Uruguay

La juventud y la revolución

21 abril, 2019

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Zur

La juventud y la revolución


Un nuevo extracto de la entrevista realizada por Victor Lavagna para la revista Crisis de Buenos Aires es la quinta entrega del especial de Zur a 30 años de la muerte de Raúl “Bebe” Sendic. La selección de textos está a cargo de Jorge Zabalza.


– ¿Coincidiría usted con aquellos que afirman que la juventud del Cono Sur latinoamericano ha perdido la utopía del cambio profundo de la sociedad?

En cuanto a la vocación revolucionaria de la juventud hay una nueva valoración. Es cierto que aquella mística de veinte años atrás ha sido sustituida por una visión más realista, que surge de los defectos y errores que se dieron en los países donde se aplicó el socialismo. Ahora la juventud tiene una actitud más terrenal sobre lo que el socialismo le puede traer a una sociedad. En ese sentido yo diría que es cierto, que la juventud europea ha perdido mística e impulso revolucionario y que ese fenómeno se ha trasladado a los países del Tercer Mundo. Es claro que las mentalidades son distintas en nuestros países que en Europa, ya que aquí hay mucho más para ganar en una revolución, que en un país desarrollado como los europeos.

-Pero, en concreto, en Argentina y Uruguay, por ejemplo ¿la juventud ya no quiere cambiar las estructuras?, ¿ya no reacciona ante las injusticias?

Yo no creo que la juventud haya perdido el idealismo, ni el concepto de justicia social. Por el contrario, yo creo que está tan combativa como antes y eso se ve en las luchas por los derechos humanos.

-De todos modos es una realidad comprobable que la juventud no se moviliza en la medida que lo hacía en la década de los 70…

Es que lo que se dio en esos años fue un intento, yo diría prematuro, de cambiar la sociedad. Ese intento no fue exitoso y entonces el fracaso trajo una especie de reflujo en materia revolucionaria, reflujo que se nota más en Argentina que en Uruguay, debido a que la represión fue tremenda y eso dejó sus huellas en la gente.

-¿Acaso el elemento psicológico predominante en esta época y a su vez diferenciador con el pasado sería el miedo?

Tal vez. Tampoco hay que olvidar todo un trabajo de propaganda en contra de la posibilidad del cambio violento. En Argentina se implementó mucho la teoría de los dos terrorismos, tratando de emparejar la violencia de la represión con el conato de cambio social a través de medios no convencionales, como fue el de la juventud de esos años. De esa equiparación surge la idea de que la violencia que se ejerció en beneficio del pueblo sería igual a la injusta y deshumana de la represión y, además, aquella violencia con sentido revolucionario aparece como la causante de haber creado las condiciones para que apareciera la represión.

-En términos morales resulta casi innecesario abundar acerca del horror padecido en Argentina y en Uruguay. Pero en términos políticos, ¿cómo podría caracterizarse esa represión indiscriminada?

Lo que hubo aquí fue el traslado exitoso de experiencias que se realizaron en otros lados, por ejemplo, Indonesia, donde hubo una gran masacre de revolucionarios. En Uruguay y en Argentina se dijo que el golpe militar y la represión eran en respuesta a la guerrilla, pero ¿cómo se explica entonces lo sucedido en Chile, donde había un gobierno legal, o lo que pasó en Brasil, donde también un gobierno constitucional es reemplazado por una dictadura militar? Por eso la visión global es que la decisión de los golpes militares estaba siendo tomada independientemente de la existencia o no de la guerrilla.

 Tomado de “Raúl Sendic el tupamaro, su pensamiento revolucionario” de Jorge Zabalza (2010, Letraeñe Ediciones)

Foto: @solarraulsendic