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El crimen nunca es perfecto

21 mayo, 2024

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El crimen nunca es perfecto

1. Ya nadie podrá negar que la crisis actual es económica, es ambiental, climática, sanitaria, educativa, psíquica, bélica, de género, de violencias y estrés generalizado. Miles de evacuados por inundaciones, cinco asesinatos en un día, dos suicidios por día, mujeres que emergen en partes en bolsas negras en arroyos y aljibes.

2. La ultraderecha está en movilización total en defensa de lo existente porque tiene miedo. Sabe que esto no puede durar. Ante la angustia de esta crisis difusa para la que aún no tenemos palabras, la derecha apela a la negación. “Estamos bien. Somos el éxito, vamos en favor del viento del éxito todo es mercancía”. “No hay crisis climática, no hay violencia contra las mujeres, no hay desigualdades, no hay pasado que revisar, hay estados subjetivos y biográficos. Hay mercado, hay la ley del más fuerte, hay solamente yos dispersos”.

3. Las transformaciones personales y colectivas que nos requiere este momento son muy profundas: declinar el ego, estar receptivas pero no ingenuas, cuestionar con memoria histórica nuestros hábitos, costumbres, nuestros modos de trabajar, de consumir, de amar.

4. Lo que sabemos de antemano es que la vida será menos inhumana en la medida en que la capacidad de pensar y de actuar sea mayor singular y colectivamente.

5. Leo en un libro de Stuart Hall que en 2002 le preguntaron a Margaret Thatcher cuál había sido su mayor logro político. Respondió sin dudar: «Tony Blair y el nuevo laborismo. Obligamos a nuestros rivales a cambiar sus posiciones«. Con él nos preguntamos ¿por qué la izquierda quedó paralizada y sumida en una crisis de relatos y visiones de futuro?

6. El lema de los huelguistas minero en la Inglaterra de Thatcher era: “cierras un pozo, matas una comunidad”. Tenemos tres plantas de pasta de celulosa, un tren y varias rutas que gritan en silencio eso mismo: pones un emprendimiento extractivista, matas una comunidad. “Nos trajeron el progreso envenenado, dejamos de ser una comunidad” concluyó un taxista en Paso de los Toros después de contarme con dolor pinceladas de la degradación de su cuidad. Miles de kilómetros al norte, en Chile, una campesina devenida en asalariada del agronegocio concluyó hace poco en una entrevista: “no sé cómo, pero dejamos de pensar lo propio para pensar lo ajeno”.

7. No hay revolución sin trabajo sobre el/la extractivista que llevamos dentro (nuestro pequeño fascista). Y aún así, nada nos da certezas, pero, sabemos que si otros mundos posibles laten entre nosotros es porque tenemos la capacidad de relacionarnos distinto con lo semejante, incluida la que nunca dejamos de ser: pura naturaleza. Hay una metáfora muy bonita que usa Deleuze para hablar de esto mismo cuando se pregunta ¿hasta dónde va la acción de una semilla?
“(…) La semilla posee un límite. ¿Pero un límite de qué? Al menos no de figura. Una semilla posee efectivamente un contorno, pero no es esa la cuestión. Puedo efectivamente seguir su contorno con mi dedo, ¿pero qué habría captado de la semilla? (…) Luego aprendo que una semilla perdida en un muro es capaz de hacerlo saltar. ¡Ah, el grano de girasol hace saltar mi muro! ¡Una cosa que tenía un contorno tan pequeño! (…) El límite de algo es el límite de su acción, y no el contorno de su figura (…) La cosa no tiene otro límite que el de su potencia o su acción. La cosa es entonces potencia y no forma. El bosque no se define por una forma, se define por una potencia: potencia de hacer proliferar árboles hasta el momento en que ya no puede más. De allí que la pregunta que tengo que hacerle al bosque no es: “¿Cuál es tu figura y cuáles tus contornos?”. La única pregunta por hacer al bosque es: “¿Cuál es tu potencia?”. Es decir: “¿Hasta dónde irás?” (Deleuze, 2003, p. 190)

8. Sabemos de la bajeza de hablar por los otros y de lo que es peor, hablar por la pasividad de los otros. Como dice un amigo, no queremos ser como esos intelectuales que parecen gozar de ser escribanos de la barbarie, escribas del deterioro neoliberal. Cuando mi amigo lo dijo, se me vino una imagen que ahora siempre me acompaña la cita: un hombre intelectual mirando el mar en un departamento de Punta Carretas mientras se derrite su hielo en el whisky y hace una pausa en la lectura de algún nuevo libro lúcido sobre la miseria del mundo.

9. Me gustaría decirle que no es preciso leer tanto, que con tomarse de destino a destino el 306 en Montevideo alcanza. Qué el tema sigue siendo; ¿qué hacer con lo que tenemos? y sobre todo ¿cómo hacer para expandir los modos que sabemos nos hacen bien? ¿cómo hacer para despertar de las pantallas?

10. No es que no sea necesario ver la barbarie. Pero el momento nos exige un poco más: lograr politizar los malestares que tan bien recoge la derecha en proyectos compartidos de futuro. Y existen por todas partes experimentaciones. Por lo pronto en un rato nos encontraremos, nos emocionaremos, y a pesar de la indignación estaremos serenos al sabernos cómplices de una verdad innegable: ningún crimen es perfecto. Seguimos soñando.


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