Uruguay

Las pandemias de nuestros ríos | Especial Día Mundial del Agua #5

25 marzo, 2021

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Agustina Grenno

Las pandemias de nuestros ríos | Especial Día Mundial del Agua #5

En la última entrega de este especial por el Día Mundial del Agua, compartimos la intervención de la Asamblea por el Agua del Río Santa Lucía en la charla que organizó la Comisión Nacional en Defensa del Agua y la Vida el pasado lunes 23 de marzo.


Desde la Asamblea por el Agua del Río Santa Lucía estamos convencidos de poner foco en la defensa del agua desde su estado primario en los diferentes ecosistemas, cañadas, arroyos, humedales, lagunas, montes nativos, ríos y sus cuencas como un ser vivo a cuidar y trabajar para mejorar sus dolencias y padecimientos. ¡Vaya pandemia que están sufriendo las cuencas de nuestros ríos hace décadas!

En los diferentes gobiernos que hemos tenido no vimos una preocupación seria ni medidas reales para mitigar los daños, solo escuchamos desde el discurso mención al tema con acciones intrascendentes. Sí vemos como se promueven, con total soltura y desparpajo, proyectos “salvadores” engañosos, como el de potabilizar agua con ultrasonido o aquellos que conciben al agua como recurso infinito. Por otra parte, el proyecto de potabilizar agua del Río de la Plata implicaría un enorme esfuerzo económico y tecnológico, ya que su contaminación es muy elevada, pues arrastra toda la problemática de los ríos Paraná y, en especial, Uruguay. Este último recibe, a su vez, las aguas del río Negro, con un presente muy complicado y un futuro que será aun peor cuando se instale una de las pasteras más grandes del mundo.

Las cianobacterias, presentes desde hace años, vinieron para quedarse. En 2019 hubo más de 500 kilómetros de costa de floraciones sobre el Río de la Plata y el océano Altántico, con los riesgos sanitarios, afectación de la calidad del agua y pérdidas económicas que esto implica. En este contexto, el proyecto de potabilizar agua del Río de la Plata implica una gran inversión que pagaría toda la sociedad, además de tercerizar en privados la gestión del agua, algo expresamente prohibido por la constitución. También significaría despreocuparse del cuidado de la cuenca del Santa Lucía y de revertir su alto nivel de contaminación.

Tampoco vemos en la agenda de los partidos políticos de gobierno y oposición una limitante al modelo agro-productivo, que todos los estudios científicos muestran como principal responsable de esa contaminación. No solo no se lo limita sino que se lo estimula, ya que al maíz y soja transgénicos se agregan nuevos cultivos, como el algodón transgénico en proceso de aprobación. Asimismo, la aplicación de la ley de riego -votada por el Frente Amplio, el Partido Nacional y el Partido Colorado- muestra que su objetivo fue promover las inversiones del capital especulativo en el agua, mercantilizándola y dejándola en manos de empresas con sedes en paraísos fiscales.

En este marco, nos preguntamos qué pasará en el futuro con la cuenca del río Santa Lucía, siendo que como único proveedor no tuvo ni el trato ni el cuidado que merece. ¿Qué pasaría si existiera un plan b como fuente de extracción de agua? ¿Qué trato recibiría el Santa Lucía de aquí en más?

Mientras tanto, más de lo mismo: el modelo productivo castiga a la cuenca con toda su fuerza. El plan de ordenamiento territorial departamental hizo poco o nada para alejar los cultivos de soja de la cuenca. Las areneras se han incrementado (algunas para la construcción del tren de UPM,) así como el desmonte, el avance de las especies exóticas y el poco o nulo respeto de las zonas buffer. Todo esto contribuye a agravar los episodios de sequías e inundaciones con características bien diferentes a las que tenían cuando ocurrían décadas atrás. La creciente del año 2019 costó dos vidas en Santa Lucía. Tuvo además innumerables costos en la vida de las personas que habitan en pueblos a orillas del río de los que el estado no se hizo cargo: afectación de la salud física y mental, destrozos en las viviendas y mobiliario, pérdida de días de trabajo, entre otros. Seguir promoviendo este modelo es seguir privatizando las ganancias y socializandos las pérdidas. Y es también una forma de privatización del agua.

El impacto que ya está teniendo en la vida de la población la segunda planta de UPM, que vulnera los derechos de las personas que viven sobre el trazado de la nueva vía, da cuenta de esto. Los contratos abusivos de las plantas de celulosa son criticados por los partidos cuando son oposición, pero cuando son gobierno son serviles a las empresas, permitiendo el saqueo descarado y la intromisión en la educación, entre una cantidad de aspectos negativos para nuestra sociedad. El Frente Amplio fue crítico de la primera planta de UPM, pero cuando fue gobierno se le terminaron las críticas. El actual presidente fue crítico con el contrato abusivode UPM 2, pero cuando asumió el gobierno pudo cambiarlo y no lo hizo.

No se ha citado a las comisiones de cuenca, algo que es obligatorio hacer dos veces al año. El año pasado no hubo comisión de cuenca del Río Santa Lucía ni tantas otras, y en lo que va de este año tampoco. Estas comisiones son fundamentales como ámbito de participación ciudadana y de acceso a la información, más allá de que deberían tener carácter vinculante para garantizar una participación efectiva como establece la ley. Proyectos como el Arazatí, de extracción de agua del río de la Plata, tampoco pasaron por estas comisiones, lo que viola la constitución y la ley.

Estamos convencidos de que el cuidado de un río y toda su cuenca está en estrecha relación con el desarrollo cultural de las comunidades, concientizando a sus habitantes. El desarrollo social debe estar ligado al cuidado y preservación de nuestros ecosistemas, para que se garantice a las futuras generaciones el pleno disfrute de los bienes comunes naturales.

¿Cómo podemos cambiar esta realidad? Desde la academia se hacen recomendaciones y proyecciones sobre cómo mitigar y revertir la situación actual. Se sabe cuál es el camino, aun hay posibilidades. Las autoridades deben actuar con criterios menos economicistas y extractivistas, y más basados en la evidencia científica.

Desde la Asamblea por el Agua del Río Santa Lucía entendemos fundamental trabajar desde la educación de nuestros niños y niñas, articulando con docentes y la sociedad toda, sensibilizando sobre el tema. Informar y comprender en profundidad una problemática es la única manera de cambiar un presente muy complicado.