de privatización que el gobierno de Lasso tenía pensado llevar adelante.

La promulgación de esa ley por parte de Guillermo Lasso sancionó algo que, en la sociedad, empezaba a convertirse en una certeza: la convergencia entre el poder político y el crimen organizado y el narcotráfico para permitirles la utilización del sistema monetario de dolarización, para el lavado de dinero…

 

“La opacidad es una estrategia de contrainsurgencia”. Entrevista a Raquel Gutiérrez.

Ana María Morales para Laboratorio: espacio de investigación feminista

En la entrevista realizada en mayo de 2023 Ana María y Raquel buscan pistas para comprender lo que sucede en Ecuador a partir de la experiencia mexicana. “Desde el 2021, se han reportado alrededor de 500 asesinatos en cárceles y, a la par, cada día aumenta la cantidad de homicidios, sobre todo en barrios periféricos de ciudades costeras como Esmeraldas y Guayaquil. La narrativa oficial justifica una guerra a partir de la guerra contra el narcotráfico cuando sabemos que son los territorios más empobrecidos y periféricos los que están siendo afectados y, son principalmente los adolescentes racializados quienes están siendo armados y asesinados. Sentimos que Ecuador se desmembra por una guerra que avanza, que expulsa y que a la par convive con una migración forzada por el neoliberalismo y el hambre”.

La opacidad es un rasgo distintivo del modo en que opera en las sociedades latinoamericanas la “guerra contra el narcotráfico” que es comprendida desde hace varios años en México como una guerra contra los pueblos a partir de los aportes de Dawn Paley quien sostiene que dicha opacidad es la que desestructura la comprensión de lo que sucede. Para conocer el trabajo de Dawn pueden revisar esta entrevista en zur.uy, seguir sus notas en ojala.mx  o leer su libro “Guerra neoliberal…”

Eriza la piel leer la conexión entre procesos políticos de movilización social y escalada de la violencia “narco”. Las colegas encuentran una reiteración entre Ecuador y México, ambas se producen luego de intensas luchas sociales, en 2019 con el levantamiento en Ecuador y en 2006 en México.

 

Los Lobos extraen oro de 20 minas bajo su control en Azuay

Informe de Código Vidrio, Vistazo (Ecuador) y Ojo Público (Perú)

Los grupos criminales que inicialmente crecieron por sus servicios para los carteles del narcotráfico en Ecuador han diversificado rápidamente su portafolio de actividades. Los Lobos, la banda de mayor expansión los últimos años, ha extendido sus operaciones a la explotación de oro ilegal por su facilidad para el lavado de activos. 

Como parte de un alianza periodística, integrada por Código Vidrio, Vistazo y OjoPúblico, de Perú, accedimos a una docena de informes clasificados del sistema de inteligencia nacional y expedientes judiciales, que ayudan a conocer, por primera vez, la magnitud de la influencia y operaciones en la minería ilegal de una de las bandas criminales más violentas del país. Esta organización criminal explota directamente 20 minas de oro, extorsiona a empresas que tienen concesiones en 30 minas más y controla a 40 grupos de mineros ilegales. Estas actividades criminales les dejan a Los Lobos ganancias estimadas en 3,6 millones de dólares por mes.

Reportes oficiales sugieren que El Tren de Aragua también operaría como aliado de esa megabanda en estas zonas en actividades logísticas. Los documentos del caso Metástasis, alrededor del narcotraficante Leandro Norero, que fingió su muerte por Covid-19 en Perú, también alertan las conexiones políticas, los métodos del lavado y el financiamiento de estas bandas en la minería. Norero era financista de Los Lobos. En su domicilio tenía 43 lingotes de oro.